Fucked de la vida
Muerto por dentro
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El viernes pasado eché grasa blanca en espray a la cerradura de la puerta de atrás de la cequin porque no me abría con la suavidad que solía. A la mañana siguiente al montar, tiene cierre centralizado, y andar unos metros con ella, noté que se oía el ruido del tráfico de una manera rara y que el habitáculo se enfriaba como si una corriente de aire extraña estuviese atrapada dentro. Rápido pensé en lo que decían en El Sexto Sentido, que cuando un espíritu se va a manifestar la temperatura ambiente desciende drásticamente. Pero al mirar por el espejo retrovisor vi que iba abierta la puerta de par en par, paré y después de asegurarme de que no había sido forzada por algún ladronzulo para robarme la chatarra, la cerré. Me pareció extraño, por la tarde me hizo lo mismo al cogerla, y al día siguiente igual. Y al siguiente, y seguro que hoy me lo hace otra vez. Lo lógico sería pensar que la grasa en spray ha aflojado las clavijas de la cerradura y que ahora a la mínima se abre, como por ejemplo con el cierre centralizado. Pero últimamente sufro una concatenación de desafortunadas desdichas que ponen en peligro mi salud y tranquilidad espiritual. Sé que tengo muchos enemigos, algunos de ellos peligrosos, y que cuando con la fuerza no se puede vencer al enemigo se recurre a la magia negra. Males de ojo, velas negras, hechizos, maleficios, planetas alineándose, espíritus que no descansan en paz.