Slk el manflorita rebuznó:
Voy a lloriquear un rato que me he bebido un par de vasos de jumilla y tengo ganas de quejarme:
¿Os imagináis por un momento ser uno de los siete u ocho profesores que tienen que aguantar sus payasadas, sus desafíos y sus salidas de tono en una clase con 25 más, de los que entre tres y cuatro serán parecidos a ella, ocho o diez irán de malotes y el resto serán normales, salvo un par de ellos que serán muy buenos (empollones pringuis para los demás), sin poder hacer prácticamente nada?
Las sanciones son, para el que no lo sepa, parte disciplinario (que se pasará por el higo), expulsión de la clase

(recurso muy poco utilizable, porque sino se te echará encima la directiva o la inspección, porque no sabes atender la diversidad y eso), la expulsión hasta tres días (si lo decide la directiva, cosa que pasará si eres uno de ellos8-) o si te llevas bien o, incluso, si te ha hecho algo muy sangrante), expulsión de un mes (si agrede a alguien o hace alguna burrada muy, muy gorda, tras la decisión de la comisión de convivencia del consejo escolar), el cambio de centro (en casos de violaciones o algo que salga en prensa, porque casi nunca se aplica y solo lo hace la Delegación). Y ahí acaban las medidas que puedes adoptar, salvo tu carisma personal, tu mala leche para dar voces o echar miradas fulminantes.
Imagináos, teniendo que dar una clase de literatura, matemáticas o lo que sea, con veinticinco. Dos o tres del estilo de esta tipa. Lo primero que haces es entrar y ver como la están armando dentro en el descanso, luego (según el carisma) te tirarás entre un minuto y cincuentaicinco intentando que se callen y no se maten entre ellos. Entonces la verás en actitud chulesca, a esta tipa, con las piernas apoyadas en el quício de la ventana y le dirás: -"Jenny del Rosario, ¿qué haces con las piernas en la ventana? ¿no ves que además de peligroso, no es forma de comportarse en un centro?". Y ella te responderá: -"es que me ha dicho el médico que me dé el aire en el coño" con aire chulesco. A lo que seguirá un pequeño alboroto de papeles, gritos,etc, finalizando en "te voy a poner un parte", "me da igual, ponme otro más, si quieres" con mirada desafiante. La echas de clase y te quedan cuatro más con los que lidiar.
Así día tras día, cuando no es que uno no se ha traido los libros, es que el otro le tira gomas al de delante y cuando no se lían a palos en el descanso y los tienes que separar. Eso un día y otro, con la Jenny, con el Jonathan y con el Wilson y los tres moros, y tú ahí intentando hacer algo, no por esos que no lo merecen, sino por los demás que sí. Eso es el día a día de un centro normal.
Imagináos que sois vosotros y que no podéis, bajo ningún concepto, meterle un hostión a la niñata, al niñato o a su puta madre. Paciencia del Santo Job que hay que tener.