Esto tengo que contarlo:
Estuve el pasado sábado por la mañana en la Casa de Campo al salir de trabajar(sobre las ocho de la mañana, pero allí llegué a eso de las nueve). Como no repasé las indicaciones de los colegas foreros, salí de la estación de <Metro> de Lago y bajé hacia el lago, propiamente dicho. En vez de seguir a la izquierda hacia las pistas de tenis, fui hacia la derecha ¡Y ME RODEÉ TODO EL PUTO LAGO!
Total, de camino nada de nada, algún ciclista, algún dominguero, pero de lumis nada. Sigo bordeando el lago, buscando siempre las dichosas pistas de tenis y me encuentro al cabo con dos vejestorios bastante poco apetecibles(tipo la vieja de la calle de la Ballesta) y una tercera abuela hablando con un cachondo mental que le estaba dando la brasa contándole su vida. Subo por una cuesta que hay con un cartel indicando la dirección, esperando encontrarme a esas rumanas tetudas sobre las que tanto he leído, y al llegar a la cima(bueno, luego se podía subir más como a un montecillo, pero no me atreví), me encuentro a un ser que no acierto a clasificar como yonki o como travelo, junto a las ansiadas pistas de tenis.
Continúo mi camino más adelante y me encuentro, siguiendo la carretera con un Xsara de la madera charlando apaciblemente con un tío y un coche aparcado a lo lejos. Paso por allí, como quien no quiere la cosa, y subo otra cuesta(ese día perdí 3000 calorías por lo menos con tanta subida), llegando a encontrar a unas cinco negras de bastante buen ver y con muy poca ropa. Las vacilo un poquillo y me quedo con una que tenía unos morros impresionantes y sólo llevaba un tanga que le tapaba el coño(si sería pequeño que al verla por detrás pensé que iba aireando los bajos...) que me dice que 15 por follar y 10 por chupar. Con esos morros y dadas las circunstancias ni me lo pienso, señora felación.
Le pregunto a la chica que dónde vamos a realizar el ayuntamiento carnal(qué fisno yo) y me dice que ocultos tras la vegetación, que no se ve. Me lo temía, pero imaginaba un frondoso seto de forma circular con alguna abertura, como en los que tantas veces me había escondido de pequeño en algún lugar cercano, oculto de las miradas de eventuales mirones, que en principio me la traen al pairo). En lugar de eso, nos situamos junto a una especie de matojos de 50cm, pero en un lugar bien apartado.
Total que me la saca, me la menea un poco y me pone el condón. Empieza a chupar, con mucho arte y yo empiezo a magrearla como buenamente puedo, sorprendido tras preguntar, de que me dejase acariciar todo su cuerpo, incluso sacarle el sujetador para poder palpar sus perillas sin dificultad. Todo de puta madre.
En estas que andaba yo medio con la mosca detrás de la oreja, por el coche patrulla que había visto antes, y de repente, empiezan a pasar ciclistas y campistas paseando a unos diez metros de nosotros, disimulando poco pero viéndonos perfectamente. Me cortó un poco el rollo, pero seguí aguantando(eso sí, me puse las gafas de sol tipo Stallone en Cobra, de esas que te tapan media cara), llegando a continuar impasible cuando una pareja de viejos pasa a escasos dos metros(estuve por saludarles y estrecharles la mano) del acto. La guinda del pastel llegó cuando veo que en lo alto de la colina, donde estaban la negrita y sus compañeras aliviadoras, aparece el coche patrulla y se para, no sé si a hablar o a qué, pero me entra la neura y le digo a la chica que pare, que me da muy mal rollo. Ella que si no pasa nada, que ignore a los maderos y a los viandantes(muy laboriosa la chica, quería terminar su trabajo), pero yo que no puedo más y le digo que lo deje, que otra vez será. Me arreglo los pantalones y me quito el condón(por este orden y con espacio de unos segundos) y salgo de allí con paso acelerado pero intentando no llamar la atención. La chica se despide de mí y me dice que tengo mucho miedo y que no debería, que no pasa nada, y que otro día vuelva y lo terminamos(no sé si cobrando o no).
Total, que bajé el resto de la cuesta, enfilé hacia la estación de lago(descubriendo el primer mapa de la zona que había visto en media hora larga de caminata, descubriendo también mi error al salir de la estación hacia la derecha, y espantando a un par de coches con parejas de tíos dentro, que si no estaban en pecaminos acto poco les faltaba), y me marché de allí con la siguiente impresión: Precios muy económicos(lo siento Gárgamel, hay que saber negociar), chicas bastante majas(todas las negritas estaban pa' llevármelas a casa juntas y hacer un destrozo), aunque me hubiese gustado encontrar a las rumanas, y demasiados ojos y mal rollo como para ir a pie. En resumen, puede que vuelva a pie(entre diario, eso sí, o más pronto), pero espero poder hacerlo en coche cuanto antes(a ver si me saco ya el puto carnet).
Un saludo.
:pla
P.D. Por si a alguien se le ocurre, no soy el tío que iba corriendo perseguido por los maderos que contaban por ahí. Que conste. De hecho, creo que eso sucedió otro día.