El maravilloso hilo de las scat-historias

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una axila que dispensa mdma, una axila para gobernarlos a todos y hundirlos en las tinieblas.
 
joder, que voluntad de conservacion calzoncillil.

a mi las veces que me ha entrado la "implosion de la muerte" esto es, estar potando a caño vivo y que de una arcada se te salga la mierda, he tirado calzoncillos pantalon si lo llevaba y una vez hasta los calcetines, que se me salio la mierda por los tobillos.

Mas que nada, porque si me ponia a fregar mierda, potaba otra vez.

Bueno, eso significa que eres multitarea, como los ordenadores actuales. Eres capaz de cagarte y vomitar a la vez.
Yo conozco a muchos elementos, que tienen una neurona mas que los caballos, para no cagarse mientras andan.
 
Bueno, eso significa que eres multitarea, como los ordenadores actuales. Eres capaz de cagarte y vomitar a la vez.
Yo conozco a muchos elementos, que tienen una neurona mas que los caballos, para no cagarse mientras andan.

Si, es un superpoder, pero aun no se me ha ocurrido un nombre guapo para el.
 
Lo cierto es que yo de joven era muy escrupuloso con la caca. Sin embargo la experiencia de la vida te enseña que a veces debemos dejar de lado ciertos prejuicios y no obsesionarse con las pequeñas cosas sin importancia. En mi caso particular, mi punto de inflexion fue una noche de invierno fria como la de hoy en la que me pille tremenda trompa. El otro desgraciado (entonces aun solia beber acompañado casi siempre, aunque fuera con una sola persona, casi siempre igual o mas dejado que yo) con el que sali aquella noche tuvo que meterme en el taxi de vuelta y abrir la puerta de mi casa porque yo apenas era capaz de tenerme en pie. Yo obviamente de todo eso no recordaba nada, me informo el al dia siguiente que aunque poco algo mas claro si tenia lo acontecido. El caso es que al dia siguiente me desperte con tremendo olor a mierda inundando el cuarto (y eso que estaba resfriado y apenas podia saborear y oler) y con serias ganas de vomtiar debido al dolor de cabeza que me estaba dando de oler ese abono inmundo.

Cuando tuve fuerzas para encender la luz me vi el percal: me habia acostado a dormir en pelota y me habia giñado encima mientras dormia (al estilo Trainspotting, exactamente igual). Era una caca anormalmente clara para lo que suelen ser mis deposiciones post nocturnas y bastante liquida. Como habia estado durmiendo ajeno a la morterada que se habia formado bajo las sabanas, estaba literalmente rebozado en mierda de ombligo para abajo (si bien no de forma uniforme).

Gracias a Dios por aquel entonces ya vivia solo y pude soportar la humillacion del hecho bastante bien en el secretismo que otorga la soledad, y ahora el (cuasi)anonimato de internec (tambien ahora me la pela un poco, pero en el momento no lo pase bien).

Tampoco en aquella ocasion se me ocurrio deshacerme de las sabanas y despues de pegarle un manguerazo a las sabanas (las mantas estaban mas o menos salvable para lavado comun marca Rosita, que era mi asistenta hogareña de entonces) las deje en un barreño con agua un par de horas. Como aun habian manchas demasiado evidentes decidi llevarlas a la tintoreria, en la que deje nombre falso y justifique (porque obviamente dije que era mierda lo que habia) el estropicio con que mi abuelo se le habia muerto y se habia soltado el esfinter :face:.
 
Lo cierto es que yo de joven era muy escrupuloso con la caca. Sin embargo la experiencia de la vida te enseña que a veces debemos dejar de lado ciertos prejuicios y no obsesionarse con las pequeñas cosas sin importancia. En mi caso particular, mi punto de inflexion fue una noche de invierno fria como la de hoy en la que me pille tremenda trompa. El otro desgraciado (entonces aun solia beber acompañado casi siempre, aunque fuera con una sola persona, casi siempre igual o mas dejado que yo) con el que sali aquella noche tuvo que meterme en el taxi de vuelta y abrir la puerta de mi casa porque yo apenas era capaz de tenerme en pie. Yo obviamente de todo eso no recordaba nada, me informo el al dia siguiente que aunque poco algo mas claro si tenia lo acontecido. El caso es que al dia siguiente me desperte con tremendo olor a mierda inundando el cuarto (y eso que estaba resfriado y apenas podia saborear y oler) y con serias ganas de vomtiar debido al dolor de cabeza que me estaba dando de oler ese abono inmundo.

