JOSÉ TOMÁS: Arrodilláos, putas

toro furioso rebuznó:
para tu informacion si torean mujeres, incluso hace poco salio la primera mujer recortadora.

para becerro de oro decirle que eso de que dices de que los recortadores no exponen demuestra que no has visto muchos concursos de recortes porque raro es el concurso en que no hay algun incidente mientras que en las corridas de toros muchas veces no hay cogidas.

ademas que los toros que cortan los recortadores suelen ser de ganaderias que no quieren ni oir hablar los toreros.

No les quito mérito, aunque para mi los recortes son un deporte, espectáculos(el rejoneo también lo meto ahí). Carecen de la trascendencia artística de la corrida, aunque todo lo que sea potenciar la cultura taurina me parece de puta madre.
 
Becerro de oro rebuznó:
No les quito mérito, aunque para mi los recortes son un deporte, espectáculos(el rejoneo también lo meto ahí). Carecen de la trascendencia artística de la corrida, aunque todo lo que sea potenciar la cultura taurina me parece de puta madre.

Amen! asi se habla!!

;)


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Bah!..futesas de los periodistas, y de los foros temáticos; no hagas ni caso, sólo son losers asustados:


a) No has visto, cómo han desaparecido los camioneros y no han dicho ni "mu"...??; el asunto ya esta arreglado, hombre!; les han soltao la guita por debajo,como a los acomodadores le han dicho "no digais nada" y santaspascuas.

b) El euribor, la educación,el diesel..??; pues las terrazas reventar y los destinos turísticos a tope. Se acaba el mundo?? ...ahh! cuando..??

c) Por eso digo, que se fomente la Fiesta, que buena falta hace, para atraer el turismo sobre todo y por los puestos de trabajo que genera.


Todos llevamos dentro un matador de grana y oro, no lo olvides.


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El otro día iba yo en avión a Sri Lanka. De repente miro por la ventanilla
y veo que el ala éstá en llamas. El capitán nos dijo que nos ibamos a tomar por el culo. Pero de repente me acuerdo de que hay cacahuetes. ¡CACAHUETES! Todo el mundo en pánico, no se daban cuenta de que teníamos cacahuetes.¡Cacahuetes cacahuetes! y todo el mundo se tranquilizó. Porque había cacahuetes.
 
Becerro de oro rebuznó:
No les quito mérito, aunque para mi los recortes son un deporte, espectáculos(el rejoneo también lo meto ahí). Carecen de la trascendencia artística de la corrida, aunque todo lo que sea potenciar la cultura taurina me parece de puta madre.

creo que te equivocas, las corridas de toros vienen de los festejos populares y los recortes para mi no tienen demasiado de deporte ya que para quebrar y recortar un toro no hace falta que tengas buenas facultades fisicas y al igual que en el toreo tienes que conocer los terrenos del toro y todo eso.

sin embargo lo que si me parece deporte son los saltadores ya que ahi si que dependes de cualidades fisicas
 
Ruduli rebuznó:
Con menos. Que antes de los doce años pegan a otros niños y les dicen que José Tomás es el alma de Españia.

llevo un rato leyendote y no dices mas que tonterias. porque no te piras a otro subforo que nos tienes aburriditos?
 
creo que te equivocas, las corridas de toros vienen de los festejos populares y los recortes para mi no tienen demasiado de deporte ya que para quebrar y recortar un toro no hace falta que tengas buenas facultades fisicas y al igual que en el toreo tienes que conocer los terrenos del toro y todo eso.

sin embargo lo que si me parece deporte son los saltadores ya que ahi si que dependes de cualidades fisicas


Ponte tú, si tienes cojones, que seguro que estás tan gordo que en tu habitación solo cabes tú.
 
Ruduli rebuznó:
Ponte tú, si tienes cojones, que seguro que estás tan gordo que en tu habitación solo cabes tú.

que te crees que todo el mundo esta tan gordo como la foca de tu madre?

si conocieras este mundillo sabrias que hay mucha gente que no por tener un cuerpo atletico recorta mejor. ya que conociendo al animal y sus terrenos y querencias puedes saber como recortar un toro y salir del recorte andando
 
Ruduli rebuznó:
El otro día iba yo en avión a Sri Lanka. De repente miro por la ventanilla
y veo que el ala éstá en llamas. El capitán nos dijo que nos ibamos a tomar por el culo. Pero de repente me acuerdo de que hay cacahuetes. ¡CACAHUETES! Todo el mundo en pánico, no se daban cuenta de que teníamos cacahuetes.¡Cacahuetes cacahuetes! y todo el mundo se tranquilizó. Porque había cacahuetes.

