Casi cualquier profesión que se ejerza de pie en una tarima le gusta a las tías. Es el
efecto tarima: Se sube un mamarracho a una tarima -ya sea de un aula, de un escenario, de un estrado de cualquier clase- y automáticamente las tías lo ven más atractivo, más guapo, más interesante, mejor. Hasta ese nivel llega la tontuna. En su búsqueda del macho dominante el mero hecho de
estar más alto que los demás físicamente hace que mojen más las bragas. Así de básicas son muchas veces. Esa posición las tías la identifican como superioridad, como machoalfismo, es símbolo de excelencia. Da igual cómo sea el fulano, es el que está en alto, en el trono, en el pódium, el ganador, el número uno. El más atractivo.
He encargado a un ebanista una pequeña tarima portátil con unos ruedines para salir por ahí, llegaré a los bares, con mi tarima de 60x60 cm. bajo el brazo, la pondré en el suelo y pediré una copa. Éxito garantizado. Pero qué anormales que son.