A mí me parece que el desarrollo de estos cacharros es imparable, porque vivimos, nos guste o no, en una sociedad digital.
Ahora bien, todo tiene sus matices:
- estos cacharros, muy modernos ellos frente al "obsoleto" libro, tienen un hándicap insuperable: funcionan en dos dimensiones, mientras que los libros cuentan con tres dimensiones. Con un lector digital no puedes realizar el muy práctico movimiento entre pulgar e índice para pasar hojas rápidamente, ir a otra parte del libro en décimas de segundo, dejar marcada una página con un dedo...
- Sí, ya sé que estos cacharros pasan páginas muy rápido (aunque alguien ha dicho en este foro que no tanto), pero... qué hacemos cuando queremos leer con calma un documento que tenemos en nuestro ordenador, y trabajar sobre él concienzudamente? Lo imprimimos, nos cogemos un lápiz de colores, y a subrayar. Nada de leerlo en la pantalla.
- Hace unos 25 años se empezó a generalizar en España el video. Con anterioridad en nuestras casas (no todas) había cámaras y reproductoras de super8. Luego llegó, como digo el Video (inicialmente en tres formatos: VHS, Beta, V2000). Cuando VHS se generalizó, empezó a hablarse de los formatos digitales, y llegaron el LaserDisc (que duró dos días) y el DVD, con el que parecía que habíamos alcanzado por fin la mayor calidad y fiabilidad. PERO de repente llegó la revolución digital y empezamos a darnos cuenta de que para ver cosas en nuestra pantalla podíamos prescindir de todo tipo de disco, incluso del reproductor de DVD, y verlo todo a partir del disco duro de nuestro ordenador. En definitiva, que en el mundo digital todo se caracteriza por su obsolescencia potencial. Qué pasará en cinco años con los lectores digitales de hoy? Que serán chatarra: habrá nuevos chismes y nuevos formatos. Sí, el libro también se queda anticuado, pero su fecha de caducidad está mucho, mucho más lejana.
- Gran parte del éxito de estos aparatos se deberá a freaks que compran todo aquello que huele a nuevo. Probablemente lean dos libros al año, pero NECESITARÁN tener su e-reader para no quedarse fuera de onda. El día que se invente la batidora digital, aunque no hayan pisado en su vida una cocina, se la comprarán y se pasarán el día haciendo mayonesa. Idem cuando llegue el secador de pelo digital o la regadera online.
- Sí, es cierto que permiten almacenar miles de libros en el espacio de un paquete de cigarrillos, pero todos tenemos hoy nuestros ordenadores llenos de películas, series y demás, que necesitarían años y años para ser vistas. Con los e-readers pasa igual: fomentan el almacenamiento compulsivo que en ningún caso generará la calma suficiente para leer un libro sosegadamente, con las ventajas que ello comporta tanto para una mejor comprensión como para la propia salud física y mental. Pero en definitiva, son los peajes que hay que pagar en una sociedad digital: la total banalización de la propiedad, porque hoy todo se puede comprar a poco dinero (e incluso gratis...) y haciendo solamente "click". Y lo que se adquiere con tan poco esfuerzo acaba por no valorarse, y a veces incluso por no estrenarse. Con los e-readers y sus libros pasaría igual.
Pero en resumen: son aparatos con gran potencial, enormes aplicaciones, y seguramente todos acabemos con algo así en casa. Pero siempre serán, en mi opinión, de valor muy inferior al muy práctico y exitoso concepto de libro.