Voy a contar dos anécdotas respecto a lo planteado:
-Cuando era mochacho, con 7-8 años, vivía en un bloque de pisos de un barrio al que llamaban el Bronx, por el hecho de que allí residían gente de origen humilde y trabajador, y eran viviendas de protección oficial y tal. Yo vivía en el tercero, mientras que en el primero vivía una familia integrada por los dos progenitores y dos hijos. La madre era una loca que cuando se cabreaba por algo o con alguien empezaba a gritar como si la estuviesen asesinando, una trastornada de cuidado. El marido era un personaje de una moralidad más que dudosa, cazador y embustero como él solo, se decía que le gustaban las niñas y, de hecho, recuerdo haber sido testigo de como toqueteaba con lujuria a alguna pubescente del barrio. En cuanto a los hijos la hija era una subnormal insoportable, repelente hasta la náusea, mientras que el hijo era un puto gordo seboso, grandullón, que se reía y golpeaba a medio barrio.
El puto gordo en cuestión me tenía manía, probablemente porque era más delgado y agraciado que él y cuando jugaba al fútbol con otros niños del barrio mostraba más habilidad que él, que cuando lo hacía se dedicaba a dar patadas y empujones a otros niños, especialmente los menos corpulentos y de menor edad respecto a él. Recuerdo que intentaba martirizarme, sobre todo cuando me cogía descuidado tenía la manía de cogerme del cuello "amistosamente" para proferirme amenazas y darme algún que otro coscorrón. Él tenía 2-3 años más que yo, y era bastante alto y corpulento para su edad, quería ser el matón del barrio pero en realidad era un niño torpe, mantecoso y ridículo. Nadie lo soportaba y normalmente cuando era aceptado en los juegos colectivos con otros niños era mediante coacción y amenazas.
Pues bien, resulta que no hizo falta que nadie tomara represalias contra él porque un buen día yendo con su bicicleta de gordo por una zona montañosa cercana terminó por despeñarse por un barranco de no mucha altitud, pero para su desgracia se dio un golpe bastante fuerte en la cabeza. Estuvo en coma durante varios días y cuando despertó lo hizo en un estado lamentable. Al final perdió movilidad y capacidad para hablar, se quedó hecho una piltrafa, y de hecho le daban pocas esperanzas de sobrevivir. Con los años ha ido a peor, y a día de hoy va con un bastón y parece un anciano.
Por cruel que pueda resultar fue un alivio para muchos niños del barrio que este infraser quedara mermado física e intelectualmente (aunque nunca fue muy inteligente) ya que se acabaron las agresiones injustificadas y la tensión de que quisiera implicarse en los juegos de los demás niños, que normalmente acaban convirtiéndose en una puta mierda y porque arruinaba todo lo que tocaba.
-El segundo caso que quería relataros fue el de otro matón con el que fui al colegio en los primeros cursos de la EGB, hasta sexto si no recuerdo mal. Un individuo que procedía de una familia desestructurada, mal estudiante y faltón como pocos, al que expulsaron del colegio en un par de ocasiones por insultar a dos profesoras, una de ellas embarazada, a la cual dijo que se follaría a su bebé cuando éste naciese, lo cual provocó un escándalo mayúsculo.
En este caso el citado monguer no solamente la tomaba con los profesores, sino que a un servidor y a otros compañeros nos trataba de hacer la vida imposible, nos golpeaba sin motivo y amenazaba. Yo no era de los más martirizados por este infraser, pero me tenía una inquina considerable. La cuestión es que un día, cuando estábamos entrando en clase entre la multitud de niños, me pegó una colleja a lo que en un acto reflejo giré el codo hacia atrás con una cierta fuerza y le di en el ojo. Al instante de pasar eso se me abalanzó para golpearme con furia porcina, pero llegaron inmediatamente unos profesores y cortaron su venganza en seco. Al momento el ojo se le hinchó quedando su rostro desfigurado al estilo del hombre elefante. Después de aquello, juró venganza y me dijo que me mataría al salir ese mismo día. Pero ese día no pasó absolutamente nada, ni ese día ni los siguientes porque lo sacaron de clase y lo llevaron con el grupo de los retrasados e inadaptados, que tenían una clase especial para ellos. Procuré no cruzarme con él en ningún lado y conseguí cierto éxito en mi propósito.
Al año siguiente lo sacaron del colegio y no supe nada más de él hasta muchos años después, cuando se difundió el rumor de que andaba enganchado a la drogaina y poniendo el ojete en una zona de cruising. Un final totalmente merecido, en caso de ser cierto, para un infraser que tanto había dado por culo en sus años infantiles.
Fin.