Hoy ha sido la salida en la que debía romper la barrera de los 30 kilómetros. Si tuviera que ponerle un adjetivo, sería VERGONZOSA.
En principio todo pintaba de puta madre, con un recorrido inicial de 12 kilómetros que empalmabra con mi recorrido habitual de 20 kilómetros, de forma que pudiera "engañar" al cuerpo y la mente para que no se vinieran abajo en un momento inoportuno.
Pues NO.
El recorrido inicial es precioso, una senda que transcurre paralela al río Guadalhorce, en el Paraje Natural de la desembocadura, y llega hasta el final del aeropuerto (Gregory, si tienes posibilidad de desplazarte, te la recomiendo!!). En el transcurrir del trote se pueden ver caballos (incluso se pasa entre ellos), aguilas pescadoras sobre el río...una pasada.
En mi caso, empecé a ser consciente de mi ENORME primer error a medida que terminaba los 7 kilómetros de la ida: se me hacía de noche y me esperaban 6 kilómetros a OSCURAS (encima es luna nueva) en una senda llena de charcos, hoyos y protuberancias causadas por las recientes lluvias.
La ida no ha sido problema, porque se veía y era sencillo, pero la vuelta ha sido un INFIERNO, corriendo en tensión, pisando más mal que bien y causando daño en todas las articulaciones.
Además, había un par de zonas en las que había que cruzar bajo dos puentes, y era el acojone. Y si le sumáis que cada dos por tres se escuchaban animales corretear entre la maleza...en fin
He salido de alli con 13 kilómetros hechos, pero con un dolor agudo en el tendón de aquilés del pie derecho, y un poco menos agudo en las rodillas, todo por el puto recorrido TRAICIONERO.
Me planteé dejarlo y no empeorarlo, "¡qué cojones, MARICÓN!" me dije hacia mis adentros, y segundo error. Tenía que haberle hecho caso al cuerpo, que casi nunca te miente a las primeras de cambio.
Seguí con mi ruta habitual, intentando no pensar demasiado en esos dolores, y todo fue relativamente bien hasta que llegamos al kilometro 26: un dolor, EL DOLOR, insoportable en la articulación del femur con la cadera (en las dos) me obliga a pararme y seguir andando. Incluso andando, el dolor era espantoso, y encima se levanta un viento cojonudo para mi cuerpo sudado.
Me paso un kilómetro y medio (aprox.) andando porque no podía correr, y andar a duras penas.
En el kilómetro y medio se me une un MORITO bueno que me pregunta si soy del Betis (llevaba puesta la camiseta) y me cuenta su vida: que qué mal está el Betis, que si el Betis fue el primer equipo que vió en un Estadio (un moro con criterio), que el Betis de los 90 era AMBROSÍA...en fin, que nos ponemos a recordar alineaciones y resulta que el moro es BÉTICO desde shiquetito.
Un moro de bien.
Y así pasan los minutos, se me alivia un poco el dolor y, para no rematarlo todo con un resfriado, decido dar otro achuchón: dos MISERABLES kilómetros hasta que me tengo que volver a poner a andar.
En ese momento casi me pongo a llorar. Me DESMORALICÉ absolutamente, sin la más mínima voluntad de correr y, lo peor, sin hambre por terminar el recorrido, sintiéndome totalmente INCAPAZ. Vamos, como el Betis un finde cualquiera.
Me pego otra caminata, otro trote cochinero de medio kilómetro y el cuerpo dice BASTA, así que los dos últimos kilómetros a patita, sintiendo una AGONÍA indescriptible por el dolor en las mencionadas articulaciones, y sumido en una absoluta VERGÜENZA por no haber sido capaz de terminar corriendo.
Al final, 31.5 kilómetros (de los cuáles, algo más de 4 andando) promediando algo más de 8 minutos por kilómetro
Esta semana me la voy a pasar de relax y descanso ABSOLUTO, no pienso tocar mancuernas ni correr una puta mierda, y el sábado lo vuelvo a intentar, por la mañana y con luz natural todo el MALDITO recorrido.