De joven fui admirador de Andalucía y su ideal vegetativo, como lo teorizó Ortega en un gran ensayo suyo, ahora ya no me hace ninguna gracia, menos aún Cádiz que, como son los más graciosos tienen un 47% de parados, supongo que para darles tiempo de componer chirigotas. Nadie más partidario que yo de una cultura dedicada al ocio, de repartir el trabajo para que todos trabajemos menos horas y de dejar el esfuerzo a las máquinas. Pero, igual que se deben repartir los tiempos, se deben repartir los espacios, y no es solidario que unas regiones se dediquen al ocio y otras al trabajo: han de ser todas iguales, como le gusta a la señora Díaz.