Bueno, haciendo caso a las demandas de la comunidad foril, voy a continuar con alguna historia más, sobre todo viendo el gran éxito que está teniendo el hilo propuesto por su autor.
Ese mismo verano tuve a mi disposición la posibilidad de tratar y conocer a gente nueva, algo que agradecer después de pasar una adolescencia entre pajas y otras aficiones solitarias. Del total de la plantilla de camareros los hombres éramos minoría, yo y un enano hijo de puta que parecía un puto guiñol, enano, cabezón y contrahecho, además de tener un ojo a lo virulé, no me inspiraba confianza, lo veía como muy místico, con su mirada como perdida. Frente a mi y ese desecho había cuatro camareras, todo esto se debía a que el jefe consideraba, muy sabiamente, que las camareras eran un buen reclamo para toda una esperpéntica fauna integrada por borrachos, viejos, babosos y algún que otro downie que vivía permanentemente allí vendiendo cupones de lotería a la clientela.
Además de la citada rumana teníamos a otra que era una loca, con el pelo blanco y que vivía eternamente en los 37 años por lo que me contaron. Al cumplir esa edad decidió plantarse por lo visto, y además era un tormento trabajar con ella en la barra, más que nada porque cuando no había mucho trabajo se dedicaba a contarte lo maravillosa que ella era, recuerdo la anécdota de su sobrino de 12 años que había sido campeón de Europa de natación, según ella, y lo maravillosa que era su familia, su marido y otros seres que, inventados o no, se servía de ellos para autoengañarse y hacerse creer a sí misma que no era una gran mierda. De hecho no era percutible en absoluto, daba como asco, con el pelo grasiento y aspecto siempre desaliñado, tal como el señor de mi avatar.
Luego teníamos a la hija del director general de los hoteles de Aragón, una tipa que siempre apestaba a porros, aprovechaba cualquier pequeño descanso para ir a los lavabos para fumarse los porros que pudiese. Además descuidaba su higiene, y eso lo notábamos en verano. La tipa en cuestión era de lo más vulgar, una choni ridícula que trataba al personal a gritos y eso que en teoría venía de una familia de clase media-alta. Corrían rumores de que se la habían follado todos los rumanos, búlgaros y niggas del pueblo. Respecto a eso no puedo afirmar que fuese totalmente cierto, pero era frecuente verla en compañía masculina, siempre extranjeros, otra puta más, como la perra de la rumana.
Luego teníamos a otra camarera de mediana edad y originaria de Uruguay, una tipa totalmente subnormal y para variar una grandísima puta. Lo extraño de esta es que pese a tener en aquella época 26 años aparentaba casi la edad de la rumana de mi anterior post, parecía mi madre. A esta le gustaba dejarse ver entre las mesas, luciendo su culo XXXL, y hablando a gritos con su desagradable acento panchito aunque era de ascendencia italiana, como todos esos hijos de puta, ya sabéis.
La última camarera a la que me voy a referir era la que me marqué como objetivo porque era la más normal de todas, era española, tenía 21 años y decía ser de Caspe, que para quien no lo sepa está en la provincia de Zaragoza. La muchacha en cuestión no era excesivamente agraciada físicamente, ni tenía ningún rasgo físico resaltable. Era muy delgada, casi plana, entre 1,50-1,60 de altura y morena. No era un aborto de mona, pero tampoco era demasiado agraciada. La cuestión es que no coincidía en mi horario de trabajo, lo cual ya era un obstáculo importante a superar para lograr la ansiada cópula. La solía ver en el cambio de turno, sobre las dos de la tarde, entonces entraba ella junto con la loca de la que he hablado en el tercer párrafo. Solamente me daba tiempo a breves conversaciones, por lo demás intrascedentes, pero yo traté durante la primera semana, infructuosamente de enlazar algo más allá de unas pocas palabras, no me fue imposible, sobre todo por la citada loca, la cual creo que me hubiese sido más fácil follarme, probablemente hoy me la hubiese percutido, y encima sin vomitar, lo cual es meritorio, debéis creerme.
La clave estuvo durante una boda a mediados de julio, cuando tuvimos que hacer jornada intensiva, y me pusieron a mi y a la moza que era mi objetivo sepsual en un salón que había en los bajos, a los suyos pretendía acceder :115, y nos pusieron allí en la barra libre que se había dispuesto para toda una turba de borrachos y subnormales que conforme avanzó la noche empezaron a crear problemas, pero eso ya es otra historia. Allí hablamos más, al principio cosas del trabajo que amenazaba con desbordarnos, poco después cuando empezamos a controlar la situación ya empezamos a hablar de cosas más personales. Le pregunté que donde se alojaba, si tenía familia o algo, y me dijo que estaba en una habitación del propio hotel. Ese detalle ya me puso los dientes largos, de hecho comencé a fantasear con follármela en su habitación y gozar como un perrete.
La cuestión está que al final de la jornada de trabajo, extenuados por el trabajo, con los pies hechos una puta mierda y un cansancio brutal traté de convencerla de que fuésemos a algún sitio a tomar algo, la idea era que bebiese un poco y se pusiese tan contenta que le entrasen picores uterinos, ese era el plan y el objetivo era poner fin a esos picores introduciendo mi miembrecillo en su cuevecita entrepiernil. La cuestión es que en principio aceptó, con buena cara y me dio la sensación de que no le molestaría que la noche acabase en ayuntamiento carnal. Estuvimos como una hora hablando en el pub donde estuve con la camarera rumana
pero la tipa no bebió nada con alcohol, al parecer era abstemia la hija de puta, y tuve que lidiar con ese contratiempo. Fui pensando algo para que me dejase subir con ella a su habitación, no encontré las palabras adecuadas y cuando nos aproximábamos al hotel comencé a hacerle tocamientos y sugerirle lo de subir con ella y acabar el asunto triunfalmente. La tipa me miró a la cara como ofendida y me dijo que ni de coña, que si se creía que ella era una puta y una serie de gilipolleces más propias de una meapilas del Opus Dei que de una hembra joven y con ganas de follarse al pueblo entero, lo cual hubiese sido la actitud correcta. La cuestión es que mientra le estaba proponiendo el folleteo le había metido la mano bajo los pantalones de camarera y noté, o me lo pareció, que la muy hija de puta no llevaba bragas, y encima tardó en darme una negativa y aceptó mis magreos durante escasos minuto y medio o dos minutos. Creo recordar que llegué a palpar sus nalgas, pero no noté que llevase tanga ni bragas ni nada.
La cuestión es que regresé a casa frustrado, ya de madrugada, y encima teniendo que levantarme a las 6 de la mañana ese mismo día. No me quedaron ganas ni de hacerme una paja al llegar a casa, HIJA DE PUTA.