Esta es una pieza llamada "Puterío laboral", que forma parte de un proyecto más amplio llamado "Todas putas" y que muestra como el género femenino utiliza el gran poder que su chocho ejerce sobre el género opuesto para dominar y doblegar la voluntad del macho.
Es una obra conceptual donde una prenda femenina comparte espacio en una mesa con otras herramientas de uso normal en una oficina. La grapadora representa el trabajo diario que miles de mujeres desempeñan en el mundo occidental, y las bragas representan el furor uterino que las hace a todas ser unas putas. La necesidad de quitarse las bragas para ser penetradas por el macho alfa, en este caso el jefe, es algo innato y que no puede ser doblegado ni por miles de años de intento del hombre para educarlas y que no sean tan putas, ni por parte de las religiones que las amenazan con arder eternamente en el infierno por su promiscuidad.
Una muestra de como la mujer sustituye la meritocracia por la chochocracia.
He trabajado con materiales primarios: la madera de la mesa representa lo orgánico, el rígido metal de la grapadora representa el intento del hombre por hacer las cosas bien y seguir un camino recto, y el tejido sintético y elástico de las bragas representa la falsedad del género femenino y los cambios de volumen y forma que sufren sus órganos sexuales por el uso desbocado de los mismos, respectivamente.