Gina Gross
Clásico
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- 4 Mar 2006
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En la vida no todo es siempre agradable. No todo son polvos memorables y buenas experiencias. En ocasiones, la memoria hace desaparecer temporalmente algunos malos recuerdos para después resucitarlos con mayor fuerza y crueldad en nuestra cabeza. Es el caso de las experiencias íntimas con las conocidas o conocidos callos malayos.
Este tipo de individuo es como el borrachuzo pero en feo. Ante todo, hay que diferenciar entre dos arquetipos diferentes. En primer lugar está el callo buenazo, el noblote, el que no tiene malicia y no tiene intención de molestarte, aquel que sale a divertirse con sus colegas y es normalmente educado y respetuoso con las chicas. Pero queda hablar del otro espécimen, el callo maléfico, el pernicioso, el avispao, la bestia parda que te observa desde la oscuridad del local y espera a que estés lo suficientemente borracha como para asaltarte. Este ejemplar utiliza la mentira para poder abusar de ti, y no importa si le has dejado claro que no quieres nada con él porque utilizará las conocidas tácticas malayas para conseguir verte los labios menores.
Una de ellas es invitarte a beber alcohol. Él sabe que en tu ingesta de alcohol está su fuerza, sus posibilidades. Con esto hay que tener cuidado, hay que ser tajante, un “NO” directo con cara de síndrome premenstrual es suficiente. Si aún así aceptamos alguna copa, debemos beber con cuidado, el alcohol no es buen compañero, el alcohol nos pone cachondos, nos excita, que empiezas tomándote una copa con Jordi Estadella y con la tercera te das cuenta de que te ponen sus lorzas y los lomos que le salen de la espalda.
Esta claro, en el momento en que pensemos cosas como “no es tan feo el chaval” “para una noche tampoco..”, debemos huir, estamos cayendo.
Clásico ejemplo de grupo masculino con callo incorporado. Normalmente parece el más viejuno del grupo aunque tenga la misma edad que sus compañeros.
En este caso, nuestro objetivo sería el pijo del jersey azul marino, si no cuela lo intentaremos con el muchachote de verde, y en el peor de los casos experimentaremos con el de blanco. Jamás con el callazo chandalero. El callo es malo, es nuestro enemigo.
Si la táctica del alcohol no le funciona, pasará a la siguiente, que consiste en ablandarte el corazón contándote su PUTA VIDA. Te habla de lo mal que le han tratado las mujeres, de que sólo busca una chica con la que charlar un rato, comienza a contarte dramas familiares, accidentes de coche, amputaciones de piernas y cuando te quieres dar cuenta estas en la calle comiéndole los morros. Cuidado con esto, el callo es feo pero no tonto. Todo esto responde a una elaborada estrategia que durante la semana ha ido tejiendo sigilosamente.
Las fotos con mujeres es otra de las debilidades de estos sujetos. ¿Dónde están sus manos? Ni él mismo lo sabe.
Si pese a todo has metido la pata y te has enrollado con él, no lo reprimas, desahógate con alguien de confianza, alguien que te escuche y no te juzgue. En cuanto a él , la misma noche debes desaparecer cuanto antes, nada de dejar pistas ni huellas de dónde estudiamos o trabajamos, estos individuos si se ponen pesados son capaces de llamar a Paco Lobatón para que tu careto salga en la cortinilla de Quién sabe donde.
Son muy listos, si quieren, te encuentran. Que yo una vez tuve un affaire con uno de Alicante al que le faltaban tres dientes y hace poco me lo encontré en un parking de Madrid señalándome con el dedo.
La de la derecha se parece a Pitita Ridruejo. Da igual, no existen metas, nada se desecha.
Y por supuesto, jamás daremos el móvil. Esto es fundamental, nada de dudar, nada de sentimentalismos o lo pagaremos caro. Que de repente un martes estas viendo en la tele la reposición en la 2 de Las tortugas Ninja sin molestar a nadie y cuando menos te lo esperas recibes uno de esos mensajes suyos que te ponen los pelos como escarpias: “Ahora mismo me estaba acordando de ti......jeje.” Que te dan ganas de bajar las persianas y esconderte en una esquina del salón con una barra de aluminio en la mano por si se le ocurre pasarse por tu barrio.
El cardo español existe, señores. Está entre nosotros ,a veces es nuestro colega, a veces es nuestra pareja, a veces somos uno de ellos. Eso es algo que nunca sabremos.
