A raíz de lo que comenta
@Spawner sobre su relación, he pensado en abrir este hilo y contar mi experiencia con el tonteo. Mi experiencia es muy distinta a la suya, seguramente, porque él ve de una forma más abierta la relaciones.
Mi caso:
Conozco a un chico el año 2014. Yo tenía 19 años y él 5 más. Mi experiencia con las relaciones era prácticamente nula. Una relación a 1.000 km distancia que no llegó a nada, un rollo con un bajista (no
@liachu69), un tonteo sano con un compañero de universidad y poco más. Él ya había tenido alguna que otra relación larga y bastante más tralla que yo en temas sexuales. Primer inconveniente: cuando alguien tiene tan poca experiencia y está con alguien que ya sabe latín.
Al principio fuimos muy despacio en cuestión de relación, no terminamos de formalizar hasta bastante tiempo después, no definimos nada. Lo único que estaba claro por ambas partes era que tendríamos una relación cerrada y ya está. Él sabía que yo tenía una mentalidad bastante tradicional en cuanto a las relaciones y en un primer momento pensé que él también. Al ser una persona muy poco confiada y que iba muy despacio no me gustaba pedirle demasiadas aclaraciones sobre el tema que teníamos para no agobiarle. Él siempre hablaba en general, nunca de nuestra relación en particular y decía que no quería convivir con ninguna mujer, que le gustaba demasiado estar solo pero que le gustaba pasar tiempo conmigo. Eso es lo único que me decía cuando yo le preguntaba acerca de lo nuestro, que le gustaba estar conmigo y que eso era suficiente.
Nos veíamos los fines de semana en una casa que tenía para mí sola, normalmente de viernes a domingo o lunes por la mañana. El resto de la semana cada uno iba a lo suyo aunque hablábamos a diario. Nos fuimos de vacaciones de verano juntos y ahí, aunque no hubo palabras aclaratorias, sí quedó claro que estábamos saliendo y que era una relación en toda regla, o eso pensaba yo.
En ese tiempo, yo sabía que en su trabajo había una chica de su edad. Me la había nombrado alguna que otra vez, se conocían de hacía bastante tiempo aunque nunca habían tratado demasiado. Parece ser que la muchacha debió notar ALGO y por entonces empezaron a coleguear. Yo sabía perfectamente que se veían a diario y que hablaban. Él cada vez hablaba más de ella, me hablaba a mí, a amigos en común. Comenzaron a hablar mucho por whatsapp. Aquí yo ya estaba un poco escamada, se dedicaba a hablarme sobre las aventuras de su compañera a diario. La llamaremos Sonia. Sonia hoy ha venido con un pantalón tal y cual, Sonia es muy guapa, Sonia lleva el pelo de tal forma, Sonia está muy bien de físico, tiene el mejor culo que he visto nunca, blabla. Recordemos que yo no quería agobiar y como él me hablaba tanto de ella supuse que no había mala intención en el fondo porque si no, no tendría sentido que me hablara tanto al respecto.
Al irnos de vacaciones, el tema de Sonia quedó un poco aparcado, en segundo plano. Ella estaba de vacaciones y no volvía hasta semanas después. Él no me habló de ella y pensé que ya se le habría pasado la fiebre.
Durante las vacaciones surgió el tema de facebook, me dijo que no lo usaba desde hacía meses y que no le gustaba subir fotos, cosa que me consta que es cierta. Así que me pareció una tontería pedirle una solicitud de amistad, dado que yo tampoco lo uso demasiado y me parecía un poco chorra. Pero en ese momento me pareció que lo de que no lo usaba demasiado era una trola, una excusa, porque yo sabía que él tenía a Sonia. Él me aseguró que había sido ella quien le mandó solicitud de amistad en esas semanas.
Ahí quedó el tema de Sonia durante un tiempo.