Y fíjate que aterrizaste y andas aqui para contarlo...

No hagas caso, que el mundo no se acaba aunque algunos se empeñen, por que vén la Feria según les vá.

Tranki, que no pasa nada; no hagas caso a cuatro losers aficionados a la macroeconomia.


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Uncle Meat rebuznó:
Esto ya se discutió largo y tendidos en otro subforo y hubo unanimidad en que nasti de plasti. Además, ¿quién coño dice que la tauromaquia sea arte? Para mí es basura.

RAE:
tauromaquia.

(Del gr. ταῦ
ρος, toro, y μάχεσθαι, luchar).



1. f. Arte de lidiar toros.

2. f. Obra o libro que trata de este arte.








Habla con propiedad hijo de puta, tu opinion importa igual que la de una mierda seca.
 
La tauromaquia como parte de la cultura [editar]


Mosaik, por Bernard Sandoz (1909)


La fiesta taurina es de difícil explicación si no se admite su aspecto ancestral, tradicional y popular, además que el aspecto ritual fue la antesala del cultural. La cultura que ha cubierto siempre el discurrir histórico de la fiesta, da idea de su importancia: los toros de Goya, son diferentes a los de Picasso, y éstos a su vez diferentes de los de Manet o Lucas Villamil. La tauromaquia es ejercicio de múltiple comprensión, y puede ser admirada o criticada, pero sus componentes, ya citados, le permiten perdurar en el tiempo y generar amplio debate a su alrededor. De hecho el gobierno de España, a través del Ministerio del Interior, hace clara referencia al aspecto cultural de las corridas de toros en su reglamentación de las escuelas taurinas: "Para fomento de la fiesta de toros, en atención a la tradición y vigencia cultural de la misma, podrán crearse escuelas taurinas para la formación de nuevos profesionales taurinos y el apoyo y promoción de su actividad."<SUP class=reference id=cite_ref-3>[4]</SUP>
El filósofo José Ortega y Gasset explicaba que era impensable estudiar la historia de España sin considerar las corridas de los toros.<SUP class=reference id=cite_ref-4>[5]</SUP> Si muchos de los escritores y filósofos de la generación del 98, no gustaban de las corridas de toros, era porque la culpaban del atraso de la sociedad española. Así, Unamuno explicaba que no le gustaban las corridas, no porque fuese un espectáculo cruento, sino porque se perdía mucho tiempo hablando de ella y esto explicaba la formación cultural de sus espectadores. Ortega y Gasset, en su obra La caza y los toros, se extrañaba de que el toreo, siendo un ejercicio callado diese tanto que hablar. Posteriormente, la generación del 27 en su mayoría fue amante de la fiesta, sobre la cual escribieron, pintaron y esculpieron. Vale citar las palabras con las que Federico García Lorca manifestaba su abierto apoyo y gusto por la tauromaquia: "El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo".<SUP class=reference id=cite_ref-5>[6]</SUP> <SUP class=reference id=cite_ref-6>[7]</SUP>
Ortega y Gasset, al igual que otros autores como el académico José María de Cossío, realizaba un paralelismo entre las corridas de toros y la historia de España:
Afirmo de la manera más taxativa que no puede comprender bien la Historia de España, desde 1650 hasta hoy, quien no se haya cimentado con rigorosa construcción la historia de las corridas de toros en el sentido estricto del término, no de la fiesta de toros que, más o menos vagamente, ha existido en la Península desde hace tres milenios, sino lo que nosotros actualmente llamamos con ese nombre. La historia de las corridas de toros revela algunos de los secretos más recónditos de la vida nacional española durante casi tres siglos. Y no se trata de vagas apreciaciones, sino que, de otro modo, no se puede definir con precisión la peculiar estructura social de nuestro pueblo durante esos siglos, estructura social que es, en muy importantes órdenes, estrictamente inversa de la normal en las otras naciones de Europa.

