P
pulga
Guest
Así es el mundo: unos triunfan y se enriquecen.
Otros pringan y se van a morir a su pueblo, a un rincón de España, bajo una cruz y a la vera del bisabuelo Benito o Victoriano.
Así ha sido siempre excepto para los héroes, los santos y los poetas, tres especies antiguas desaparecidas hace casi cien años.
Tres entidades guiadas por la compasión.
Pero la compasión también se ha muerto.
O en todo caso, ha sido sustituida por la solidaridad, que es algo más pagano y más moderno y también más inofensivo y menos arriesgado.
La solidaridad tontea con el poder y la política porque no es ciega; la compasión es intolerablemente desatenta y le importan una mierda los poderes de los hombres, por eso ya se ha muerto.
Hace cincuenta años los españoles pasaban hambre de garbanzos, ahora la tienen distinta, pero seguimos con el hambre, hambre popular y peligrosa.
En España, la gente cuando se va a dormir, en su piso de setenta metros cuadrados de barriada infame, con una exigua galería donde se airea un jamón navidul, reza más o menos lo siguiente: "Somos jodidamente pobres, pero no tan jodidamente tontos como pobres".
Otros pringan y se van a morir a su pueblo, a un rincón de España, bajo una cruz y a la vera del bisabuelo Benito o Victoriano.
Así ha sido siempre excepto para los héroes, los santos y los poetas, tres especies antiguas desaparecidas hace casi cien años.
Tres entidades guiadas por la compasión.
Pero la compasión también se ha muerto.
O en todo caso, ha sido sustituida por la solidaridad, que es algo más pagano y más moderno y también más inofensivo y menos arriesgado.
La solidaridad tontea con el poder y la política porque no es ciega; la compasión es intolerablemente desatenta y le importan una mierda los poderes de los hombres, por eso ya se ha muerto.
Hace cincuenta años los españoles pasaban hambre de garbanzos, ahora la tienen distinta, pero seguimos con el hambre, hambre popular y peligrosa.
En España, la gente cuando se va a dormir, en su piso de setenta metros cuadrados de barriada infame, con una exigua galería donde se airea un jamón navidul, reza más o menos lo siguiente: "Somos jodidamente pobres, pero no tan jodidamente tontos como pobres".