Según cuentan las leyendas, hay tabacos y tabacos.
Mientras los Habanos y el Ducados te pueden dejar mudo y echando espumarajos por la tráquea, el rubio te horada el pulmón.
Incluso, había un estudio, donde el Winston estaba considerado como el master and commander del pitillo por su porcentaje de fumadores que desarrollaban cáncer y a la postre morían. De Marlboro también se sospechaba que no era mano de santo. Parece ser que adulteraban la composición para que la nicotina del tabaco se liberara más rápidamente y producir mayor grado de adicción en el fumador, que entraba en un bucle de fumar cada vez más. De hecho según varios estudios, en la composición del cigarrillo además de tabaco, había una panoplia de compuestos, entre ellos algunos reconocidos como altamente carcinógenos.