Bueno, ahí va el resumen del encuentro.
Quedamos a las 19:00 es una conocida zona de terrazas. Yo como siempre, puntual; ella casi 10 minutos tarde. Para mi sorpresa, vino sola. Dos besos de rigor y a sentarnos a tomar algo.
Empezamos hablando, cómo no, de anécdotas del colegio. Curiosamente, decía que no se acordaba de casi nada, ni de la excursión de 8º, ni siquiera de mi nombre.......
. Después, empezó una chaparrada
de 4 horas que, básicamente, fué un monólogo de su vida desde los 14 a los 37. Mis impresiones eran ciertas, noviete de años con planes de boda y al final nada. Intentaba no darle importancia al asunto, pero yo le noté cierta envidia al hablar de sus hamijas casadas, con prole y casa.
Como digo, no paraba de hablar,parecía que había vivido todo ese tiempo en una isla desierta sin comunicarse con otro ser humano. Yo intentaba meterme en la conversación, porque me daba palo estar todo el rato limitándome a escuchar y asentir con la cabeza como un gili, pero a la tercera palabra que yo decía ella empezaba otra vez. No me preguntó casi nada de mi vida (aparte de en qué trabajo y si vivo sólo). Jamás había visto una tia darle a la lengua de esa manera; yo hubiera sido incapaz porque el final habría terminado con dolor de garganta.
A eso de las 23:00, como pude (porque ya digo que no paraba de hablar ni para coger aliento), le dije que tenía que irme. Sin yo pedírselo, me acompañó a mi coche (aunque no la llevé a ningún sitio) y me pidió mi número para hablar por whattsap. Estoy seguro que si no me voy, a estas horas aún sigue conmigo hablando sin parar.
Para que os hagais una idea, esta chica es la típica niña mona de provincias que con veintipocos se marchó a Madrid a vivir su gran sueño de dar un buén pelotazo. 15 años y unas cuantas pollas después, el pelotazo nunca llegó. Sabe que en un sitio como Madrid, una mujer de su edad, por buena que esté (que lo está) lo tiene muy crudo y ha decidido volver al terruño a ver si aún queda libre algún soltero de oro.
Ahora que tiene mi número, esperaré a que mueva ficha, a ver si es ella la que se pone en contanto y propone otro encuentro. De ser así, le daría una oportunidad, a ver si me la puedo calzar y darme un homenaje por aquellos viejos tiempos en los que no me hacia ni puto caso. Y si no, pues otra zorra más que se irá al saco de las bloquedas.