Todo eso ya viene de los duros tiempos en que no existían los seguros. Ya lo dice Blasa: "toda la cosecha a tomar por culo". La vida en el campo siempre fue jodida de verdad y no había tiempo para estreses y síndromes ´burn out´. Tocaba cuidar como oro en paño a las ovejas y demás bestias y, si se rompían una pata, se las sacrificaba y a tomar por culo. Los hijos, como las mulas o los cerdos, eran peones al servicio del padre, que antiguamente aún conservaba autoridad y cojones (no como en las familias modernas, que en lugar de un padre y una madre, hay dos madres

).
De esas míseras condiciones viene la ruindad de siglos del campesinado español. De aquí viene la dureza de Blasa, esa falta absoluta de refinamiento erótico que se traduce en "bombazos que meten miedo", o hacer "tragar polla que jode" por el sumidero de la boca de la puta, convertida en un peón más, cacho de carne sin sentimientos, como la cabra o su hijo, o como él mismo. Sí, amigos, Blasa ha llevado una dura vida, constituye un tesoro residual de nuestra historia, y se merece que le tratemos con cariño.