Otros intelectuales contemporáneos, como Enrique Tierno Galván, subrayaron, en abierta contradicción con los del 98, el carácter socialmente pedagógico de la tauromaquia: "Los toros son el acontecimiento que más ha educado social, e incluso políticamente, al pueblo español". Y abundaba en el refinamiento del gusto artístico que supone para sus aficionados:
El espectador de los toros se está continuamente ejercitando en la apreciación de lo bueno y de lo malo, de lo justo y de lo injusto, de lo bello y de lo feo. El que va a los toros es exactamente lo contrario de aquel aficionado a los espectáculos, de quien dice Platón que no tolera que le hablen de la belleza en sí, de la justicia en sí y de otras cosas semejantes. El espectador de los toros no es un mero, un simple aficionado a lo espectacular, ni tampoco exclusivamente un entusiasta de la exaltación embriagadora, es, mejor que todo esto un amante del conjunto del cual, en cuanto acontecimiento, es parte necesaria.
Los toros acontecimiento nacional, E. Tierno Galván​

Una larga lista de escritores de varios países ha escrito exaltando el toreo como una parte importante del alma de sus pueblos. Entre los artistas vivos que defienden el toreo se encuentra el peruano Mario Vargas Llosa y el escultor y pintor colombiano Fernando Botero.
Las corridas de toros son también una importante actividad económica, que es una fuente de empleos y genera cuantiosos ingresos, principalmente por venta de entradas y derechos de televisión. Los festejos populares que organizan los ayuntamientos, coincidiendo con sus fiestas patronales (o con cualquier otra celebración), generan también un movimiento económico muy importante y moviliza una gran infraestructura (ganaderías, transportes, seguros, médicos y ambulancias, bandas de música, fuegos artificiales, cartelería...): se estima que en los pueblos de España se celebran unas 20.000 celebraciones taurinas al año, y se lidian unas 100.000 reses, lo que supone un gasto de unos 140 millones de euros anuales para que los toros corran por sus calles.
Por último, vale añadir que en Francia las corridas de toros dependen del Ministerio de Cultura, a diferencia de España, en donde dependen del Ministerio del Interior, lo que puede ser indicador de una mayor sensibilidad cultural en Francia con respecto a la tauromaquia.


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MR.Lupanares rebuznó:
RAE:
tauromaquia.

(Del gr. ταῦ
ρος, toro, y μάχεσθαι, luchar).



1. f. Arte de lidiar toros.

2. f. Obra o libro que trata de este arte.

De eso se trata, de aleccionar a lerdos como tú. Y, antes de pedirme que hable con propiedad, ya puestos en estos puntos, aprende a escribir, puto deficiente mental.
 
Uncle Meat rebuznó:
De eso se trata, de aleccionar a lerdos como tú. Y, antes de pedirme que hable con propiedad, ya puestos en estos puntos, aprende a escribir, puto deficiente mental.

Te has picado, jajajamuahahamuahahamuahaha

Emipiezo a entender que no te guste la tauromaquia ya que tienes cierta similitud con el astado, entras al trapo con una gran facilidad.


Me siento José Tomás bajando la manita ante el morlaco Uncle Meat.



pd.habla con propiedad cateto.
 
MR.Lupanares rebuznó:
Te has picado, jajajamuahahamuahahamuahaha

Emipiezo a entender que no te guste la tauromaquia ya que tienes cierta similitud con el astado, entras al trapo con una gran facilidad.


Me siento José Tomás bajando la manita ante el morlaco Uncle Meat.



pd.habla con propiedad cateto.

Viniendo del clon de un retrasado, que no hace sino tratar en vano de llamar la atención y de tocar los cojones en cada post, la verdad es que tiene su gracia.

¿Cómo es que no te han baneado ya? :1
 
Uncle Meat rebuznó:
¿Cómo es que no te han baneado ya? :1

¿Por que me van a banear?Un poco de respeto a la libertad de experesión.

