Si durante mi tierna juventuc llegué a follar algo, fue gracias a mi condición de fotógrafo amateur. Solía poner anuncios en periódicos gratuitos, en la sección laboral, buscando modelos con experiencia y rogándoles seriedad. Llamaba bastante gente. Divorciadas a dos velas, hippies (actualmente perroflautas), ciclotímicas en fase eufórica, alguna golfa despistada, etc. Eran dosmil pesetillas por hora, negociables, pero la verdad es que muchas se dejaban retratar de gratis, por aquello de no haberlo hecho nunca y ser necesario un periodo de prueba y adaptación. También las había más listas que el hambre, esa es la verdad, pero ya me encargaba yo de darlas esquinazo.
Jovencitas guapitas en busca de un book, a descartar rápidamente, y las pocas veces que les seguí el juego salí perdiendo ciertamente. Cuanto más lejos mejor.
Bien cierto es que eran otros tiempos, ahora la internec ha hecho mucho daño y estas putánganas parece que se fían menos.
Ahora con la crisis, me dan ganas de volver a las andadas y humillar a alguna señora de mediana edad carente de recursos paseándole un billete de veinte euros por las narices a ver si se pone en porreta, pero ya digo que son otros tiempos, e incluso yo ya no soy el mismo. Seamos respetuosos con el calendario.
Fué una época fructífera aquella, y lo poco que sé de psicología femenina lo hube de aprender en aquellos tiempos.
Le recomendaría a Cachondo que se olvide de la teen. No se la va a jincar y le pueden meter un embolao.
Un besito.