Cuando tuve fuerzas para encender la luz me vi el percal: me habia acostado a dormir en pelota y me habia giñado encima mientras dormia (al estilo Trainspotting, exactamente igual). Era una caca anormalmente clara para lo que suelen ser mis deposiciones post nocturnas y bastante liquida. Como habia estado durmiendo ajeno a la morterada que se habia formado bajo las sabanas, estaba literalmente rebozado en mierda de ombligo para abajo (si bien no de forma uniforme).

Gracias a Dios por aquel entonces ya vivia solo y pude soportar la humillacion del hecho bastante bien en el secretismo que otorga la soledad, y ahora el (cuasi)anonimato de internec (tambien ahora me la pela un poco, pero en el momento no lo pase bien).

Tampoco en aquella ocasion se me ocurrio deshacerme de las sabanas y despues de pegarle un manguerazo a las sabanas (las mantas estaban mas o menos salvable para lavado comun marca Rosita, que era mi asistenta hogareña de entonces) las deje en un barreño con agua un par de horas. Como aun habian manchas demasiado evidentes decidi llevarlas a la tintoreria, en la que deje nombre falso y justifique (porque obviamente dije que era mierda lo que habia) el estropicio con que mi abuelo se le habia muerto y se habia soltado el esfinter :face:.


CagónDios que historia.:benitooo:
 
Yo una noche en casa de una novieta mientras veíamos Donnie Darko fui al baño y hubo un escape con tan mala suerte que me manché un par de dedos... nunca imaginé que sería tan difícil quitar el olor a MIERRRRRRRRRRRDA, y mira que le frotaba con todo tipo de jabones que tenía ella en la ducha, le restregaba con esponjas y estropajos, una vez limpio seguía oliendo el hijueputa.

No se por qué tiré muchas veces de la cadena y al salir ella preguntándome por qué tardaba tanto y yo bueno si total yo ya la he visto, ya me se lo de los túneles temporales de gusanos.

En unas vacaciones en la playa durmiendo en el coche un día se fue a cagar por un campo y tardó un montón, yo mientras bañándome en el mar me preguntaba si lo habría llevado a reciclar o qué ostias.
Al final apareció y empecé a vacilarle con el tema pero no entró al trapo, no tenía humor scat.
 
Yo una noche en casa de una novieta mientras veíamos Donnie Darko fui al baño y hubo un escape con tan mala suerte que me manché un par de dedos... nunca imaginé que sería tan difícil quitar el olor a MIERRRRRRRRRRRDA, y mira que le frotaba con todo tipo de jabones que tenía ella en la ducha, le restregaba con esponjas y estropajos, una vez limpio seguía oliendo el hijueputa.

No se por qué tiré muchas veces de la cadena y al salir ella preguntándome por qué tardaba tanto y yo bueno si total yo ya la he visto, ya me se lo de los túneles temporales de gusanos.

Esto basicamente es mentira. yo, avido consumidor de carnicos, que dan los peores olores fecales de la vida, me he manchado mil veces las manos de mierda al limpiarme, basicamente porque soy mongolo y ademas tengo las manos como si fueran las de gomaespuma estas de la nba con el deo parriba, asique fallo habitualmente. y con un par de jabonadas, ni olor a mierda ni ostias en vinagre.
 

Si bueno, me gustaria a mi verte bebiendo la misma cantidad que la que bebi yo aquel dia (y sobre todo a la misma velocidad, que es el factor mas determinante segun la reconocida experiencia que en esta materia poseo). Con un basante suerte como poco acabas en coma hijo de puta.

Esto basicamente es mentira. yo, avido consumidor de carnicos, que dan los peores olores fecales de la vida, me he manchado mil veces las manos de mierda al limpiarme, basicamente porque soy mongolo y ademas tengo las manos como si fueran las de gomaespuma estas de la nba con el deo parriba, asique fallo habitualmente. y con un par de jabonadas, ni olor a mierda ni ostias en vinagre.

Afortunado ustec. No obstante la clave esta en como de pilosa es la superficie que toca caca (en su caso los dedos son poco pilosos salvo que te llames Chewbacca) y si ha habido roce mas o menos durarero con la materia fecal.
 
Tengo un jersey rojo de lana que me encanta. Y llevo dos meses sin lavarlo. Huele a sobaco y a perfume y a humo y lejanamente a suavizante, y es divino, me gusta el olor, y no es sólo la complacencia con los propios olores de manual, es que es un olor que mola... ¡Ay que me gusta! Es una delicia.

Te lo compro.
 
