Werther
Veterano
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¿En este hilo escriben hombres o animales? Decidme, ¿hay algo que os diferencie de los brutos? ¿Tenéis consciencia, sabéis lo que es?
Bonita cosa es engañar a una mujer para que aborte, ¡¿nos hace eso mejores personas, más dignas de encomio?! ¡¿Hay que celebrarlo?! ¡¿Es una victoria?! Elogiar algo así no es propio ni de animales. Ni el más bruto de los brutos sería capaz de sentirse orgulloso por un acto semejante.
Uno puede cometer errores en esta vida, algunos muy graves, y arrepentirse de ellos, y sentirlos, y llorarlos ¡¿Pero regocijarse en ellos?!
Dar consejos para conseguir que una mujer aborte, sentirse orgulloso de dichos consejos, creerse especial por haberlos llevado a cabo, ¡bien!, ¡bravo!, ¡qué hombre más digno de aplauso! ¡Cuánto más inhumano sea su manera de proceder, más le aplaudiremos! ¡Es todo un ejemplo a seguir!
El deber de un padre surge en el mismo momento en que concibe, junto a la madre, a su hijo, independientemente de si deseaba concebirlo o no. Si no ama a la madre puede romper con ella, no hay ningún problema. Pero a un hijo no lo puedes abandonar, no puedes dejarlo a la buena de Dios, como si fuera una cosa. Es una vida, es una parte de tu vida, ¡¿cómo poder odiarlo?! Y, algo peor, ¡¿cómo poder odiarlo por tener que pagar su manutención?! ¡¿Es posible odiar a un hijo porque cuesta dinero mantenerlo?!
En cuanto al dinero, fuente de todo mal, es asombroso que le deis más importancia que a la vida. Cuidado con el afán desmesurado de riqueza, cuidado con el deseo inhumano de dinero, cuidado con poner al dios Dinero por encima del prójimo; mirad lo que le ocurrió al rey Midas, el cual podía convertir en oro todo lo que tocaba. Tanto deseó poder hacerlo que los dioses, para su castigo, le concedieron su deseo y aquí fue el comienzo de su fin, ya que creyéndose el hombre más feliz del mundo, cuando más rico, resulto al final ser el más desgraciado de todos. La riqueza terminó por engullírselo.
Bonita cosa es engañar a una mujer para que aborte, ¡¿nos hace eso mejores personas, más dignas de encomio?! ¡¿Hay que celebrarlo?! ¡¿Es una victoria?! Elogiar algo así no es propio ni de animales. Ni el más bruto de los brutos sería capaz de sentirse orgulloso por un acto semejante.
Uno puede cometer errores en esta vida, algunos muy graves, y arrepentirse de ellos, y sentirlos, y llorarlos ¡¿Pero regocijarse en ellos?!
Dar consejos para conseguir que una mujer aborte, sentirse orgulloso de dichos consejos, creerse especial por haberlos llevado a cabo, ¡bien!, ¡bravo!, ¡qué hombre más digno de aplauso! ¡Cuánto más inhumano sea su manera de proceder, más le aplaudiremos! ¡Es todo un ejemplo a seguir!
El deber de un padre surge en el mismo momento en que concibe, junto a la madre, a su hijo, independientemente de si deseaba concebirlo o no. Si no ama a la madre puede romper con ella, no hay ningún problema. Pero a un hijo no lo puedes abandonar, no puedes dejarlo a la buena de Dios, como si fuera una cosa. Es una vida, es una parte de tu vida, ¡¿cómo poder odiarlo?! Y, algo peor, ¡¿cómo poder odiarlo por tener que pagar su manutención?! ¡¿Es posible odiar a un hijo porque cuesta dinero mantenerlo?!
En cuanto al dinero, fuente de todo mal, es asombroso que le deis más importancia que a la vida. Cuidado con el afán desmesurado de riqueza, cuidado con el deseo inhumano de dinero, cuidado con poner al dios Dinero por encima del prójimo; mirad lo que le ocurrió al rey Midas, el cual podía convertir en oro todo lo que tocaba. Tanto deseó poder hacerlo que los dioses, para su castigo, le concedieron su deseo y aquí fue el comienzo de su fin, ya que creyéndose el hombre más feliz del mundo, cuando más rico, resulto al final ser el más desgraciado de todos. La riqueza terminó por engullírselo.