Nefasta experiencia en el Skorpio
Anoche tuve la peor experiencia con una lumi de mi vida, pero al menos la encargada del Skorpio, que fue donde la padecí, me devolvió el dinero. Acudí a este mítico lupanar de toda la puta vida en Vigo después de haber tenido una grata experiencia con una rusa (ucraniana) a comienzos de este año y que ya posteé en este foro. Fui con el ánimo de volvermela a encontrar y poder disfrutar otra vez de la sensualidad, el erotismo y la buena implicación de aquella rubia, alta y delgada, que me dejó impresionado.
Pero lamentablemente, ya no se encontraba en el local. El tipo de la barra no supo decirme nada, puesto que sólo lleva un mes trabajando. El caso es que se me acercó otra rusa que, ni por asomo, tenía el tipazo de la primera. Era rubia también, pero más bajita y sin tetas. Empezamos a hablar, me dejó que le tocara su culito y al final, tras pactar 50 euros por media hora, accedí a subir, pensando que, aunque no estuviera tan buena, pudiera gozar de la misma implicación que con la otra rusa.
Pero mi gozo en un pozo, y de eso ya me empecé a dar cuanto cuando me pidió dos euros de vuelta "para chicles" por no sé que coño de pagar tres euros por reserva de habitación. Cuando subimos, ya era tarde para echarme atrás. Lo primero que hizo fue señalarme el bidé para que me lavara yo mismo, esa fue mi primera decepción. Después de hacerlo, me eché en la cama y entonces fue cuando ella dijo "y ahora voy a hacer yo pis". Acto seguido se puso en cuclillas en el bidé en el que yo me había limpiado previamente y empezó a echar una meada que a mi me hizo pensar dios mío donde coño me he metido. Lo peor vino después, puesto que cuando acabó de hacer sus necesidades, me ordenó que me pusiera de espaldas porque iba a hacerme un masaje.
Empezó a hacerme un masaje que pudiera calificarse de cualquier forma menos sensual, como si me lo hiciera un fornido monitor de un gimnasio. Mientras tanto, me preguntaba si me gustaba, con el mismo tono de fingida amabilidad que puede emplear la dependienta de unos grandes almacenes después de probarme unos pantalones de oferta. Me di cuenta de que ella quería prolongar ese masaje por tiempo indefinido y así que decidí darme la vuelta en un desesperado intento de encontrar un poco de placer. Entonces me puso el condón, y sin mediar ningún tipo de caricia ni muestra de sensualidad, comenzó a propiciarme la peor chupada de polla que he experimentado en mi vida.
Estaba claro que ella pretendía que me corriera enseguida, pero iba por el camino equivocado, en parte porque yo también estaba un poco cansado y, sin estimulo, no podía correrme con un francés tan frío y después de haber tenido la desagradable experiencia de conocerla en la intimidad y en sus meos. Pero ella seguía allí, mete saca, mete saca, succionando a ritmo de locomotora, como si tuviera en su boca el engranaje de una máquina de coser. "Te gusta?", me preguntaba de vez en cuando. "Si lo haces más despacito y con un poco de cariño, seguro que sí", le contestaba yo. Pero ella seguía igual, con su monótono vaivén. Entonces acabó por aburrirme y le dije que, ala, que ya era de follar. Y allí fue ya cuando todo se fue de madre. La tía no me hizo caso y siguió chupando, si tal con más fuerza para ver si me corría de una puta vez. Yo insistí y ella me dijo que se estaba acabando el tiempo y que si quería follar, entonces tenia que pagarle 20 euros. Miré el reloj y vi que sólo habían pasado diez minutos. Me negué en rotundo. Y ella insistió, insistió e insistió. No veáis lo pesada que se puso. Dame 20 euros, dame 20 euros, dame 20 euros, bueno pues entonces diez, me repetía. Incluso se levantó para cogerme los pantalones y llevármelos a la cama para que sacara la cartera.
Mi polla ya estaba en estado de reposo. "Ves, tú eres de los que se le queda floja, así que tengo que seguir chupándotela", me decía la cabrona. Entonces yo acabé hasta los mismísimos cojones, me quité el condón y le dije que se fuera tomar vientos, que yo no había ido a perder el tiempo y que me iba a vestir y a quejarme a la encargada. Entonces fue cuando me propuso follar, pero entonces mi cabreo había llegado a un punto de no retorno, por lo que me vestí, bajé las escaleras, me asomé a la ventanilla y le dije a la encargada que la lumi con la que acababa de subir era un fiasco y a grosso modo le conte lo que había pasado. La mujer fue razonable, no se lo pensó dos veces y me devolvió los 50 euros y los tres de reserva de la habitación. Después bajo la puta rusa a protestar pero la encargada dijo que sólo había estado 17 minutos y que estaba en mi tiempo para pedir una reclamación. Así que cogí mi dinero y me marché dejando atrás los berridos de la rusa. Fue la peor experiencia puteresca de mi vida, pero al menos, me devolvieron la pasta, aunque me jodieron la noche porque yo fui a pasarlo bien, a follar, y al final todo se convirtió en una pesadilla. De verdad, no dejéis que las putas abusen de esta manera y quejaros a tiempo, porque si dejáis pasar el que tenéis contratado, entonces nos harán ni puto caso. La lumi es la única rusa que había en el Skorpio, pero no recuerdo su nombre. Si la veis, escapar de ella. Antirecomendable cien por cien, a no ser que la deseéis para algún enemigo.