Sospechad siempre de los inmaculados, los cátaros, los ultrapuros... quienes dan lecciones morales suelen ser farsantes.
La política de designación de arbitrajes en eventos deportivos como la que seguía la UEFA para los partidos de clubes europeos es muy similar a las redes clientelistas de los partidos judiciales, más aún que los partidos políticos. Los árbitros no pueden perjudicar los intereses de quienes mandan, trastocar el statu quo de la hegemonía, por lo que a cambio de la promesa de prosperidad económica, de la protección que ofrece el reparto del dinero, que sustente proyectos de vida serializados, se muestran obedientes a dar una buena hoja de servicios.
Platini y Blatter estaban más untados de sobornos que los funcionarios urbanísticos por Núñez, que los recaudadores que tuvo Convergencia en tiempos de la familia Pujol, que los financiadores del Partido Popular... pero no menos sobornados que los jueces prevaricadores, fiscales corruptos, el teatro de marionetas serviles que conforman secretarias judiciales y gestoras procesales, misterio de la desaparición de partes médicos por torturas bajo custodia, informes forenses falsificados, abogados venales del turno de oficio que no tienen ni un putapénico despacho destartalado... ahí está la corrupción institucionalizada, una masa salarial de dinero público para una casta parasitaria, en una vida de servidumbre bajo la amenaza de las pistolas, cuyos mandos exigen la impunidad absoluta y la omertá como pacto para seguir haciendo el trabajo sucio con diligencia.
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Giovanni Falcone bien sabía la situación de indefensión de los justiciables como de los propios magistrados, que no se arriesgan por temor a su propia vida, sino por ser padres de familia ante todo, los primeros expedientes desde el poder judicial, las acusaciones de traición, luchas internas de poder para ocupar una plaza superior, las revocaciones de sentencias, los traslados forzosos con la consiguiente mudanza, cambiar de colegio, el trastorno en la vida familiar para los hijos que vivirán también amenazados.
Todo depende de los cimientos morales y el sentido de la justicia de quien no tiene ningún poder coercitivo por encima de su propia jerarquía gremial.