Para que veas que soy buena persona te dejo una foto para que te hagas una paja, te entretengas un rato y olvides por un momento la vida de pobre amargado que te ha tocado vivir.


sapoil9.jpg


Se parece a tu padre pero tranquilo no es él, puedes dejar tu semen sobre el teclado como haces habitualmente.

Un cordial saludo.
 
No puede ser verdad. ¿Cómo es posible que una criatura así sepa escribir -mal, pero escribir al fin y al cabo- en un teclado?
 
Joder, sí que se ha animado este hilo, me gustaría entrar el trapo pero es que me parece absurdo broncochatear por este tema a no ser que seas un perroflauta vegeteriano o un forofo de la españa cañí, pero lo peor es que haya gente que todavía no había visto el gif de la firma de Max Power.
 
MR.Lupanares rebuznó:
RAE:
tauromaquia.

(Del gr. ταῦ
ρος, toro, y μάχεσθαι, luchar).



1. f. Arte de lidiar toros.

2. f. Obra o libro que trata de este arte.








Habla con propiedad hijo de puta, tu opinion importa igual que la de una mierda seca.

La rae también acepta CEDERRÓN, lo cual les quita toda la autoridad que pudieran haber poseído alguna vez.
 
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Origen de las Fiestas de Toros (1)
</TD></TR><TR><TD width="100%" bgColor=#ffff99 height=1>
Strábon –o Estrabón en castellano-, geógrafo e historiador griego, nacido el año 63 a. C., falleció el 19 de nuestra Era, en su “Geographiká” podemos espigar algunas noticias relacionadas con los toros –muy sucintas, en verdad- en el texto sobre Iberia, donde no estuvo jamás, pero que sobre ella tomó noticias de autores que le precedieron y que sí visitaron nuestra Península, como Polibio, Artemidoro y Poseidonio. Lo primero que Estrabón advierte es el parecido de España con “una piel de toro” tendida en el sentido de su anchura del Setentrión al Mediodía…”Y España está en Europa, la hija de Agenor, a quien Zeus raptó –según la leyenda griega- adoptando la forma de un toro.
Respecto a la Turdetania, Tartessós o las marismas del Guadalquivir, escribe: “… la navegación en los ríos es extremadamente peligros… En los esteros es el reflujo peligroso; en efecto, de modo análogo estos peligros aumentan en las pleamares, pues con la velocidad del agua ascendente, a menudo los navíos se quedan en seco. Ocurre también con los animales que pasan a las islas del río antes de la pleamar, sorprendidos por ésta, ya al subir, ya al bajar, suelen perecer por la falta de fuerza para luchas contra la corriente al intentar el regreso. Dicen que los toros, acostumbrados al hecho, esperan que se termine el reflujo para volverse entonces a tierra firme.”
“Parece ser que en tiempos anteriores llamóse al Betis Tartessós, y a Gadeira (Cádiz) y sus islas vecinas Erytheia. Así se explica que Stesíchoros, hablando del pastor Geryones, dijese que había nacido casi enfrente de la ilustre Erytheia, junto a las fuentes inmensas de Tartessós, de raíces argénteas, en un escondrijo de la peña.” El mito de Gerión o Geriones, rey de Tarttessós, de fondo histórico, simboliza el pastor de bueyes –o de toros-; alusión a la riqueza ganadera del valle del Guadalquivir, donde todavía se siguen criando selectos toros de lidia…
Pero lo verdaderamente relevante de los comentarios de Estrabón es cuando se refiere a la vestimenta y el carácter de los iberos: Los hombres de la Bastetania o iberos “van vestidos de negro, llevando los más el “ságos”, con el cual duermen en sus lechos de paja”. Este ságos –saco- es el que los romanos llamaron sagum, por ellos muy apreciados, pues se trataba de una prenda de vestir utilísima, a modo de manto, de lana, antecedente de la capa española –con la que se toreaba- y de la que se deriva la capa de torear…
En cuanto al carácter, tiene un fondo mitológico basado en la leyenda o fábula de los Geriones que se detalla en el décimo trabajo de Hércules, que se refiere al robo por éste de los toros de Gerión, al que se le atribuían tres cabezas, tal vez correspondientes a las tres más importantes cañadas, después llamadas “reales”, por donde se efectuaba la trashumancia, con sus triples cabeceras o sierra en lo que hoy se llama Avila, Segovia y León, en cuyas vías pecuarias, grupos de bandoleros robaban los hatos y rebaños de ovejas. Es cuando Estrabón dice:Entre los íberos hay varios grados de orgullo, a los que se unía un carácter versátil y complejo. Llevaban una vida de continuas alarmas y asalto, arriesgándose en golpes de mano, pero no en grandes empresas, y ello por carecer de impulso para aumentar sus fuerzas uniéndose en una confederación potente…”Como se puede apreciar, sólo un pueblo con tales toros y caballos y un genio como el que describe Estrabón respecto a sus naturales podía ser capaz de crear juegos tan arriesgados como los del toreo…
