Historia de mierda (no scat), pero si una historia de justicia, mecagonlahostia.
5º o 6º de egb, hará 20 años fasilmente. Ya avanzado algo el curso todavía estaban dando coletazos los cromos de la liga, y si bien algún año compré cientos de sobres, luego me di cuenta que era mucho más fácil y económico hacer la colección casi completa cuando a la gente le faltaban muy pocos cromos y no tenían miramientos en cambiártelos a ti que habías tenido suerte tocándote el que le faltaba por cientos de repetidos que ellos ya no querían para nada.
En estas entra en acción el ladrón de la clase, uno de los 3 malotes (que no me llevaba mal con ellos ni nada) pero que todo el mundo, sobre todo sus iguales, sabían de su condición ladronicia. Me llega al final de la última clase y me dice que le deje ver mi minitaco de cromos, a ver si le interesa algo. Malo. Este hijoputa en vez de venir a clase con un taco gigante de cromos solo venía con uno pequeño de 30 o 40, todos fichajes (creo que esas eran las buenas, no? las que estaban al final del álbum) y algún crack, bueno, ya sabéis. Total, que le digo que no que no, que solo tengo cartas malillas y solo una buena, el gilipollas de roberto carlos, para los mas jóvenes, un negro con voz de travela que jugaba en el Madric. Eso, que no le iba a interesar nada "pero hombre, déjame verlas, que no te voy a robar...", el hijoputa encima con choteo.
Se pone a verlas, pasa pasa pasa pasa, roberto carlos, pasa pasa pasa... Me dice que tiene todo, me da el taco y a buscar que voy, como las había dejado en el mismo orden y sabía yo donde estaba miro y... el puto roberto carlos que no está "oye, dame roberto carlos" "pero sinior, yo no he robado nada, se lo huro..." hacía así con las manos como un mago, los bolsillos... El muy cabrón llevaba la chaqueta enganchada a la cintura y para mi que se la metió en algún recóndito lugar (porque también miró por ahí y no tenía nada). "Lo mismo se me ha caído mientras bajábamos las escaleras, voy a mirar", yo no había quitado ojo y no se había caído nada, sube y baja y lo que me imaginaba, que no había visto nada, tanto paripé el puto subnormal para robarle un cromo a un gordo, todo por un negro.
Total, que resignado me fui a casa, pero no triste, sabía que el tenía un taco, y que por la tarde cuando volviéramos a clase iba a mirarlo, y como estuviera roberto carlos (ya dejo de nombrar a este desgraciado) lo iba a coger.
Llega la tarde, toca inglés y en cuanto me doy cuenta veo que la profe le ha quitado el taco de cromos "cuando acabe la clase te lo doy, que si no no vas a parar en toda la clase", y lo dejó encima de su mesa, justo delante de él que se sentaba en primera fila. Coño, ya no podría husmear. Total, acaba la clase y yo no le tenía perdida la vista al chorbo, se levanta y se va, pero... pero... pero que cojones? Se ha dejado el puto taco encima de la mesa, la profesora querría irse a charlar con la compañera y salió pitando, y el resto igual, dejando un tesoro solo encima de la mesa. Me hice un poquito el longui guardando las cosas quedándome el último, fui a la mesa, cogí el taco, no se donde cojones me lo escondí por si acaso esto explotaba antes de salir del colegio y se ponían a registrar, me metí entre todo el mundo sin que nadie se diera cuenta de que era el último, volvemos a la clase normal (no se por qué volvíamos si solo teníamos inglés, la dictadora de la profesora nos querría mandar más deberes aún o yo que se) y él se da cuenta "ahí va, mis cromos!!!1!" y todos esperando en clase.
(Pequeño receso, que veo que la historia ha cogido velocidad... música de ascensor de fondo... Esta profesora no tenía ningún problema en dejarnos en clase el tiempo que hiciera falta de más, 1, 2 horas... pena que en aquella época las madres no decían ni mu, hoy día le salta una con la carta de los derechos humanos y no se queda ningún crío ni un segundo de más... Lo que quiero decir con esto es que mi temor era que volviera el otro sin sus cartas y la profe empezara a registrarnos, ya estaba yo intentando buscarle un escondite entre el radiador que tenía a mi lado, cuando...)
Ya uno gruñió que por qué estábamos esperando, que había tocado la campana y la profe por primera vez en su vida dijo que venga, todos fuera, que ya volvería el otro y ella lo esperaba. Saliendo le vimos por el pasillo "no están mis cromos, me los han robau!!!1uno!", yo como si nada seguí andando entre la multitud hasta llegar donde me esperaba mi santa madre y allí me fui entre unos arbustos, quité la goma y joder, todo fichajazos, entre ellos el simio que me había robado, estaba que no cabía en mi. No le dije ni mu a nadie, salvo a mi madre, que al contrario de lo que os pasa a muchos era mi cómplice número 1 y al comentarle todo lo que os acabo de contar daba saltos de alegría. Esos cromos fueron mi pequeño tesoro, no dije nada y fui cambiando alguno (pocos, no recuerdo si finalmente compré el álbum y lo rellene o simplemente los tiré al cajón) y si alguien me decía que de donde había salido, pues coño, de un puto sobre.
Al día siguiente el colega estaba encolerizado, ni se le pasaría por la cabeza que yo hubiera urdido tan magno plan, y aunque de cara todos decían lo cabrón que había sido quien le había quitado sus cromos, a sus espaldas todos sintieron que a sus bolis, lápices, borrados, rotuladores, etc desaparecidos cual niñas en méxico se les había hecho justicia y se sentían un poco complices de ese robo. Aquel día hice el mundo más justo.
The end.