Además
Elisa se creía torre e incluso catedral y era sólo una piscina veraniega en la que el otro quería darse un bañito y adiós. Ni eso, una alberca.
No entendéis nada.
A Elisa cuando nació le tocó un bonito físico, una cara bonita y Dios se quedó corto en cuanto a la parte de raciocinio que le tocaba a nuestra diosa. El tema es que ella siempre ha echado a faltar esa parte de su ser. Por eso, cuando veía a alguien capaz de crear una frase con una subordinada y es que le caía la baba. Ella era feliz de llegar al cumple de su amiga de la mano de un intelectual, que no dejaba de ser un medio hombre con enorme apetito carnal. Ella presuponía que al contrario, al ser intelectual los vicios de la carne le serían ajenos.
Porque no nos engañemos, a Elisa, como a nuestra Maje le iba la movida con tíos buenos, la movida de Íñigo no le iba. Bomberos o policias locales que la empotren en el baño de un restaurante. Elisa, dada su cortedad mental flipó un poco con Íñigo y le dijo no es no. Y a la mañana siguiente se olvidó del asunto, tenía otras cosas en las que ocupar sus dos neuronas.
Cuando sale todo el jaleo de la dimisión, los dimes y diretes, a nuestra heroína se le encendió una luz y allá que fue pizpireta a comisaría a soltar su tontería. A los policías les hizo mucho jiji pero esto creció de una manera que jamás habría pensado ella. Intento parchear y la iba cagando cada vez más.
Le ha venido de puta madre que la abogada estuviese tan preñada.
La amo.
Fíjate,
@dakilla, las mujeres de mi vida, Elisita y ahora Elisa.