Vaya, ahora me entero de que habían niños como yo. Este conocimiento me hubiese venido bien en la infancia, que crecí con sentimiento de culpa creyendo que yo era un bicho raro. Las actividades frikis relacionadas con mapas que yo recuerdo que realicé son:
1. Pintar nubes con un rotulador sobre el globo terráqueo, como si fueran borrascas y anticiclones, y sucesivamente borrar las nubes y dibujarlas con otra forma un poco más hacia el este o hacia el oeste para imitar los mapas metereológicos. Los trazos del rotulador los borraba con alcohol o más comúnmente, con saliva, y me quedaban los dedos negros durante días.
2. Imaginar que en clase hacíamos una excursión y a cada niño nos hacían darle vueltas al globo terráqueo con los ojos vendados y un alfiler en la mano, y donde apuntaba el alfiler, es donde nos tocaba ir. Por ejemplo, si me tocaba Uruguay, yo estaba convencido de que Uruguay era una jungla, y me veía ahí haciendo de Tarzan, viviendo en un árbol con una mona. Más adelante descubrí que no toda Sudamérica era una selva.
3. Imaginar que en clase nos daban un país a cada niño, y yo siempre elegía Irán, o Colombia, que también me molaba, y entonces cada niño de la clase era gobernante del país. Ídem con los estados de Estados Unidos, un vicio que pillé más tarde.
4. También con el rotulador, dibujar las fronteras de civilizaciones antiguas que competían por la supremacía en Oriente Medio con los sumerios y los egipcios.
Si en mi infancia hubiese tenido Google Earth, Age of Empires y Civilization, seguramente hubiese salido aún menos a la calle de lo que lo hice, y ahora sería el doble de antisocial, cosa ya de por sí difícil.