De vuelta... y con ganas de volver!!! 5/8
Australia - 25 Julio/ 22 Agosto 2008 (quinta parte)
Ciudades y sus perímetros hasta unos 300 km como siguen:
Mail 2: Perth + (Fremantle, parque Cohunu, desierto Pinnacles, lago Thetis, Cervantes)
Mail 3: Adelaide + (Kangaroo Island)
Mail 4: Melbourne + (Great Ocean Road, Phillip Island)
----> Mail 5: Sydney + (Blue Mountains)
Mail 6: Yulara + (Uluru, Kata Tjutas)
Mail 7: Cairns + (Daintree River, Cape Tribulation, Port Douglas, Great Reef Barrier, Kuranda)
Mail 8: Darwin + (Ubirr, Jabiru, South Alligator River, Nourlangie, Yellow River en el P.N. del Kakadu; Katherine Gorges y Edith Falls en P.N. Nitmiluk; y Termite Mounts y Florence Falls en P.N. Litchfield)
Sydney: La capital de Australia, indudablemente, aunque se hayan inventado lo de Canberra. Solamente con echar un vistazo desde la ventanilla del avión en la aproximación al aeropuerto, la imagen de los rascacielos del CBD, el imponente Harbour Bridge, la preciosa Opera House, la bulliciosa Darling Harbour, etc, etc... en ese sinfín de bahías que la dibujan extendiéndose hasta el horizonte; te indican que la cuarta parte de australianos no residen aquí por casualidad...
Es aquí donde la presencia guiri, que ya se comenzó a hacer palpable en Melbourne con las mareas de japoneses de un lado para otro, tiene un peso específico que en las otras zonas no se hacía tan evidente. Lo dicho: japoneses y norteamericanos en un 80%, y después: chinos, italianos, franceses... y algún que otro español, invaden las atracciones, embarcaderos, arcades, zonas comerciales, restaurantes, etc... Gracias a la previsión, la opción contratada por internet del vehículo de alquiler en cada destino, unida al imprescindible navegador, hizo mas digerible esta avalancha.
Para empezar, llegamos pasado mediodía y después del apresurado check-in en el hotel, nos fuimos corriendo a la Darling Harbour ya que los horarios del Aquarium y el Wildlife se extienden mas allá de las malditas 5 de la tarde. El Discovery Pass combina 3 atracciones que incluyen la torre de TV, no necesariamente el mismo dia, así que iniciamos el periplo en Wildlife, prescindible para los que ya llevábamos unos cuantos zoos encima (y los que quedaban!), pero no deja de ser sorprendente y variopinto. En la puerta de al lado, entramos en el archiconocido Aquarium, que, pese a los años en el candelero, es de lo mejorcito que hemos visto, con permiso de los novedosos en Barcelona y Valencia, ya que es un continuo de enormes acuarios, para finalizar en el enorme ventanal que nos dejó casi una hora observando las evoluciones de la fauna. Ni que decir tiene que en todo el paseo fuimos cautivados por los juguetones platypus (ornitorrincos), el enorme cocodrilo del tipo saltwater, que parece esperar al típico turista despistado cayendo por sus dominios, las focas y leones de mar en la zona anexa, las distintas variedades de tiburones pululando al lado, sobre, bajo nuestro; así como la rareza del caballito de mar foliado, mimetizado perfectamente con su entorno vegetal submarino. Visita imprescindible y repetible.
La zona de embarcaderos de la Darling Harbour se reveló como una enorme zona de ocio nocturno con sus restaurantes-bares-discotecas, en este orden, según la hora de la noche que pases.
Las visitas continuaron al dia siguiente con la inevitable Opera House, prodigio de la arquitectura que cautiva con sus mas de treinta años encima, y que fue objetivo fotográfico permanente en todos los días que estuvimos. Con unos precios muy elevados en las actuaciones, optamos por la visita guiada, bastante raquítica, por cierto, en la cual se nos vedó el acceso a la ópera y nos tuvimos que contentar con observar, que no fotografiar, la sala de conciertos. El paseo por los aledaños que forman parte del conjunto, con el Harbour Bridge de fondo, son espectaculares, y te hacen pensar satisfactoriamente en lo lejos que has conseguido llegar en estas vacaciones...