Porque no todo son ligues excepcionales, porque aquí todo dios ha estado alguna vez con alguien más feo que él mismo. Y porque todos nos hemos liado con cardos.
Nárrenlo. Descríbanlos. Quiero ver cómo se humillan. Adoro verles sufrir.
Este tipo de individuo es como el borrachuzo pero en feo. Ante todo, hay que diferenciar entre dos arquetipos diferentes. En primer lugar está el callo buenazo, el noblote, el que no tiene malicia y no tiene intención de molestarte, aquel que sale a divertirse con sus colegas y es normalmente educado y respetuoso con las chicas. Pero queda hablar del otro espécimen, el callo maléfico, el pernicioso, el avispao, la bestia parda que te observa desde la oscuridad del local y espera a que estés lo suficientemente borracha como para asaltarte. Este ejemplar utiliza la mentira para poder abusar de ti, y no importa si le has dejado claro que no quieres nada con él porque utilizará las conocidas tácticas malayas para conseguir verte los labios menores.
Una de ellas es invitarte a beber alcohol. Él sabe que en tu ingesta de alcohol está su fuerza, sus posibilidades. Con esto hay que tener cuidado, hay que ser tajante, un “NO” directo con cara de síndrome premenstrual es suficiente. Si aún así aceptamos alguna copa, debemos beber con cuidado, el alcohol no es buen compañero, el alcohol nos pone cachondos, nos excita, que empiezas tomándote una copa con Jordi Estadella y con la tercera te das cuenta de que te ponen sus lorzas y los lomos que le salen de la espalda.
Esta claro, en el momento en que pensemos cosas como “no es tan feo el chaval” “para una noche tampoco..”, debemos huir, estamos cayendo.
Clásico ejemplo de grupo masculino con callo incorporado. Normalmente parece el más viejuno del grupo aunque tenga la misma edad que sus compañeros.
En este caso, nuestro objetivo sería el pijo del jersey azul marino, si no cuela lo intentaremos con el muchachote de verde, y en el peor de los casos experimentaremos con el de blanco. Jamás con el callazo chandalero. El callo es malo, es nuestro enemigo.
Si la táctica del alcohol no le funciona, pasará a la siguiente, que consiste en ablandarte el corazón contándote su PUTA VIDA. Te habla de lo mal que le han tratado las mujeres, de que sólo busca una chica con la que charlar un rato, comienza a contarte dramas familiares, accidentes de coche, amputaciones de piernas y cuando te quieres dar cuenta estas en la calle comiéndole los morros. Cuidado con esto, el callo es feo pero no tonto. Todo esto responde a una elaborada estrategia que durante la semana ha ido tejiendo sigilosamente.
Las fotos con mujeres es otra de las debilidades de estos sujetos. ¿Dónde están sus manos? Ni él mismo lo sabe.
Si pese a todo has metido la pata y te has enrollado con él, no lo reprimas, desahógate con alguien de confianza, alguien que te escuche y no te juzgue. En cuanto a él , la misma noche debes desaparecer cuanto antes, nada de dejar pistas ni huellas de dónde estudiamos o trabajamos, estos individuos si se ponen pesados son capaces de llamar a Paco Lobatón para que tu careto salga en la cortinilla de Quién sabe donde.
Son muy listos, si quieren, te encuentran. Que yo una vez tuve un affaire con uno de Alicante al que le faltaban tres dientes y hace poco me lo encontré en un parking de Madrid señalándome con el dedo.
La de la derecha se parece a Pitita Ridruejo. Da igual, no existen metas, nada se desecha.
Y por supuesto, jamás daremos el móvil. Esto es fundamental, nada de dudar, nada de sentimentalismos o lo pagaremos caro. Que de repente un martes estas viendo en la tele la reposición en la 2 de Las tortugas Ninja sin molestar a nadie y cuando menos te lo esperas recibes uno de esos mensajes suyos que te ponen los pelos como escarpias: “Ahora mismo me estaba acordando de ti......jeje.” Que te dan ganas de bajar las persianas y esconderte en una esquina del salón con una barra de aluminio en la mano por si se le ocurre pasarse por tu barrio.
El cardo español existe, señores. Está entre nosotros ,a veces es nuestro colega, a veces es nuestra pareja, a veces somos uno de ellos. Eso es algo que nunca sabremos.
Porque no todo son ligues excepcionales, porque aquí todo dios ha estado alguna vez con alguien más feo que él mismo. Y porque todos nos hemos liado con cardos.
Nárrenlo. Descríbanlos. Quiero ver cómo se humillan. Adoro verles sufrir.