Falaz icono del multiculturalismo, caricatura de la convivencia “multirracial”, mascarada de la armonía inter-étnica, la Sudáfrica de Jacob Zuma, bautizada con la cursilísima metáfora de “nación arco iris” es en realidad una caos absoluto, con las cotas de inseguridad ciudadana más altas del mundo, con un sistema económico al borde del colapso, con una calidad de vida que en los últimos veinte años ha pasado de ser la vanguardia del continente a los peores niveles del Tercer Mundo, un Estado roído por el sida y donde la discriminación anti-blanca es patológica. Un país donde el mismo Gobierno es cómplice de uno de los mayores genocidios y sin duda el más silenciado, en el mundo actual: el masivo asesinato de granjeros boers, es decir de la población blanca de origen neerlandés. Son más de 3.000 los granjeros asesinados desde 1994, a menudo en circunstancias horribles.
Como todos los falsos mitos de la religión “progresista”, el de la armonía multicolor en Sudáfrica, es un tabú para los medios de lo políticamente correcto. Nadie se atreve a decir aquello de “el rey va desnudo” y la imagen de una Sudáfrica inventada oculta el drama de la Sudáfrica real.
La inicitiva del Vlaams Belang en el Parlamento europeo.
La valiente acción del
Vlaams Belang y de su eurodiputado, Philyp Claeys ha roto este silencio dictatorial impuesto sobre los crímenes contra los granjeros blancos. El
Vlaams Belang siempre ha estado particularmente sensibilizado por esta cuestión, pues lo bóers –en tanto que neerlandeses– pertenecen al mismo pueblo que flamencos y holandeses. Claeys presentó el 17 de noviembre de 2011, una iniciativa para concienciar al Parlamento europeo de esta situación. Según el informe presentado por el eurodiputado flamenco una organización tan poco “sospechosa” como es la ONG estadounidense, dedicada a casos de genocidio, Watch, la situación en Sudáfrica ha pasado a ser de “máxima gravedad”. La iniciativa de Claeys contó con el apoyo y adhesión de los eurodiputados Andreas Mölzer (FPÖ) y Fiorello Provera (Lega Nord). Dentro de esta campaña de sensibilización el pasado día 1 de febrero, Claeys organizó una conferencia en el Parlamento europeo para dar carácter institucional a la denuncia de este brutal genocidio, en la misma tomó la palabra el bóer Henk van de Graaf, vicepresidente de la Unión Agrícola de Transvaal (Sudáfrica), que aparece en el enlace adjunto entrevistado en el Parlamento europeo por nuestra buena amiga Barbara Bonte junto al propio Philip Claeys
http://rechtsactueel.wordpress.com/2012/02/02/video-vlaams-belang-houdt-internationale-conferentie-tegen-plaasmoorde-in-zuid-afrika/
En la misma participaron el propio Philip Claeys y Filip Dewinter por parte del
Vlaams Belang, Andreas Mölzer por parte del FPÖ, Fiorello Provera por la Lega Norte, además de representantes del BNP británico y del
Front National. Al final de la misma, los eurodiputados implicados en esta iniciativa solicitaron al Alto Representante de la política exterior del Parlamento europeo para que exprese de forma oficial su preocupación por la suerte de los granjeros blancos al actual gobierno sudafricano y promueva las medidas de seguridad necesaria. Del mismo modo Philip Claeys ha hecho un llamamiento para que todos los europeos expresen su preocupación por las masacres contra los afrikáners.
Historia de Sudáfrica: una realidad incómoda.
Blancos esclavistas y colonialistas que explotan a su beneficio a la población negra autóctona del país de forma inhumana hasta que éstos se rebelan y logran liberarse para establecer un Gobierno justo y crean una armónica nación en la que todos viven en armonía . Este cuento de “buenos” y “malos” no tiene nada que ver con la real historia de Sudáfrica.
Aunque no es el lugar para abordar extensamente la cuestión, haremos un breve resumen, necesario para poder entender en toda su dimensión la injusticia y la brutalidad de lo que está ocurriendo hoy en el África austral.
En 1488 llegaron los primeros europeos a la zona del Cabo de Buena Esperanza, eran unos pocos navegantes portugueses que se encontraron con un país prácticamente deshabitado, sólo unos pocos hotentotes en la zona cercana al desierto del Kalahari, ni el menor rastro de poblaciones negras de lengua batú, ni un solo zulú o xhosa de los que hoy quieren presentarnos como población autóctona del país. Esos hotentotes se diluyeron entre los siglos XVII y XVIII en su mayoría por mestizaje y asimilación, pasaron a ser trabajadores de los
bóers (colonos de origen holandés) siempre los trataron con la mayor de las consideración, recibieron el nombre de Bastaards (que en holandés no tiene connotación peyorativa), y hoy son el 10% de la población, con unas excelentes relaciones con la población blanca de lengua holandesa.