En la veintena, esa maravillosa década, en la que te comes el mundo y piensas que lo que da sentido a la vida es disfrutar el momento. No era raro que llegase a casa borracho o drogado, o ambas cosas, que era lo habitual. Siempre me he sabido buscar las amistades, y no me avergüenzo en reconocer que he sido un come bolsas. Es bueno tener a un amigo camello, las rayitas estaban aseguradas y las rondas también. Yo, en cambio, ayudaba en la logística y de vez en cuando hacía una entrega, peccata minuta.

Una noche llegué a casa desfasado, era ya de madrugada y mis padres se levantarían en breve, así que procuré no hacer ruido y meterme en la cama sin montar ningún espectáculo. Fue meterme en la cama y empezar el carrusel, malísimo oiga, pero no me podía levantar porque ya oída el bullicio mañanero. Me empezaron a sobrevenir arcadas, primero poco frecuentes, pero al rato parecía un sapo. No quería ni moverme, estaba como una estatua con la esperanza que si no me movía se me pasaría el trance. Pero me empezaron a subir unos efluvios ácidos a la boca, que no era sino el preludio de lo que vendría después en forma de torrente desbocado. En una de las arcadas, que ya eran tan frecuentes que prácticamente eran consecutivas, noté que la boca se me había llenado de vómito. Tropezones, sabor ácido y salado mezclado con el dulzor del güisqui, muy calentito todo. Gracias a dios no lo eché fuera, me lo dejé en la boca, que se me quedó como cuando Saurtenes contrata a un negro.

Era una guarrerida, pero al menos no había potado en la habitación, y la posibilidad de levantarme con el boca llena a dos carrillos e ir al baño a soltarlo no la contemplaba pues me podría encontrar con mis padres. Así que ni corto ni perezoso, me tragué otra vez el buche de devuelto. Craso error, amigos míos, entré en una espiral incontrolada donde tragaba y vomitaba. Deseé la muerte, me asqueé de mí mismo y pude comprobar que lo más bajo que un ser humano puede caer es tragándose su propio vómito repetidamente, incluso poniendo en peligro mi propia vida porque aquello era la antesala del Averno.

Por fin pude controlar la situación y en vez de tragármelo todo seguido, que me volvía a dar la arcada fatal, decidí tragar poco a poco, saboreando el mejunje para que mi estomago pudiese amortiguar el impacto. Aquello funcionó y por fin deje de devolver.
La boca se se quedo como si me hubiese comido una alpargata de Benito, la garganta áspera como un estropajo y un regusto a inmundicia que jamás olvidaré. Recuerdo que lloré en silencio al amparo de la oscuridad de mi habitación.

Cuando lo conté al día siguiente en la taberna quedé como un ser de luz y desde aquél día noté que se me respetaba más entre mí círculo de conocidos.
 
En la veintena, esa maravillosa década, en la que te comes el mundo y piensas que lo que da sentido a la vida es disfrutar el momento. No era raro que llegase a casa borracho o drogado, o ambas cosas, que era lo habitual. Siempre me he sabido buscar las amistades, y no me avergüenzo en reconocer que he sido un come bolsas. Es bueno tener a un amigo camello, las rayitas estaban aseguradas y las rondas también. Yo, en cambio, ayudaba en la logística y de vez en cuando hacía una entrega, peccata minuta.

Una noche llegué a casa desfasado, era ya de madrugada y mis padres se levantarían en breve, así que procuré no hacer ruido y meterme en la cama sin montar ningún espectáculo. Fue meterme en la cama y empezar el carrusel, malísimo oiga, pero no me podía levantar porque ya oída el bullicio mañanero. Me empezaron a sobrevenir arcadas, primero poco frecuentes, pero al rato parecía un sapo. No quería ni moverme, estaba como una estatua con la esperanza que si no me movía se me pasaría el trance. Pero me empezaron a subir unos efluvios ácidos a la boca, que no era sino el preludio de lo que vendría después en forma de torrente desbocado. En una de las arcadas, que ya eran tan frecuentes que prácticamente eran consecutivas, noté que la boca se me había llenado de vómito. Tropezones, sabor ácido y salado mezclado con el dulzor del güisqui, muy calentito todo. Gracias a dios no lo eché fuera, me lo dejé en la boca, que se me quedó como cuando Saurtenes contrata a un negro.

