Estoy a punto de sentirme culpable, no es legítimo convertir el hilo de un antiguo argonauta, compañero de viaje en nuestra conquista del oro europeo, en un debate, decidido antes de empezar, sobre si mi prosa es cargante, enrevesada, pedante o engolada. Sobre si me excedo con los verbos o me empacho de párrafos y arabescos. Cualquier pregunta se responde con un rotundo SI y a cambiar de tercio.
EL TAROT, HORÓSCOPOS Y DERIVADOS. Un hombre con el escroto bien surtido jamás pecara de ingenuo con estos espejismos. La creencia en los superpoderes de los futurólogos, las precogniciones o los vaticinios pertencen exclusivamente al ámbito homosexual y femenino. Salvo que nos acerquemos al estudio de lo mágico para comprender los pilares psicológicos que permiten estos desvarios, todo aquel que pretende conover su futuro en las líneas de mano (o en las venas de su polla) o quiera conseguir aliarse con la suerte y el amor mediante ritos bajo la luna llena, o menstrua o le gustan los biberones con extra de calcio.
DISTINGUIR MÁS DE 3 COLORES. Un hombre no necesita más. Blanco, negro y azul. El primero para el deporte, el segundo para el luto y el tercero para demostrar su prestancia y buen vestir. Cuando alguien me habla de color pistacho, color salmón o turquesa, o tiene tetas o le gustaria tenerlas.
Bueno, nenes, me voy de vacaciones. Volveré cargadito de ladrillos y acomplejado del poderio europeo. Besos para todos.