Acerca de los toros en la antigüedad de España, Moratín nos cuenta: “La ferocidad de los toros que cría España en sus abundantes dehesas y salitrosos pastos, tanto como el valor de los españoles, son dos cosas tan notorias desde la más remota antigüedad, que el que las quisiera negar acredita su envidia o su ignorancia, y yo no me cansaré de satisfacerle; sólo pasaré a decir que habiendo en este terreno la previa disposición en hombres y brutos para semejantes contiendas, es muy natural que desde tiempos antiquísimos se haya ejercitado esta destreza, ya para evitar el peligro, ya para ostentar el valor, o ya para buscar el sustento con la sabrosa carne de tan grandes reses, a las cuales perseguirían en los primeros siglos a pie y a caballo en batidas y cacerías.”
Desde el inicio del siglo XVII los madrileños aprovechaban cualquier ocasión para correr toros, mas bien en principio para que los nobles y caballeros los alancearan y rejonearan, al tiempo que algunos chulos comenzaron a lidiarlos a pie, en la Plaza Mayor.
Casi en igual sentido que Moratín, se pronuncia Nicolás Díaz de Benjumea, en su libro Costumbres del Universo, T. 1., cap. V, publicado en Barcelona en 1864: “Que la braveza de los toros en nuestro suelo había de dar margen a que los hombres estudiasen su particular condición en el ataque y en la defensa y tuviesen a gala vencer la furia y la fuerza con la maña y la astucia, es cosa tan natural y está tan en lo humano que no hay motivo para admirarse del espectáculo de la lidia como se hacía en los antiguo y con las modificaciones con que hoy se ejecuta.”
El escritor taurino Basilio Sebastián Castellano, en su libro multicitado, ya tenía cuando lo escribió en 1847 una idea al parecer muy clara del origen de las fiestas de toros, resultando interesante transcribir lo expuesto por él: “El toro fue tenido en todos tiempos por uno de los animales más útiles al hombre, razón por la que fue venerado en muchos pueblos antiguos como un dios, particularmente en Egipto, en que se denominó al toro sagrado Apis. D´Aucarvilole, en el capítulo 3º, página 137 del tomo 1º de su obre sobre el origen y progreso del arte griego, dice: Que el emblema del toro empleado antiguamente por los árabes bajo el nombre de Urotalt y de Adonaus y por los israelitas bajo el de Adonai, lo fue también por los persas bajo la dominación de Mitras o del Señor. Los griegos le dieron el nombre de Dionysino o de Baches y los egipcios el de Mnevis y de Apis. Se ignora, en cambio, cómo le llamaron los cimbrios (2) que del Asia le condujeron al Norte de Alemania, y de allí a Italia. Este emblema existe aún en el Japón, en la India y en la Tartaria, y se halla, en fin, en la China en el templo de Ma-Kala-tyen, cuyo nombre significa el Palacio del Buey-cornudo.”
Los pueblos de la antigua Galia tuvieron al toro por el dios de las selvas, y en sus templos, un ídolo de estaño –el becerro que adoraron los israelitas fue de oro-, o de bronce que le representa, era el objeto de sus adoraciones, siendo el juramento más solemne el que se hacía por él. Dice Plutarco de Queronea, historiador griego (46-120 d. C.), que en tiempo del consulado de Mario, un ejército considerable, compuesto de ambrones –tribu descendiente de los antiguos cimbrios-, teutones y cimbrios, después de pasar el ADILE para sitiar a Roma, propusieron capitulación a los romanos que habían defendido el fuerte, jurando por su toro de bronce, observar las condiciones del tratado. Añade el historiador que después de su derrota, el cónsul Cátulo hizo llevar a su casa este toro, como un glorioso despojo y como el más precioso monumento de su victoria. Asegura Gregorio de Tours, que adoraron al toro los galos, tal como los israelitas y cuatro mil años después los celtas, ya que Servir en sus monumentos célticos, se halló una cabeza de toro en oro, imagen que llevaban los celtas en sus enseñas militares. Baudelot dice que el toro es tal vez una alegoría de la paz de que gozaban los pueblos bajo la dominación romana.
Por esta razón y porqué en él se explicaban muchas cosas de utilidad y del culto gentilicio que le colocó hasta en el cielo como una de las principales constelaciones, se le dedicaron multitud de versos, de medallas griegas y romanas, como puede ver el curioso en la voz Toro del diccionario numismático de Gusseme, siendo España uno de los pueblos que más prodigaron este uso, como se advierte en las medallas de los municipios y las colonias romanas en este país y de que habla el padre Flórez en su obra así titulada y el haber dado su nombre en Castilla a una célebre ciudad que aún se conserva (3). Hasta tal punto, que algunos autores hacen la fiesta de toros de origen español, anterior a las venaciones romanas, a cuyo fin citan monumentos.