Era una guarrerida, pero al menos no había potado en la habitación, y la posibilidad de levantarme con el boca llena a dos carrillos e ir al baño a soltarlo no la contemplaba pues me podría encontrar con mis padres. Así que ni corto ni perezoso, me tragué otra vez el buche de devuelto. Craso error, amigos míos, entré en una espiral incontrolada donde tragaba y vomitaba. Deseé la muerte, me asqueé de mí mismo y pude comprobar que lo más bajo que un ser humano puede caer es tragándose su propio vómito repetidamente, incluso poniendo en peligro mi propia vida porque aquello era la antesala del Averno.

Por fin pude controlar la situación y en vez de tragármelo todo seguido, que me volvía a dar la arcada fatal, decidí tragar poco a poco, saboreando el mejunje para que mi estomago pudiese amortiguar el impacto. Aquello funcionó y por fin deje de devolver.
La boca se se quedo como si me hubiese comido una alpargata de Benito, la garganta áspera como un estropajo y un regusto a inmundicia que jamás olvidaré. Recuerdo que lloré en silencio al amparo de la oscuridad de mi habitación.

Cuando lo conté al día siguiente en la taberna quedé como un ser de luz y desde aquél día noté que se me respetaba más entre mí círculo de conocidos.

AMÉRRIMO :121:121turbo::121
 
Las historias de gómitos me suelen arrancar alguna arcada, es curioso el asco que produce. ¿Es algo innato el que nos produzca tanta ascufa la caca y el gómito para evitar que hagamos el truco de la comida infinita?

https://youtu.be/CuQO33FM604
 
Las historias de gómitos me suelen arrancar alguna arcada, es curioso el asco que produce. ¿Es algo innato el que nos produzca tanta ascufa la caca y el gómito para evitar que hagamos el truco de la comida infinita?
Y no sólo eso, leí una vez que la caca de tus padres te huele peor que la de las demás personas ajenas a tu familia para evitar incesto e hijos defectuosos. Todo muy asqueroso.
 
En la veintena, esa maravillosa década, en la que te comes el mundo y piensas que lo que da sentido a la vida es disfrutar el momento. No era raro que llegase a casa borracho o drogado, o ambas cosas, que era lo habitual. Siempre me he sabido buscar las amistades, y no me avergüenzo en reconocer que he sido un come bolsas. Es bueno tener a un amigo camello, las rayitas estaban aseguradas y las rondas también. Yo, en cambio, ayudaba en la logística y de vez en cuando hacía una entrega, peccata minuta.

Una noche llegué a casa desfasado, era ya de madrugada y mis padres se levantarían en breve, así que procuré no hacer ruido y meterme en la cama sin montar ningún espectáculo. Fue meterme en la cama y empezar el carrusel, malísimo oiga, pero no me podía levantar porque ya oída el bullicio mañanero. Me empezaron a sobrevenir arcadas, primero poco frecuentes, pero al rato parecía un sapo. No quería ni moverme, estaba como una estatua con la esperanza que si no me movía se me pasaría el trance. Pero me empezaron a subir unos efluvios ácidos a la boca, que no era sino el preludio de lo que vendría después en forma de torrente desbocado. En una de las arcadas, que ya eran tan frecuentes que prácticamente eran consecutivas, noté que la boca se me había llenado de vómito. Tropezones, sabor ácido y salado mezclado con el dulzor del güisqui, muy calentito todo. Gracias a dios no lo eché fuera, me lo dejé en la boca, que se me quedó como cuando Saurtenes contrata a un negro.

Era una guarrerida, pero al menos no había potado en la habitación, y la posibilidad de levantarme con el boca llena a dos carrillos e ir al baño a soltarlo no la contemplaba pues me podría encontrar con mis padres. Así que ni corto ni perezoso, me tragué otra vez el buche de devuelto. Craso error, amigos míos, entré en una espiral incontrolada donde tragaba y vomitaba. Deseé la muerte, me asqueé de mí mismo y pude comprobar que lo más bajo que un ser humano puede caer es tragándose su propio vómito repetidamente, incluso poniendo en peligro mi propia vida porque aquello era la antesala del Averno.

Por fin pude controlar la situación y en vez de tragármelo todo seguido, que me volvía a dar la arcada fatal, decidí tragar poco a poco, saboreando el mejunje para que mi estomago pudiese amortiguar el impacto. Aquello funcionó y por fin deje de devolver.
La boca se se quedo como si me hubiese comido una alpargata de Benito, la garganta áspera como un estropajo y un regusto a inmundicia que jamás olvidaré. Recuerdo que lloré en silencio al amparo de la oscuridad de mi habitación.

Cuando lo conté al día siguiente en la taberna quedé como un ser de luz y desde aquél día noté que se me respetaba más entre mí círculo de conocidos.

