Lo sabía, sabía que esto era un nido de maricas. Se muere el primo inglés de Miguel Bosé y todos a llorar y poner vídeos del gay, porque era un artista, Bowie, un artista que os hacía estremecer con su arte-música y que sólo estaba al alcance de vuestra sensibilidad. Muere Prince, a plañir.
Pero muere un hombre, un negro como una mula. Un puto negro que repartía hostias que daba gusto verle, un negraco que daba envidia verle, un puto animal con un cuerpo prodigioso y una agilidad endiablada, un puto artista con una plasticidad en sus movimientos que ya quisiera para él el marica de Nacho Duato.
Entiendo que el arte del boxeo, como el del toreo, no está al alcance de todos, de la misma manera que un cerdo no puede apreciar la música de Beethoven. Entiendo que sois nenazas y que preferís escuchar a vuestros ídolos de papel cuché encerrados en vuestras habitaciones a ver un combate de boxeo donde dos hombres, feir play, miden sus fuerzas, su hombría.
Probablemente el deporte más bonito que existe, el más noble, el más humano. Dos hombres, un cuadrilátero y unas reglas entre caballeros. Pero claro, a los maricas les gusta más el fútbol, que es un deporte de perros corriendo detrás de la pelotita para entregársela a su dueño con la boca. Perros, maricas, juegos de niños para adocenados.
El combate, el combate cuerpo a cuerpo es lo bonito, lo emocionante. Ver a Alí, en blanco y negro, danzando como una deidad y moviendo los brazos como un colibrí las alas, repartiendo mandobles a diestro y siniestros mientras esquiva todos los golpes con una agilidad admirables. Eso es deporte en estado puro, deporte de hombres con sangre en las venas.
Pero en fin, no sé. Es como predicar en el desierto, vosotros a lo vuestro, seguid escuchando música de maricas drogadictos y llorad cuando mueran vuestros iconos pop rock modernuquis. Lilas.
En el vídeo se ve como es raro que Alí pegase un puñetazo al aire, sin embargo, sus rivales no hacían otra cosa que lucha con el espacio vacío, la nada. Y es difícil vencer a la nada a puñetazos.
Disfrutad, maricas, disfrutad del poder de un hombre.