La función original del preservativo fue la de anticonceptivo, ya que retiene en su interior el semen, impidiendo de esta manera su contacto con los óvulos.
Diversos estudios científicos comprobaron más tarde que también es útil en la prevención de las enfermedades de transmisión sexual (ETS). Su efectividad en la prevención de ETS es discutida, pues el preservativo masculino más común, el de hule látex natural, no protege al escroto ni evita las infecciones producidas por epizoonosis (piojo púbico, escabiasis), por lo que su efectividad para prevenir una ETS ronda el 95%, mientras que su efectividad como método de control natal es más alta, hasta 97%, cuando se usa, en ambos casos, de forma apropiada.