Verbatinéame, que voy a por palomitas :31
Cuando amas a alguien, quieres ser la primera persona en conocer cuanto le ocurre: si es malo para aliviar su tristeza y si es positivo, para compartir y aumentar su dicha. Se sienten sus triunfos como propios, y las penas que le acontecen duelen incluso más que si nos ocurrieran a nosotros, por no poder evitar su dolor. Sentir que realmente prefiero que me ocurra a mí en vez de a él. Saber que su felicidad me hace feliz aunque no repercuta en mí.
Se antepone su bienestar al propio.
Se está ahí cuando nos necesita, no hay excusa posible que valga, aunque no podamos hacer nada. Hacer todo lo que esté en nuestras manos, incluso lo que no, para remediar su desdicha. Dejar el egoismo innato a un lado.
Todo esto no se hace en base a ningún tipo de moralidad. No se hace porque creemos que está bien; simplemente no podemos evitar comportarnos así.
El amor es conocimiento: no se puede amar algo que no se conoce, no se puede amar algo en lo que no hemos ahondado hasta ahogarnos en sus fangos; de lo contrario estaremos amando un espejismo, o un reflejo de lo que queremos amar, que casi nunca es lo que acabamos amando.
No puede existir amor sin algo de irracionalidad.
Saber con certeza que seguiríamos tirándonoslo a gusto aunque perdiera su atractivo.
Encuentro especialmente bella la azul más pequeñica.