</TD></TR></TBODY></TABLE>
 
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Origen de las Fiestas de Toros (2)
</TD></TR><TR><TD width="100%" bgColor=#ffff99 height=1>
Resulta un connotado contraste entre la actitud del jesuita Juan de Mariana, que en la “Historia General de España”, publicada en 1820, no haga mención alguna, a todo lo largo del siglo XVI, de la fiesta de toros y menos de éstos, con la de Fray Francisco de Alcocer, que en la ciudad de Salamanca, publicó en 1559 el “Tratado del juego”, del que hemos tomado parte de su Capítulo LIII, que trata “De los toros.” Se trata de una obra interesantísima ya que podemos considerarla clave, pues es un eslabón o eje central, en la evolución del toro y del toreo, de cómo se corrían hacia mediados del siglo XVI, centuria a la mitad del II milenio que estudiamos. El citado Capítulo no tiene desperdicio. Deja claramente al descubierto que el correr toros es uno los regocijos preferidos ya desde entonces por los españoles. Ya en aquellos tiempos estaba en el aire la pregunta de si las corridas de toros eran lícitas o no.
Alcocer nos dice que “… lo Reyes y Príncipes que tenemos y habemos tenido todos son y han sido Cristianísimos y celosos de desterrar de sus Reinos vicios y ofensas a nuestro Señor. Y pues que permiten esta manera de regocijo, de creer es que lo hacen con acuerdo y parecer de personas de letra y conciencia, y así que el tal uso se puede tolerar y tener por lícito. Por la otra parte y que no sea lícito, hace que vemos que apenas se corren Toros en que no haya muerte de hombres y otros heridos y lisiados. Y cuando los Toros no han hecho semejante carnicería, decimos que no valieron cosa alguna: y cuando mataron o hirieron muchas personas, decimos que fueron muy buenos los toros.”
Al Nuevo Mundo llegaron en el siglo XVI más de 100.000 españoles y, sin duda, la mayoría de ellos llevaban esa visión de la mala o buena calidad de los toros según las víctimas humanas que ocasionaran. Lo que resultará curioso al lector es saber lo que ocurre en cada una de las fiestas que se dan en casi todas las rancherías mexicanas y para la que nos puede servir el mismo ejemplo: Las citadas fiestas carecen de interés si durante la celebración, en la que corre el tequila, el Don Pedro, de Domecq, y otras bebidas, muchas de ellas “pirriaques”, como si fueran ríos, no muere uno de los festeros y si son dos la fiesta fue extraordinaria. Este autor estuvo en una de ellas y algunos decidieron –un español valía por dos- que sería una de las víctimas, pero gracias a Dios, fue informado el cacique del rancho a tiempo, mi buen amigo D. Alfredo Montoya, hijo (*), por uno de sus confidentes y apresaron al asesino en cierne. Jamás volví a asistir a otra fiesta en una ranchería.
(*) Ganadero de bovinos, caprinos y ovinos con más de 40.000 hectáreas, en la ranchería de Bañón, Municipio de Villa de Cos, del Estado de Zacatecas, a 10 kilómetros de “Rogitanillo”, el rancho de los Hermanos Huerta.
Fray Francisco hace mención también de que entre los doctores que de esta materia tratan también hay variedad de opiniones. Unos doctores, y no de pequeña autoridad, salvan y aprueban el tal ejercicio y regocijo, así de parte de los que en él andan con que tengan aviso y diligencia en tener tan cercana la guarida –el burladero- y adonde ampararse cuando sean perseguidos por el toro y se vean en peligro, “como parte de los que dan autoridad y consienten correr los toros: como provean que en el lugar donde se corran los toros no haya niños –en la Plaza Real de El Puerto de Santa María hay niños hasta en el apartado de los toros-, ni viejos –los callejones de nuestras plazas parecen asilos de ancianos-, ni mujeres, ni cojos, ni enfermos, ni otras personas que si por allí estuviesen probablemente peligraría.”
