mister4
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Atarfeño rebuznó:Discrepo, o esta mezclando churros con meninas o hemos entendido de manera diferente esta parte. No se trata de la discriminación de lo normal o medio frente a lo excelente si no al reconocimiento de dicha excelencia.
No debemos confundir el respeto a todas las personas independientemente de sus capacidades con el conformismo social que nos rodea. La gente que vota a favor de medidas irracionales como el dejar pasar a una persona de curso con fuertes carencias en el congreso son los primeros en llevar a sus hijos a colegios para la "elite". Es parecido a los asistentes sociales, creo ke se llaman así, de los ayuntamientos pseudo progres de muchos pueblos de Grana que defienden a ultranza las salidas de tono de algunas etnias como los gitanos pero luego tienen su casa en un barrio bien apartado de la zona donde estos habitan. Es un problema de doble moral e hipocresía.
Estamos viviendo tiempos en el que la basura mediática, política y moral que nos venden hace por un lado avergonzarnos de ser mejores en algo o progresar en la vida frente a una defensa a ultranza y fánatica de ya no lo mediocre si no de lo deficiente. Fomentando, que no poniendo recursos en mejorar y evitar la medicoridad, como haría cualquier país civilizado. Estamos en un momento que se premia o deja estar al tonto por flojera antes de ponerle los medios y los retos para que se supere y mejore.
En definitiva ahora mismo la tendencia es a volver a los listos tontos y no dar mas apoyo a los "tontos" para que se pongan al parejo de los "listos".
Siempre ha existido rechazo al éxito ajeno, no nos gusta la competencia. Y entre sectores más competitivos todavía hay más rechazo. Por ejemplo, cuando iba a la escuela las notas que sacaba estaban más o menos en la media de la clase, igual un poco más pero poco más. Y mis amigos igual, ni hablabamos de las notas que sacabamos. Sin embargo, entre el grupo de los más estudiosos, cada décima era importante. Se echaban en cara haber estudiado más y haber hecho trampas. Todo un ejercicio de patetismo. Ahora esos trabajan cobrando más o menos lo mismo que nosotros, (y yo ya no pertenezco a la generación actual), su competitividad fue inútil. Sacrificaron incontables horas frente a los libros siendo niños mientras los demás nos enganchabamos al tabaco y veíamos las primeras revistas porno, para acabar en la misma situación. Ahora son apáticos burgueses de clase media entrampados con hipotecas imposibles y esposas infieles, gente mediocre. Nosotros somos gente deportista y afable, buena gente. ¿Para qué han servido sus horas de sacrificio infantil y adolescente? Para crearles frustraciones lacerantes, y nada más. No es que el sistema escolar recompense la mediocridad y la apatía, es que la apatía es la actitud en la que se minimiza el esfuerzo para conseguir un resultado fijo. Eso no se aprende en la escuela, la escuela sólo se ha adaptado.
Galt rebuznó:Podría resumir mi hilo en pocas palabras de la siguiente manera:
La sociedad se está infantilizando, desde todas las esferas del poder se promueve la irracionalidad, lo cual nos trae consecuencias como que una tía media (no excepciones como antaño) pueda estar poniendo la cornamenta a su novio durante seis meses, sin tener un puñetero remordimiento porque es ya el modus operandi común. Y que hay que ir con ojo porque cada vez más gente se comporta así.
Si ahora las buenas mujeres son excepcionales, ya tienes un objetivo y un sitio donde buscarlo. Las buenas mujeres estarán todas fuera del estrato normal, en las colas de la campana de Gauss. No son tan infrecuentes como cabe imaginar, sólo hay que ajustar los criterios de selección, dar menos importancia al aspecto físico y más a como se comportan. Dejar de buscar en abarrotadas discotecas llenas de droga, músculo y estulticia, y empezar a mirar en otros sitios. Fíjate qué fácil.