sargentocubata
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Pues sí hamijos, Andalucía es diferente y nuestra Junta se empeña en hacerlo ver, mal que nos pese a muchos. Con todo, como andaluz que soy, me debo a nuestra idiosincrasia y me dispongo a tratar de aprovechar la coyuntura, para lo que necesito de vuestro consejo.
Nuestro actual gobierno de la Junta de Andalucía, en un nuevo ejercicio de lucidez, acaba de tener una idea. Sí señores, en pleno azote de la crisis, tras mantener nuestros gerifaltes numerosas reuniones y haber reflexionado concienzudamente, han alcanzado a concluir que es una prioridad absoluta conceder un nuevo impulso al progreso que vienen ejerciendo en nuestra tierra desde hace más de 32 años, a lo largo de ocho legislaturas autonómicas, y seis presidentes distintos.
Resulta, por si aún no lo habéis leído, que esas mentes privilegiadas que nos gobiernan han aprobado un nuevo Decreto, por el que se compensará con 1.800 euros a todas las mujeres de la Comunidad (esta vez, a los hombres que nos den por culo) que desde el estallido de la guerra civil en 1936 hasta los primeros años de la dictadura en 1950, puedan acreditar por distintos procedimientos haber sido víctimas de vejaciones por el franquismo.
Y, para ello sí, el Gobierno andaluz dispone de un presupuesto sin tope, con el que reparar moralmente el daño y las humillaciones que sufrieron, tales como el rapado, la ingesta de aceite de ricino y la exposición al escarnio público. En esas, dada la inexistencia de documentos que acrediten lo ocurrido, las mujeres represaliadas podrán presentar cualquier prueba admitida en Derecho, incluidos testimonios de terceros y declaraciones juradas.
. . .
Pues bien, como ya os podéis imaginar, pretento beneficiarme de esa posibilidad, a través de una vecina/vieja que vivió aquéllos tiempos y está bastante majara. Vive sola, y siempre me detiene para contarme las cosas más inusitadas que os podáis imaginar. En una de esas conversasiones surrealistas, me contó que tiene la dentadura tan mala porque de joven
los médicos la obligaron a tomar mucho aceite de ricino como purgante, ya que tenía enormes problemas para cagar.
Y de ahí surgió la idea, convencerla para que ella, junto a las amigas con quienes comparte la tarde de los viernes, echando unas partiditas de cartas, reclamen esa compensación, falseando la realidad.
Pero cómo hacerlo, cómo persuadir a esas tiernas y santorras para que tomen la palabra de Dios en vano y pequen haciendo ver lo que no es real.
¿Les propongo un bukakke?... ¿las chantajeo?... ¿las soborno?.
Obviamente, yo me ocuparía de gestionar todas las reclamaciones a la Junta de Andalucía, para posteriormente repartir con ellas las ganancias. Además de ello, buscaría las pruebas necesarias, tuneando fotos, aportando declaraciones de personas fallecidas, etc. No
sé qué hacer, por dónde comenzar, y necesito de vuestra ayuda para escojer la mejor opción, e ir recopilando material probatorio.
Por ello, tú que me estás leyendo, y eres tacogüenajente, te solicito encarecidamente que no conviertas este tema en el enésimo hilo de odio entre regiones. Aparta el insulto fácil, deja las pollas longevas y los coños decrépitos para otro momento.
Ayúdame, proporcióname ideas, y déjame cualquier material gráfico que pueda servirme para mi noble propósito.
No me jodas, y te recompensaré por ello, hamijo mio.
.
Nuestro actual gobierno de la Junta de Andalucía, en un nuevo ejercicio de lucidez, acaba de tener una idea. Sí señores, en pleno azote de la crisis, tras mantener nuestros gerifaltes numerosas reuniones y haber reflexionado concienzudamente, han alcanzado a concluir que es una prioridad absoluta conceder un nuevo impulso al progreso que vienen ejerciendo en nuestra tierra desde hace más de 32 años, a lo largo de ocho legislaturas autonómicas, y seis presidentes distintos.
Y, para ello sí, el Gobierno andaluz dispone de un presupuesto sin tope, con el que reparar moralmente el daño y las humillaciones que sufrieron, tales como el rapado, la ingesta de aceite de ricino y la exposición al escarnio público. En esas, dada la inexistencia de documentos que acrediten lo ocurrido, las mujeres represaliadas podrán presentar cualquier prueba admitida en Derecho, incluidos testimonios de terceros y declaraciones juradas.
Pues bien, como ya os podéis imaginar, pretento beneficiarme de esa posibilidad, a través de una vecina/vieja que vivió aquéllos tiempos y está bastante majara. Vive sola, y siempre me detiene para contarme las cosas más inusitadas que os podáis imaginar. En una de esas conversasiones surrealistas, me contó que tiene la dentadura tan mala porque de joven
los médicos la obligaron a tomar mucho aceite de ricino como purgante, ya que tenía enormes problemas para cagar.
Pero cómo hacerlo, cómo persuadir a esas tiernas y santorras para que tomen la palabra de Dios en vano y pequen haciendo ver lo que no es real.
¿Les propongo un bukakke?... ¿las chantajeo?... ¿las soborno?.
Obviamente, yo me ocuparía de gestionar todas las reclamaciones a la Junta de Andalucía, para posteriormente repartir con ellas las ganancias. Además de ello, buscaría las pruebas necesarias, tuneando fotos, aportando declaraciones de personas fallecidas, etc. No
sé qué hacer, por dónde comenzar, y necesito de vuestra ayuda para escojer la mejor opción, e ir recopilando material probatorio.
Por ello, tú que me estás leyendo, y eres tacogüenajente, te solicito encarecidamente que no conviertas este tema en el enésimo hilo de odio entre regiones. Aparta el insulto fácil, deja las pollas longevas y los coños decrépitos para otro momento.
Ayúdame, proporcióname ideas, y déjame cualquier material gráfico que pueda servirme para mi noble propósito.
No me jodas, y te recompensaré por ello, hamijo mio.
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