Oye Tools, ¿se te ha muerto alguna vez alguien cuya muerte te hiciera sufrir? A mí sólo mi gato. Soy una afortunada.
He ido a dos velatorios (velorios) y a 0 entierros. 1 incineración del padre de un novio que tuve que me quiso ver antes de morir y yo dije que nanai, y puse una excusilla (y siento que me ha condenado ese hombre).
¿Y qué te pusiste? (Que se ve que es un tema recurrente). Espero que no fueras de gala, lagarto, porque ir de gala a un velorio es la cosa más rastrera y asquerosa del mundo. Peor si eres casada. Dime que elegiste tus prendas sólo pensando en que fueran oscuras y humildes, limpias y decentes.
Yo tuve que lidiar con el gitaneo que se montó en la enfermedad, agonía y muerte de mi suegra, hacer el papeleo, escoger caja, ramos...hasta el vestido, que si me descuido la amortajo yo.
Con mi cuñada me retiré un poco, ya avisé a los hermanos, así que me limité a intentar que mi marido no le partiera la cara al segurata en urgencias la última vez que la llevaron.
Lo que nunca he hecho es ir a
rapiñar limpiar las moradas de los muertos, aunque en el caso de mi tío tuve que quedarme en su casa a dormir y quiera o no algo he tenido que ver del espectáculo.
Sobre mi manera de vestir no sufras, soy una señora y muy discreta, no desentono nunca, y si les preguntas de aquí unos meses, más de uno te dirá que no està seguro de si he ido al entierro, pero que creen que no.
Hace años murió una antigua novia de mi marido, de una sobredosis. En el funeral lo veía a él muy raro y mirando todo el rato hacia atrás, yo miraba y no veía nada raro y él solo decía que ahí estaba el hijoputa.
De repente se levantó y salió escopeteado, yo detrás por si las moscas. Para cuando llegué a fuera me lo veo fuera de sí y agarrando a un punki guarro del cuello, quería tirarlo por la barandilla, era el novio de la yonki, el que le estaba con ella cuando le dio el chungo y la dejó tirada. Yo me limité ver qué pasaba, no me apetecía nada llevarme un sopapo por culpa de un jarnoso, lástima que salió la gente de la misa y entre tres pararon a mi entonces novio, aún recuerdo la cara de susto del rijoso y a las abuelas horrorizadas por la cantidad de herejías que salían de la boca de mi pareja.