Al volver de las vacaciones me enteré de varias cosas. Antes de irnos había estado tonteando con otra. Llegaron a hacer guarreridas por skype. Después de las vacaciones pensaba que las cosas entre nosotros habían cambiado y pensé que eso no se repetiría. Pero después de eso, estuvo mandándose mensajes con una amiga mía, no era subidos de tono pero sí eran claramente de tonteo. Ella enseguida me pasó las capturas. Yo al echarle en cara todo lo que estaba haciendo se enfadó conmigo y me bloqueó un rato del whatsapp. Yo fui tonta e intenté olvidarme de todo cuando me desbloqueó. Pensé que me estaba volviendo una paranoica y que el tema se me estaba yendo de las manos, probablemente por mi nula experiencia en las relaciones.
Llegados octubre o noviembre, nos fuimos de puente unos días. En el apartamento donde nos quedábamos no íbamos a tener buena conexión, así que cada uno tenía unas películas en un USB para poder entretenernos un rato. Estábamos en el sofá y me dio su USB para que reprodujera una película y de paso, me enseñó una foto que había hecho y que tenía ahí almacenada. Cuando pasé para ver el resto de fotos, se le había colado una. Era una foto de su ex, con fecha de hacía una semana. Ella se la había mandado. La foto era un lefazo suyo en la foto de su ex, en la pantalla del ordenador.
Sinceramente yo ya estaba muy cansada por toda esa situación y pensé en más de una vez darle un punto final a todo eso. Me parece absurdo intentar cambiar a una persona que no ve nada malo en hacer ciertas cosas y si él era así y no se escondía, yo no tenía ningún derecho a exigirle nada. Sin embargo, yo ya estaba pillada y tenía la esperanza de que él se diera cuenta de que yo lo estaba pasando mal con toda esa situación.
La última gorda fue unas semanas después, estábamos en mi casa y estaba hablando por whatsapp con Sonia. Ella le había pasado una foto y él estaba dándole todo tipo de halagos al respecto. Yo le cogí el móvil y le pedí que me enseñara la conversación. Alcancé a leer unas líneas y eran bastante delatoras. Él se fue de mi casa indignado porque yo había violado su intimidad, supuestamente. Yo jamás le cogí el teléfono a escondidas, sólo en ese momento y delante de él, para pedirle que me enseñara la conversación. Terminé yo pidiéndole perdón.
Yo ya estaba totalmente vencida. Por una parte deseaba que me pusiera los cuernos ya de una vez y poder dejarle. Abrir los ojos. Era una cosa que me carcomía. El tonteo no me parecía un motivo suficiente para dejarle. En realidad para mí era muy doloroso pero yo no quería dejarle, necesitaba algo más. Al día siguiente de la gran bronca que tuvimos a mi casa me fui al gimnasio, recuerdo estar subida en una elíptica que daba justo enfrente de la tv y pasarme ahí más de una hora simplemente pensando qué hacer, con toda la desgana del mundo, se me acercó un chaval de mi edad y me empezó a hablar, le noté interesado en mí. Era majo, la verdad. Le di las buenas tardes y me largué, sabiendo perfectamente que nadie iba a valorarlo.
Con todo esto, ya llevábamos más de un año, habíamos dado forma a lo nuestro y en todos los demás aspectos nos iba de 10. Pero yo no podía quitarme de la cabeza el tonteo que había tenido. Se sumó una vecina suya a la que terminó agregando a whatsapp, y pese a que le propuso directamente que se fuera a la cama con ella, palabras textuales, él no dejó de hablar con ella.
Sin embargo, mi obsesión con todo esto era Sonia, porque yo sabía que no era solamente atracción física sino que también se contaban cosas que yo ni siquiera sabía. Yo estaba poseída por los celos, así que lo siguiente que hice fue hackear el facebook a la muchacha y colarme en él. Había conversaciones de messenger con él. Y otra cosa de la que también me di cuenta: fue él quien le mandó la solicitud de amistad.
Continuará...
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