Dios, que se me había olvidado la inspectora de Sanidad!
Decía Marco Polo que "solo expliqué la mitad de lo que vieron mis ojos, porque si lo explicara todo no me creerían".
Pues a mí me pasa lo mismo con esta. Mi hilo puede tambalear si lo explico, porque vais a poder dudar, pero yo os juro por mi vida que esto ocurrió, como ocurrió todo lo que expliqué.
Agüiiiisima. Que se creía que era la Inspectora de Sanidad y que estaba en un control ahí mismo. Y era una garrulaza de 50 años encocadisima, súper tirada, con la voz ahí cazallosa.
Que se atrapó ahí mismo y se emparanoyo de repente, al punto de ir identificandose como tal al que recoge los vasos, al DJ, a un promotor, de forma superficial, "dónde está el vigilante?", les decía, y luego a mí ya de forma no superficial.
- Dónde está tu DNI? Dame tu DNI.
- Pero quién es usted?
- Soy la inspectora de Sanidad. Y Dacienda. Tu DNI...
(Aquí voy a hacer un paréntesis.
Se iba bajando la coca mientras me lo decía. Era una caricatura precisamente porque era la antítesis de un inspector de Sanidad. Y "Dacienda también", que decía ella. Una tía roñosa, hecha caldo, analfabeta...
Un personaje Santiago Segura. Santiago Segura era un genio porque él, que sabe que este tipo de personajes existen, los introduce en sus películas, cuando el mundo del arte los obvia. Por eso te descojonas. Él no los inventa, simplemente los acoge y te cuenta de ellos, y tú sabes reconocer a esos person que hasta entonces eran tabú en las cámaras de un cineasta).
- Acabo de bajar al lavabo y ahí no tenéis na bien ni en condiciones. Había una metiéndose ahí dos rallas. Aquí no cumplís na, las mascarillas no sé qué...
Me decía mientras se iba corrigiendo la mascarilla, que sabemos que a veces se nos descoloca, mientras por el mismo precio se bajaba la farla.
Llegó a cogerme de la chaqueta y todo, agresiva y rallada en su película de que ya de ya empezaba a precintar el local.
Al final se desrallo de la misma forma en que se rallo. Y hubo algún momento en que llegué a pensar que la tenía que acabar engrilletando, porque estuvo como cinco minutos de reloj así de atrapada y ya empezaba a tocar agresivamente.
Al cabo de una hora la volví a ver pasar con un colega suyo, que iban rápido a la pista a bailar hablando entre ellos de su fiesta y me ignoró por completo, ya en una fase más normalizada con su paranoia de inspectora ya fuera de su mente, y no volvió en toda la noche a molestar.
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