Pues ya sabes, cuando te pregunten tu edad tienes dos opciones:
1. Mentir.
2. Jugar al manido pero siempre recurrido "adivínalo" y, con el tiempo que vayas ganando, tratar de demostrar tu madurez.
Desde el respeto (el respeto que se le puede tener a un forero de esta santa casa) te digo que
no me sale de los cojones mentir.
Si digo que tengo dos años más de los que tengo, que sería la edad que me habría abierto muchas puertas últimamente, podría ser perfectamente creíble, pero una mentira lleva a otra, tendría que mentir también sobre aquello a lo que me dedico, o al menos cómo me va, las fechas dejan de cuadrar y mi falta de habilidad para el engaño quedaría patente por muy smple que fuera la conversación en unos pocos minutos.
Siempre me ha dado mucha pereza mentir y además, qué coño, no me da la gana. Se empieza por mentir para conseguir aprobación ajena y se acaba poniéndose tacones. No voy a ser una de ellas.
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En otro orden de cosas, anoche casi mato al mejicano. Me viene con el cuento de que "tiene una misión": conseguirme un ligue. Bien, hasta ahí suena todo normal e incluso generoso, pero tendríais que verlo. Es más, puede que ayer le vieseis en cierta zona de marcha, sólo teníais que dejar de mirar escotes por un segundo. Un tipo, que para más inri iba de rojo, y que en cuanto veía una mujer no acompañada alzaba los brazos, me miraba y la señalaba gesticulando y arengándome en su
pinche asento, con una cara de maníaco depredador que me asustaba incluso a mí. Luego, generalmente, se acercaba y decía que era mi cumpleaños, se inventaba un par de embustes más y me presentaba a la carrera, quedando yo como un inútil que no sabe acercarse a ella por su propio pie.
Si el muy gañán tuviese buen ojo igual lo llevaría mejor, pero a parte de que elegía las que a él le atraerían, añadamos a ese dudoso criterio un más que dañado sentido del gusto a causa de la ingesta masiva y acelerada de alcohol.
De todas formas sí que hubo un par de veces que medio acertó y aproveché para presentarme con un "perdona a mi amigo, le hemos puesto droga en la copa" o "todo lo que ha dicho, sea lo que sea, es mentira". Unas risitas para empezar son una mejor bienvenida que la habitual cara de asco con la que reciben a un perdedor que no tiene arrestos para lanzarse él solito. Pero claro, cuando la cosa parecía que iba bien, ZAS, en toda la boca.
"¿Cuántos años tienes?". Y a partir de ahí
entramos en pérdida, que diría mi amigo el piloto. Ni siquiera una oportunidad para remontar, nada.
Si tuviese dinero me plantearía pasarme al lado oscuro. Virgen de la caridad, qué asco de vida.