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Hace eones me pillé una borrachera mastodóntica en las fiestas de Teruel. Total, que desperté totalmente aturdido en un parque, pasmado de frío y con tal malestar general que estuve tentado de pedir a alguien que me rematara allí mismo. El caso es que conseguí ponerme en pie y sentí que algo me impedía caminar de manera normal, y al rato lo descubrí, me había cagado encima, pero no un trocico de mierda cualquiera, que va, había echado la mayor plasta de mierda que ser vivo hubiera conocido desde que el mundo es mundo.

Al principio el pánico se apoderó de mí, pero me recompuse y me dirigí al bar más cercano que encontré. Entré con toda la naturalidad del mundo y pedí un pacharán con hielo. Cuando el camarero se volvió a buscar la botella, fui raudo y veloz hacia el servicio y me encerré en uno de los baños. Quité la tapa del retrete, me despojé de mis apestosos pantalones, me quité con sumo cuidado mis calzoncillos para que la mierda no rozara por mis piernas, y me aseé con el agua que había acumulada en el tanque del retrete.

Más o menos acabé un poco adecentado, pero no quiero ni imaginar la cara del pobre hombre que entrara en ese servicio y viera esos calzoncillos rebozados en mierda tirados en el suelo.
 
Hace eones me pillé una borrachera mastodóntica en las fiestas de Teruel. Total, que desperté totalmente aturdido en un parque, pasmado de frío y con tal malestar general que estuve tentado de pedir a alguien que me rematara allí mismo. El caso es que conseguí ponerme en pie y sentí que algo me impedía caminar de manera normal, y al rato lo descubrí, me había cagado encima, pero no un trocico de mierda cualquiera, que va, había echado la mayor plasta de mierda que ser vivo hubiera conocido desde que el mundo es mundo.

Al principio el pánico se apoderó de mí, pero me recompuse y me dirigí al bar más cercano que encontré. Entré con toda la naturalidad del mundo y pedí un pacharán con hielo. Cuando el camarero se volvió a buscar la botella, fui raudo y veloz hacia el servicio y me encerré en uno de los baños. Quité la tapa del retrete, me despojé de mis apestosos pantalones, me quité con sumo cuidado mis calzoncillos para que la mierda no rozara por mis piernas, y me aseé con el agua que había acumulada en el tanque del retrete.

Más o menos acabé un poco adecentado, pero no quiero ni imaginar la cara del pobre hombre que entrara en ese servicio y viera esos calzoncillos rebozados en mierda tirados en el suelo.

¿ Pero se bebió el pacharán o no ?
 
Hace eones me pillé una borrachera mastodóntica en las fiestas de Teruel. Total, que desperté totalmente aturdido en un parque, pasmado de frío y con tal malestar general que estuve tentado de pedir a alguien que me rematara allí mismo. El caso es que conseguí ponerme en pie y sentí que algo me impedía caminar de manera normal, y al rato lo descubrí, me había cagado encima, pero no un trocico de mierda cualquiera, que va, había echado la mayor plasta de mierda que ser vivo hubiera conocido desde que el mundo es mundo.

Al principio el pánico se apoderó de mí, pero me recompuse y me dirigí al bar más cercano que encontré. Entré con toda la naturalidad del mundo y pedí un pacharán con hielo. Cuando el camarero se volvió a buscar la botella, fui raudo y veloz hacia el servicio y me encerré en uno de los baños. Quité la tapa del retrete, me despojé de mis apestosos pantalones, me quité con sumo cuidado mis calzoncillos para que la mierda no rozara por mis piernas, y me aseé con el agua que había acumulada en el tanque del retrete.

Más o menos acabé un poco adecentado, pero no quiero ni imaginar la cara del pobre hombre que entrara en ese servicio y viera esos calzoncillos rebozados en mierda tirados en el suelo.

el tio que se encontro los gallumbos, creeme que penso "señor por favor que no me pase a mi eso que le ha pasado a este" y los pillo con un palo y a la basura.

no por nada sino porque es relativamente frecuente currando en hosteleria encontrarte un zurullo en diversas formas esporadicamente. paradojicamente, es mas frecuente que sea en el baño femenino, y hablo de troncos de mierda, porque compresas con todo el tomaco pegadas a la pared con las "alas" de pegarse en las bragas, perdi la cuenta en 1998 y lo de cagarse en la papelera de los tampones y las compresas que estaba al lado de la taza tambien era un clasico que nunca llegue a comprender el porque.
 
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