La solución a todo esto curiosamente no está en la tele (otra herramienta más de su confabulación para el dominio global) sino en "la más fea de la clase" la religión.
El islam por supuesto que tiene una reglas severísimas para impedir que el demonio de la mujer se apropie de su mundo pero el cristianismo también lo tenía, antes de que le fuera arrebatado.
Uno de mis antiguos jefes tiene 4 hijos, 3 de las cuales son mujeres y la historia de la mayor tiene bastante tela. Cuando me la contaron me pregunte como es que Aido no había detenido a este hombre.
Resulta que un buen día sin venir a cuento la hija mayor se encierra en casa y no quiere trabajar ni estudiar, pero bien que salía con sus amigos, ella consigue engañar a una terapeuta para que le diera el papel de fobica social y justificar el hecho de vivir del bote de los padres, vamos, un auténtico chollo.
Pues bien, un buen día el padre la apunta obligatoriamente a un grupo de terapia de grupo donde estaba gente que había sufrido putadas gordas como una perdida reciente de un ser querido, un accidente que había derivado en una minusvalía o habían sufrido una situación que hacía que entraran en un total estado de pánico ante la vida, pero situaciones realmente duras.
Mi amiga no sabía donde meterse, sabía que si el terapeuta de grupo pillaba que lo suyo era un auténtico bulo entonces se le acababa el chollo, así que mi amiga empezó a sacarse una historia de la manga, se invento que no quería estudiar ni tampoco trabajar porque ella siempre había tenido una gran vocación religiosa y sus padres no la escucharían. Yo en ese momento estaba alucinando puesto que ella misma jamás había contado algo así a sus amigos.
La sorpresa fue que el terapeuta cogió el movil e hizo una llamada, al cabo de poco tiempo apareció una monja (pasaron como unos 5 minutos) y el terapeuta le pidió a mi amiga que acompañara a la monja. Al cabo de una hora apareció la monja y me dijo al oido "Sor Anna esta lista y quiere hablar con usted".
Así que fui a acompañar a la monja al convento que estaba en la otra calle de donde se encontraba el grupo de terapia, entramos dentro y me encontre detrás de las rejas a mi amiga con el habito de monja, le pregunte en privado que es lo que había pasado y me dijo que tenía que no se esperaba eso y me reconoció que lo de la depresión era puro cuento pero que por orgullo no iba a reconocerlo y se quedaría un tiempo allí.
Cuando volví a casa de Anna para explicarle a su padre él me dijo que una desconexión de toda la mierda que la ha ido influenciando le iría bien y que aunque fuera en un convento de monjas y haciendo trabajo en la comunidad al menos aprendería a ser más tolerante. Luego me pidió que lo acompañara a la reunión con la madre superiora ya que a mi ya me conocían de horas antes.
El padre de mi amiga se presento al día siguiente al convento, la madre superiora le dijo que podía llevarse a su hija cuando quisiera, que ellas no forzaban a nada y que si se quedaba había de hacer un curso previo de 6 meses antes de empezar su formación como religiosa y que durante esos 6 meses ella se podía ir a casa pero que pasado esos seis meses si ella no se iba entonces la iban a hacer novicia.
Él tras oír esto dijo "¿Y si hubiera interés para que ella fuera novicia lo más pronto posible?". La monja le respondió que si ese era el deseo entonces los padres solo tenían que entregar una dote y ella firmar un contrato, él saco el dinero (creo que algo así como entre 500 y 1000 euros) y llamaron a Anna quien se leyo el contrato por encima y acabo firmando.
De mi amiga no supe nada durante dos años hasta que un día su padre me invito a la toma de votos de su hija, le pregunte si seguía en el convento y me dijo que el papel que había firmado ella hacía que tuviera que estar dos años en el convento, que luego podía irse y al padre le devolvían al dinero, pero la trampa estaba en que el periodo de preparación duraba dos años y si en esos dos años se había pagado la dote entonces los votos ya no eran temporales sino perpetuos.
Lo que vi en la Iglesia fue a mi amiga completamente vestida de novia ir al altar y ver una ceremonia donde le ponían un anillo y la casaban oficialmente con Dios, allí supe que ya no se llamaba Anna sino Madre Marta del Espiritu Santo. Le acabe preguntando porque firmo el papel y porque en esos dos años no había renunciado a ser monja y que el teatrillo le había jugado una mala pasada. Ella me respondió que durante los primeros meses y una vez ya se vio completamente fuera del influyo mediatico se dio cuenta que su visión de las cosas estaba cambiando y como ella se encontraba cómoda en el convento decidió no salir y llevar ese tipo de vida.
Me comento además que durante esos dos años unas 3 amigas personales de ella habían entrado en el mismo convento, cuando supe quienes eran entonces llegue a la conclusión que las modernas yolovalguistas siempre han existido, solo que en el pasado eran carne de convento.