Pues depende, siempre hay matices y particularidades.
Mi padre tuvo un percance con un gitano cuando yo era recién nacido, no lo mató (lástima), pero si no se lo quitan de las manos seguro que lo mataba porque le pegó un puñetazo en toda la tabla el pecho que cayó redondo y luego en el suelo lo tenía agarrado del cuello para ahogarlo, le costó salir corriendo al ayuntamiento, porque en cero coma tenía una horda de gitanos que iban a por él, pero tuvo suerte de subir al ayuntamiento y allí los gitanos no entraron.
Al poco de aquello lo llamó el alcalde para pedirle explicaciones de lo que pasó, se explicó y el alcalde le dijo que si firmaba un documento al gitano lo desterraban (para que veáis lo querido que era el gitano en el pueblo, se ve que estaban esperando cualquier altercado para aprovechar y tirarlo del pueblo), y mi padre dijo que él no era quién para desterrar a nadie, pero eso sí, que juraba por el hijo que acababa de tener, que en el maletero del coche, desde que pasó lo que pasó, tenía siempre la escopeta cargada y montada, y que desterrarlo no, pero si tenía que cargárselo a él o a quien pillara de ellos lo hacía.
Nunca le pasó nada, si bien, siempre iba él y mis tíos con mil ojos vigilando sus espaldas por si a caso, no sé si fue porque el gitano se cagó cuando el alcalde se lo contó o solo por condescendencia por no haberlo echado del pueblo, pero cierto es que nunca tuvo más problemas.
Mirar cómo era ese gitano, que luego entre las propias familias gitanas años después se supo que ellos mismos lo echaron del pueblo.
Bien se merecía que lo hubiera ahogado.