218. Diversos pensadores han señalado que el izquierdismo es un tipo de religión. No lo es en el estricto sentido de la palabra porque esta doctrina no postula la existencia de ningún ser supranatural. Pero para los izquierdistas, su doctrina juega el mismo papel psicológico que para mucha gente la religión. NECESITAN creer en el izquierdismo, juega un papel vital el su economía psicológica. Sus creencias no son fácilmente modificables por la lógica o por los hechos. Tienen una profunda convicción de que es moralmente Correcto con una C mayúscula y que no sólo tiene el derecho sino el deber de imponer su moral a todo el mundo. (De todos modos, mucha de la gente a la que nos referimos como «izquierdistas» no piensan en sí mismos como tales y no describirían su sistema de creencias como izquierdismo. Usamos este término porque no encontramos uno más apropiado para designar el amplio espectro de creencias que incluya a los movimientos feministas, a los derechos de los homosexuales, a la corrección política, etc., y porque estos movimientos tienen una fuerte afinidad con la vieja izquierda). (Ver párrafos 227-230).
219. El izquierdismo es una fuerza totalitaria. Dondequiera que esté en una posición de poder tiende a invadir toda parcela privada y fuerza a todo pensamiento a un molde izquierdista. En parte es por el carácter casi religioso de este, todo lo que sea contrario a sus creencias representa el Pecado. Más importante, el izquierdismo es una fuerza totalitaria debido al impulso por el poder de sus seguidores. Busca satisfacer su necesidad por el proceso de poder a través de la identificación con un movimiento social y trata de atravesar el proceso de poder ayudando a perseguir y conseguir las finalidades del movimiento (ver párrafo 83). Pero no importa lo lejos que llegue el movimiento consiguiendo su objetivo, el izquierdista nunca está satisfecho, porque su activismo es una actividad sustitutoria (ver párrafo 41). Esto es, su verdadero motivo no es conseguir las ostensibles finalidades del izquierdismo; en realidad está motivado por el sentido de poder que obtiene luchando por una finalidad social y luego vomitarla. Muchos están motivados también por la hostilidad, pero ésta probablemente resulta en parte de una necesidad de poder frustrada. Consecuentemente, no está nunca satisfecho con lo conseguido, su necesidad por el proceso de poder le conduce siempre a perseguir algún nuevo fin. Quiere igualdad de oportunidades para las minorías. Cuando está conseguido insiste en igualdad estadística de éxito para las minorías. Y mientras alguien albergue en algún rincón de su mente una actitud negativa hacia alguna minoría, tendrá que reeducarlo. Y las minorías étnicas no son suficiente, a nadie se le puede permitir el tener una actitud negativa hacia los homosexuales, la gente discapacitada, gorda, vieja, fea, etc. No es suficiente que el público esté informado sobre los riesgos de fumar, tiene que ser estampado un aviso en cada paquete de cigarrillos, tienen que restringirse o ser prohibidos los anuncios de cigarrillos. Los activistas no estarán nunca satisfechos hasta que el tabaco esté fuera de la ley, y después de eso será el alcohol, después la comida basura, etc. Han luchado contra los brutales abusos a niños, lo que es razonable. Pero ahora quieren parar todo castigo físico. Cuando hayan hecho eso querrán prohibir alguna otra cosa que consideren malsana, luego otra cosa y luego otra. Nunca estarán satisfechos hasta que tengan control total sobre las prácticas de educación de los niños. Y luego se moverán a alguna otra causa.