la Milios Forma
Forero del todo a cien
- Registro
- 26 Sep 2012
- Mensajes
- 239
- Reacciones
- 0
Era por no extenderme tanto, pero ahora me pongo a explicar cada punto y te lo mando por MP. Un bechi.
Siga el video a continuación para ver cómo instalar nuestro sitio como una aplicación web en su pantalla de inicio.
Nota: Esta función puede no estar disponible en algunos navegadores.
la Milios Forma rebuznó:Era por no extenderme tanto, pero ahora me pongo a explicar cada punto y te lo mando por MP. Un bechi.
Nueces rebuznó:Abusas bastante del adjetivo y no lo acompañas de ninguna explicación. Acepto tu subjetividad pero este es un foro serio de cinéfilos, por lo que agradecería una exposición con más contenido. Te pongo un PA en FA.
A mí Linklater no me dice nada; sus películas son aceptables pero nunca llegan a sobresalir. A ver quién tiene cojones a negármelo.
El tamaño importa. Ahora sólo falta que nos pongamos de acuerdo sobre lo que ocupan 15 centímetros exactamente. El sistema métrico decimal tiene estas cosas. En cuanto toma la palabra la pasión, hace cosas raras. Pongamos por caso una película encerrada en medio de ninguna parte y por donde apenas deambulan cuatro actores. Dos de ellos (Paul Rudd y Emile Hirsch) se dedican a pintar las rayas de unas carreteras casi abandonadas, otro es camionero y la última, un fantasma. Es decir, y siendo generosos, no da ni para un funeral.
Con la regla en la mano, uno podría estar tentado de calificar a 'Prince avalanche', así se titula la nueva película de David Gordon Green presentada en la Berlinale, de ínfima. Y no. Es sencillamente un prodigio: por grande, intensa, divertida y, qué cosas, profundamente triste. De otro modo, 15 centímetros de nada muy bien aprovechados.
En la profundidad de un Texas arrasado por el fuego, dos trabajadores se dedican al esforzado trabajo de trazar una línea discontinúa sobre el asfalto. Cuenta el director que un amigo, el batería del grupo Explosions in the Sky que compone la brillante banda sonora, le contó la historia de un incendio en el centro de la nada. Las llamas consumieron casas, recuerdos, árboles y desaparecieron cuatro personas.
Pues bien, con estos elementos mínimos, quizá desolados, Gordon Green (el mismo de, atentos, 'Superfumados') compone un viaje al centro de un extraño lugar que se parece demasiado a todo lo que nos rodea. Y no es tanto metáfora como geografía. En la más absoluta de las soledades, el personaje interpretado por Rudd aprende alemán porque sueña con una vida mejor. Como tantos hoy. A su lado Hirsch se limita a desear todo lo que se está perdiendo en mitad de ninguna parte. Pronto, cada uno a su manera, los dos descubrirán que más allá de la nada que les rodea no hay nada. Y lo harán sin dramatismos. Como se hacen las cosas importantes. Primero discuten, luego se deprimen, más tarde se emborrachan y, por último, recogen y a casa. El ciclo de la vida, vamos. Pintar rayas en una carretera por la que sólo circulan camioneros borrachos y fantasmas no es tan fácil como parece. Es absurdo, sí, pero qué actividad humana, descartado el baile agarrado, no lo es.
Se diría que la película se limita a algo tan lógico como poner de acuerdo a, por ejemplo, Beckett, Wes Anderson y Salinger. Por ejemplo. Y claro, si no fuera porque el entusiasmo acaba por deprimir, uno puede por menos que celebrar el disparate de estar vivo. Tan inteligente como emotiva. Tan calculadamente cerebral como conmovedora. Tan real como soñada. Tan cautivadora como precisa. Tan pequeña, hemos llegado, como inabarcable.
Tunak Tunak Tun rebuznó:¿Y que opinion te merece "Deseando Amar"?
vinchen rebuznó:De Boyero no se sabe nada. Lleva como dos o tres días missing.
Prince avalanche, dirigida por David Gordon Green, utiliza las características del cine independiente estadounidense. En su caso solo precisa de dos actores desconocidos, el campo como único escenario y una historia pretendidamente intimista con toques de comedia y de esperpento. Se supone que en los festivales de cine los espectadores siempre aprecian un montón que con medios tan ínfimos salga adelante una historia. En fin, lo de siempre, el eterno hallazgo y la bendición permanente de la supuesta frescura, el posibilismo y la imaginación. Se han escuchado muchas risas en la sala durante la proyección y también generalizado aplauso al final. Describe la convivencia en la soledad de la naturaleza de dos frikis que se ganan temporalmente la vida pintando carreteras. Son cuñados y ambos se sienten muy perdidos. Por mi parte, no he logrado pillarle la gracia ni el lirismo a esta representación del cine independiente. La risa, esa sensación impagable, se cotiza muy cara en los festivales de cine. Qué envidia me han provocado las carcajadas de mis vecinos de butaca. Y aseguran que la risa es contagiosa, pero en mi caso no hay forma de que me diviertan las disparatadas aventuras, situaciones tragicómicas y diálogos presuntamente ocurrentes de estos tiernos perdedores.
Utilizamos cookies esenciales para que este sitio funcione, y cookies opcionales para mejorar tu experiencia.