Una inesperada tormenta nos hizo bajar a la zona de restauración, donde aprovechamos la hora de comer con una aceptable mariscada en un entorno escénico insuperable. El Sightseeing Bus nos fué depositando en otros entornos de la agenda guiri, como fueron la Sydney Tower, cuyas magníficas vistas quedan un poco ensombrecidas por la maraña de rascacielos que ocultan las siluetas de la Opera House y el Harbour Bridge desde las alturas, pero como ya estaban bastante fotografiados, no se le da mayor importancia; la imponente catedral de St. Mary; la zona no pateada de la Darling Harbour, con el Australian National Maritime Museum (otro submarino al bote + el destructor varado tipo barca-chanquete); el emblemático monorrail para dar una vueltecilla por las alturas y las zonas peatonales del CBD, con todo tipo de comercios...
Ya con el vehículo de alquiler, flanqueamos el Harbour Bridge, buscando el mejor observatorio fotográfico, hallándolo en la consabida Mrs Macquaries Chair (aprovechad, antes que cobren por tirar fotos!!!!), dimos algunas vueltas por el ambiente de The Rocks, y, aunque era nuestra intención, tuvimos que desistir en nuestra intención de hacer la Harbour Bridge Climb, ya que el tiempo frío, lluvioso y cambiante se tornaba helado, tormentoso, aguacero-so y congelador en las alturas de la estructura del puente. Observamos varias cordadas atrapadas por las inclemencias del tiempo, que permanecían quietos durante mucho tiempo, barajando retornar o continuar (algunos volvieron atrás) y es que hay cosas que se pueden hacer, pero es recomendable la primavera o verano para no padecer, y volvemos al precio desorbitado del padecimiento.
Los días en Sydney se completaron con la excursión siguiente y los consabidos cruceros (cómo no!) a la bahía... Uno durante la mañana-tarde que la recorre en régimen hop-on hop-off con Matilda Cruises y otro nocturno con cena y música en vivo con Sydney 2000 que variaba precio según la altura y composición. La opción mas cara (Skydeck) no fué la correcta, ya que los precios (insisto) desorbitados escogidos por el sistema un-dia-es-un-dia, dejaron nuestra cubierta con sólo 4 parejas, mientras que la inferior, con un nivel semejante, gozaba de una saludable juerga sin apretones ni disturbios; que en el último nivel era del tipo fiestas de barrio con vaquillas...No por ser más caro, tiene porqué ser mejor...
Para disfrutar totalmente de esta magnífica ciudad, está claro que hay que venir otra vez en su verano, para complementarlo. Las playas y la vida en mangas de camisa tienen que ser fantásticas...
Featherdale Park: Enésimo zoo en nuestra ruta de fauna y flora australiana, con la agradable novedad de la interacción con los kangaroos y emús.
Así como aquí los koalas son sólo para mirar y hacerte unas fotos con ellos, los kangaroos y emús campan a sus anchas, una vez pasadas unas barreras para evitar encontrártelos en la taquilla.
Así pues, salvo unas zonas reservadas para ellos, te los puedes encontrar por todas partes, mezclarte con ellos, sentarte a su lado, tocarlos, acariciarlos, en fin... recomendable experiencia que complementa la pasada de Perth. También cuenta con dingos, echidnas, cocodrilos, pingüinos fairy, wombats, casuarios, etc, etc... que nos dan un mapa muy completo de la fauna australiana.
Blue Mountains: Muy cerca de la capital, a cosa de una hora de coche, nos encontramos una combinación de naturaleza y medios aéreos (cabina teleférica, mini-tren, vagonetas, etc...) que permiten la contemplación de las insólitas cumbres (Three Sisters) por los paseos boscosos, entre la exhuberante vegetación de unas antiguas zonas mineras...
Las zonas de restauración, souvenirs, etc. se complementan para disfrutar de una tranquila jornada de paseo, aunque la rigurosidad del clima hivernal en las montañas, lo hacen más propicio para una época estival... El ticket combinado permite la utilización de todos los medios de transporte con grandes superficies acristaladas, incluyendo los suelos, así como la bajada casi en vertical de la montaña en uno de ellos. Vuelta a Sydney con la calefacción a tope y nueva tanda de fotografía nocturna de su skyline...
Mail 6/8: Uluru + Kata Tjuta