Volviendo al inicio, después de la llegada de los portugueses, serán los holandeses los que pongan sus ojos en esa zona y en 1648 Jan Van Riebeeck, al mando del buque Harlem desembarcó y dio inicio al poblamiento de Sudáfrica, los colonos europeos que llegaron formaron el pueblo
afkikaner (
bóer es granjero en holandés) en su inmensa mayoría eran holandeses-flamencos, con un número importante de hugonotes (franceses protestantes que se habían exiliado en los Países Bajos) y algunos –muy pocos– alemanes y polacos. A finales del XVII estos afrikáners inician su expansión hacia el interior del país (la Gran Trek) y será en 1700 cuando se encuentren con la primera tribu negra emparentada con los zulúes y los xhosas, los llamados nguni, que se están expandiendo desde el centro del continente hacia el África austral. La colonia holandesa sufrirá un terremoto político en 1803 cuando la flota inglesa –triunfadora en Trafalgar contra la española– desembarca en Ciudad del Cabo, y Londres empieza a ejercer el control del territorio y se produce una importante llegada de colonos británicos. A la larga la tensión entre Londres y Ámsterdam por el control del Sudáfrica desembocará en la guerra anglo-bóer finalizada en 1902, con el triunfo británico pero con una solución política “mixta”, la llamada Unión Sudafricana pertenecerá a la
Commonwealth pero políticamente se impone el “modelo bóer”. Consecuencia de eso se instaurará el famoso “apartheid”, que nunca será completado. Lo que conocemos como apartheid –que en realidad era una fase de transición llamada “pequeño apartheid” – es la fase inicial de un proyecto que nunca llegó a consumarse y que se basaba en la fórmula del “desarrollo por separado” en el que cada etnia tendría su propio territorio en el que se regiría por sus leyes y costumbres (los famosos homelands eran parte de este proyecto).
Durante finales del siglo XIX y sobre todo a lo largo del XX, Sudáfrica logra unas cuotas de desarrollo incomparables con cualquier país del entorno. Esa circunstancia, a pesar de las injustas situaciones que pudiera producir el apartheid, da lugar a una inmigración masiva de zulúes y sobre todo xhosas en busca de trabajo, sanidad, y unas mínimas condiciones vitales. Es necesario señalar que los zulúes, una etnia que conserva costumbres y principios arraigados en su tradición, siempre tuvo una cordial relación con los blancos, especialmente de lengua holandesa, mientras que su relación con los xhosas ha sido de permanente conflicto, a menudo sangrienta (por eso, es ridículo que se hable de “negros” como una categoría única en Sudáfrica). Serán los xhosas, tribu más pobre que los zulúes, los que más emigren hacia Sudáfrica de tal modo que llegaron a convertirse –hoy lo son– en la etnia mayoritaria del país.
En 1985 –aún vigente el apartheid- estalla una sangrienta guerra civil entre las dos etnias negras que se salda con miles de muertos. La autoproclamada
“Mama” Mandela, segunda mujer de Nelson Mandela, icono de mujer comprometida para la progresía occidental y nominada para Premio Nóbel de la Paz, fue discretamente retirada de escena cuando fue condenada a seis años de prisión por participar directamente en el asesinato a golpes y puñaladas de un joven negro en Soweto.
“Kill the bóer” o la complicidad del Gobierno del CNA.
En 1992 la población blanca decide poner fin al apartheid y en 1994 se convocan elecciones que gana el Congreso Nacional Africano (CNA), el partido político con el que se identifican los xhosas –el partido zulú será
Inkhata.
El CNA está presidido por Nelson Mandela. Durante años en sus mítines los lemas que más se oían eran los poco tranquilizadores del “kill de boer” (“matad al bóer”, que llegó a convertirse en un himno del partido) al “un grajero, una bala”. Con la llegada al poder del CNA se inicia la persecución y el extermino de los granjeros blancos.
La situación se endurece después de que Mandela cediera la jefatura del partido a Jacob Zuma (uno de los pocos zulúes del CNA). El CNA revalidó su mayoría absoluta el 26 de abril del 2009, lo que convirtió a Zuma en el nuevo presidente del Sudáfrica.
Un peligroso personaje que niega tomar en consideración cualquier consejo de la OMS para frenar la plaga del SIDA que afecta a su país porque según afirma “el SIDA afecta solamente a los blancos, así que no hemos de tomar ninguna precaución” lo que además de revelar su preocupación por la salud de la población blanca, demuestras su grado de ignorancia, pues el SIDA es precisamente una plaga entre la población negra del país.
Zuma tampoco es precisamente un ejemplo para atajar otra de las plagas que asolan a Sudáfrica la violencia machista y las violaciones –un 28% de los hombres sudafricanos han participado en alguna violación, también en su mayoría pertenecientes a la población negra–. El mismo Zuma –padre de 19 hijos– ha sido acusado de violar a varias de sus mujeres, algunas de ellas han aparecido “suicidadas”, Zuma no niega estas acusaciones, simplemente se limita a señalar “seguro que ellas se lo pasaron muy bien”.
Es en este clima de violencia generalizado cuando se recrudece la campaña de asesinatos masivos contra los granjeros blancos. Como denunció Philip Claeys en el Parlamento europeo, es el propio líder de las juventudes del CNA, Julius Malema –según la revista Forbes una de las personas más ricas e influyentes de África– el que anima a cometar esos crímenes, entonando a menudo en las reuniones oficiales del partido el “Kill de Boer” (dubhula iBhunu en lengua xhosa).
Crímenes y masacres que han permanecido durante demasiado tiempo en silencio y que, por supuesto, no han merecido la mínima atención de organizaciones como SOS Racismo o Amnistía Internacional. Sólo la valiente iniciativa de Philip Claeys, el Vlaams Belang y el resto de partidos identitarios han permitido darlos a conocer a las instituciones y a la opinión pública europea. El asesinato masivo de blancos sudafricanos por motivos raciales, algo sobre lo que nosotros, como europeos, debemos concienciarnos y movilizarnos.