Victor I
Freak
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- 24 Ene 2006
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No quería ponerme impertinente. Me gusta debatir aún cuando tengo por seguro que la razón está de mi parte, que en mis manos tengo cuatro ases de distinto palo y un comodín guiándome un ojo cómplice y victorioso. Pero entre mis manos tengo también la Anábasis de Jenofonte y siguiendo su ejemplo debo yo también recurrir a la épica y a los héroes, cuando cercados de enemigos y adversidades tuvieron que demostrar ser dignos de la sangre que corría por sus venas y de la libertad que otros ganaron para ellos. No puedo yo entonces disfrutar del privilegio que Madrid me ofrece y mostrarme timorato y escrupuloso en su defensa, no puedo observar detrás de mi coraza semejantes blasfemias y permitirlas crecer como malas hierbas.
Podríamos hablar de museos y victorias deportivas, de hospitalidad y solidaridad presupuestaria, pero estas virtudes que valdrían por si solas para dar por cerrado el hilo terminan convirtiéndose pábulo para torticeros y tergiversadores. De quienes conspiran desde la periferia y la envidia no es posible esperar que sean razonables, que admitan que su error y tiendan la mano esperando el perdón y la reconciliación. Se acabó el tiempo de las palabras, no voy a ceder el turno para que respondan con un nuevo desplante.
He llegado hasta este punto guardando mis armas principales, dejando en la santabárbara mis argumentos más explosivos e irrebatibles. Con Madrid tiene, no ya España, sino el mundo entero una deuda que requiere siglos y mucha gratitud para pagar. Porque fue en Madrid donde abrieron los ojos dos de los mayores genios de los que la Historia ha podido gozar y beneficiarse. Fue en Madrid donde crecieron, donde asentaron su talento y lo regalaron al Universo entero. Después de esto ya no queda nada que decir, no hay un hombre sobre la Tierra que se atreva a a levantar su voz para otra cosa distinta que loar la grandeza y el señorío de la Capital del Imperio.
¡PIM!
¡PAM!
¡PUM!
Gracias a todos por su participacion
Candado, merienda y a la piscina.
Podríamos hablar de museos y victorias deportivas, de hospitalidad y solidaridad presupuestaria, pero estas virtudes que valdrían por si solas para dar por cerrado el hilo terminan convirtiéndose pábulo para torticeros y tergiversadores. De quienes conspiran desde la periferia y la envidia no es posible esperar que sean razonables, que admitan que su error y tiendan la mano esperando el perdón y la reconciliación. Se acabó el tiempo de las palabras, no voy a ceder el turno para que respondan con un nuevo desplante.
He llegado hasta este punto guardando mis armas principales, dejando en la santabárbara mis argumentos más explosivos e irrebatibles. Con Madrid tiene, no ya España, sino el mundo entero una deuda que requiere siglos y mucha gratitud para pagar. Porque fue en Madrid donde abrieron los ojos dos de los mayores genios de los que la Historia ha podido gozar y beneficiarse. Fue en Madrid donde crecieron, donde asentaron su talento y lo regalaron al Universo entero. Después de esto ya no queda nada que decir, no hay un hombre sobre la Tierra que se atreva a a levantar su voz para otra cosa distinta que loar la grandeza y el señorío de la Capital del Imperio.
¡PIM!
¡PAM!
¡PUM!
Gracias a todos por su participacion
Candado, merienda y a la piscina.