Menudos benditos estáis hechos... pazguatos.
Dejad que os cuente algo sobre las gordas. Hay una opinión, bastante extendida en este foro por lo que veo, que consiste en defender que las gordas follan mejor. Hay dos vías principales para montar la argumentación:
1) Publicidad negativa
Los guapos, esos seres tocados por la polla mágica de Adonis, lo tienen todo ganado de buenas a primeras. Su belleza les precede y avala. Ellos lo saben, y su pareja es un triste mortal con una suerte de campeonato: no pasa cada día que los Dioses se encaprichen en mantenerse fieles a un ser inferior, así que ese pobre diablo debe mostrar argumentos de un peso suficiente como para anclar a ese Dios a ras de suelo y evitar que vuelva flotando hasta el Olimpo.
2) Publicidad positiva
En realidad este argumento es shurprimo del anterior, pero en este caso nos ponemos en la piel de la gorda. La pobre risketta sabe que sus posibilidades de mojar son escasas, así que se desvive para complacer a su comparsa.
Tajadera rebuznó:
Por supuesto, porque creen que va a ser la última vez.
Esto se traduce en un genuino interés por sus vicisitudes sentimentales y un especial cuidado en la estimulación erótico-sexual.
Además nadie folla como una jamona con ganas y hambre atrasados... Es un hecho científico.
Supongo que hasta aquí estamos todos de acuerdo, ¿no?
Pues os han estafado, no hagáis caso de estos profetas del tocino. Que no os engañe esta burda manifestación de la moral del esclavo.
Las gordas son las raras. Sus adipocitos son su estigma, y esto es una putada muy grande. No es como tener dos pollas, que más o menos te lo puedes montar para ocultarlo hasta que ya es demasiado tarde. Ser gorda es una evidencia que te convierte en ciudadana de segunda clase. Los tíos sólo te llaman en caso de extrema necesidad. Los dependientes te atienden con desgana. No te dejan militar en CIU. Sólo puedes ir a cortarte el pelo en peluquerías caninas. Y si un paladín pasa por tu lado se te echará encima para clavarte la espada.
Por esta razón una gorda es un ser empapado de odios y rencores contra la humanidad, los cuales se manifiestan de forma especialmente virulenta durante las relaciones sexuales. Podríamos hacernos los sigmunfreuds como Sirano y explicar este hecho mediante la polaridad de Eros y Thanathos, pero la verdad es mucho más simple: una chica quiere follar, pero es gorda. Sus potenciales percutidores la rechazan. En este punto, el coito pasa de ser un intercambio sexual a una sórdida satisfacción unilateral. No hay amantes, no hay seducción: sólo hay CAZADORES y PRESAS. Esto la gorda lo sabe, y precisamente está harta de que le digan que sus cervatillos se aproximarán a ella por su carisma y su inteligencia. Sabe que estos argumentos no valen, en el juego de la seducción sólo funciona la elocuencia axiomática de una escopeta.
Por eso cuando atrape a su PRESA no estará por hostias, la culpará de su exilio social y de la hipocresía que le han vendido. La destripará. Le cortará el cuello con una sierra de marquetería. Se hará una lámpara con la piel de su polla. Le arrencará las orejas a modo de trofeo y hará paté con su hígado.
Tened mucho cuidado con las gordas, es mi consejo de hoy. Si salís esta noche poneos una rebequita, que dicen que refrescará.