Si pudieran follar con una cantidad indecente de tías y alguien les pagara las fantas , al principio sería el paraíso terrenal pero pasado un tiempo se acomodarían , lo mágnifico sería solo bueno y con más tiempo, lo bueno solo sería lo normal , querrían algo más... querrían a la más malota , a la interesante, a la que está más buena , a la que te pone a mil , a la que es diferente , a la que si tienes tus amigos te van a envidiar y odiar mientras se contentan con ese ejército de mediocres.
Por fin la reflexión profunda nos está conduciendo a dilucidar y esclarecer una percepción mucho más clara de lo que sucede en las relaciones diarias y habituales entre hombres y mujeres. Ellas no ejercen sólo como las putas malas, sino que están desempeñando un papel (un rol) asignado que les han impuesto y que han aprendido por presión social, y que a veces les resulta tan desagradable o más que el nuestro como hombres.
No son lorealistas o putas porque deseen serlo espontáneamente de forma instintiva (algo que en parte tienen arraigado profundamente en los genes como base de su propio ser) sino también porque es la interpretación que les han hecho aprender en la familia, en la sociedad, por sus padres, amigas, etc. Una mujer no puede ser "espontánea", no puede ser ella misma, sino el remedo de una modelo que basa su intento de atracción en las miles, millones, de imágenes que circulan a diario de cómo ser extraordinarias, de modelos de pasarela, de fotos en revistas, de vestidos, maquillajes, zapatos, gestos, comportamientos envarados, de como convertirse en el foco de atracción de todas las miradas y eso produce una tensión, un malestar, que a la larga lo pagan con neurosis, depresiones, estar chocadas del coco. Sus peores enemigas son ellas mismas: la presión social que les impone la belleza, el estilo, el dinero que gastan en miles de pamplinas que ellas terminan por creer esenciales.
Aunque parezca increíble de imaginar para nosotros, las mujeres también sufren. Sufren porque están obligadas a interpretar incansablemente el papel de divinas de la muerte, de arreglarse constantemente con los trapitos más caros o de última moda, de tener una inútil y perenne imagen bonita en la que están eternamente compitiendo unas con otras con la finalidad de obtener el mejor macho posible para que las dejen preñadas.
Si para un hombre eso sería un sinvivir, imagínense para ellas, que, por lo general, son inseguras, inconstantes, que tienen un acentuado sentido de inhibición frente a las críticas, que son tímidas por naturaleza aunque traten de aparentar seguridad y de que necesitan apoyo y seguridad.
No es menos cierto que tienen una marcada mala leche, que abusan de su papel preponderante de ser las que eligen, las que marcan con quiénes van y cuando van, pero no pensemos, como se ha dicho más arriba, que eso les proporciona calma, felicidad o seguridad. Nunca saben a qué carta quedarse. Saben que sin son formales, si se portan de la forma más madura que pueden intentar, obtendrán un pagafantas que las cuiden, que les proporcionen esa seguridad y tranquilidad necesarias para tener hijos y cuidar la prole, del dinero necesario, pero a un mismo tiempo, saben que sin son más putas, más malotas, más guarras, podrían intentar conseguir esos machas alfas por los que suspiran para que las dejen preñadas, aunque en su fuero interno comprenden que las dejarán tiradas y que tendrán que vérselas solas cuidando de los fetos vivos que tengan sin más apoyo que los padres o los servicios sociales.
Cuando una mujer se decide a tener relaciones sexuales, siempre apuesta más que un hombre, siempre arriesga más y puede perder mucho más.
Para nosotros, hombres normales, a veces nos extraña que se cabreen o respondan de malos modos cuando se les acercan hombres con la intención de ligarselas, pero pensad cómo sería vuestra vida si tuvierais que apartar constantemente lejos de vosotros una tía tras otra, sabiendo que en el fondo lo único que quieren de vosotros es vuestro pene para que las dejéis preñadas. Detrás de la frase de "
los tíos sólo piensan en eso" hay un malestar mucho más profundo que el que nosotros llegamos siquiera a imaginar. Las preparan para ser las mejores, las que se llevarán el gato al agua, dedicando cientos, miles de horas, a arreglarse, a aprender el modelo de sus madres (que en cierta forma consiguieron éxito), de tener una familia, un hogar, y saben que ellos, los hombres, sólo las quieren abiertas de patas para echarles un polvo. Si se entregan fácilmente, será consideradas unas putas ninfómanas, y si no se entregan fácilmente serán consideradas unas estrechas indeseables.
Sí, en su mayoría son unas putas, pero unas putas que sufren, que nunca tienen realmente lo que desearían y que saben que les va a costar la propia vida y miles de fracasos y palos obtener la meta que les fijaron cuando jugaban con sus muñecas de barbie siendo niñas. ¿Cómo se explica que debiendo ser tan felices teniendo la sartén por el mango sufran más depresiones y neurosis que los hombres? ¿Cómo se explica que jugando en su terreno, teniendo el supuesto "control" de lo que desean, no sepan nunca lo que quieren, estén constantemente juzgándose a sí mismas y sean pasto fácil de las críticas que ellas mismas se lanzan unas a otras?
Finalmente, no pidamos peras al olmo: una mujer no está "diseñada" para reflexionar metafísicamente sobre aspectos produndos de la existencia, no está cualificada para ser creativa, para ser inteligente, para resolver conflictos o salir adelante: una mujer es esencialemente dependiente, insegura y necesita cuidados. En cierta forma es como un niño: inconstante, caprichoso, impredecible, frágil.