Y aún añaden los dichos doctores “… que se pueden hacer estatutos –es la primera vez en la historia del toreo que se habla de reglamentos- y confirmarse con juramento que tan día haya y se corran toros.” Por lo que, conforme con esta opinión, se dieron muchos casos en los que algunas personas en sus testamentos mandaban que dieran toros para “correr y regocijar la fiesta…” Nada debe extrañarnos que ya desde entonces, “en las universidades famosas –como las de Alcalá de Henares y Salamanca- y donde hay varones eminentes en letras y de grandes conciencia, cuando recibían algunos las insignias y grados de Doctores, se corrieran toros para celebrar la efeméride: “lo cual no es verosímil que consintieran si el tal ejercicio fuese malo y no se pudiese usar dél sin ofensa a nuestro Señor. Otros doctores dicen que correr toros es caer en pecado mortal: y que todos los que dan dineros y consejos para que se corran, pecan mortalmente, los señores, y Regidores de las ciudades, villas y lugares que tal mandan, consienten, favorecen y ayudan. Porque todos estos consienten en el peligro de muerte probable que hay en el corres de los toros.”
Para Alcocer, “… la resolución verdadera de esta dificultad depende de ver si el tal ejercicio es de suyo peligroso y de que se siguen muerte.” Los doctores que están de acuerdo con el correr toros dicen “…que de suyo no es peligroso sino descuido de los que se ponen en peligro.” Lo que están en desacuerdo, dicen “…que es peligroso por las muertes que suceden cada día en los toros.” Se calculaba aquellos años que en las Plazas Mayores de las ciudades y en los circos repartidos por todos el reino de España morían entre 100 y 200 personas. Por eso desde entonces se atacaba la fiesta brava basándose en que “…ejercicio y regocijo de donde sucede tal carnicería y muerte de tantos hombres, de gentiles es más que de cristianos: inhumano es por cierto y diabólico y que se debe desterrar de las Repúblicas Cristianas…, para ocuparnos en cosas santas y buenas y que son más conformes a lo que Dios quiere de nosotros, y a la obligación que tenemos de servirle y amar a su divina Majestad…”
Sea como fuere, el protector de la fiesta se permite hacer las siguientes conclusiones:
1ª. Los que están a favor: “El ejercicio y regocijo de los toros es lícito y se puede hacer sin pecado si se tiene cuenta con que no muera ni peligre alguno: como sería si les cortasen las puntas de los cuernos –desde entonces se anuncia el afeitado-, o los llevan atados con recias maromas, o guindaletas.” Ya no hace falta maromas, con la invalidez biológica que sufren cuatro siglos después es más que suficiente.
2ª Los detractores: “El ejercicio y correr los toros de la manera que en nuestra España se usa, es razón para que destierren de estos reinos los Reyes y Príncipes, por permitirse que mueran tantas personas al correr los toros.” En cambio, apoyaban las Justas, juegos de Cañas, correr Sortija, etc., que realizaban los caballeros.
3ª “Cosa indecente es que los arzobispos, obispos, religiosos y otros prelados calificados se hallen presentes al correr toros. Porque son regocijos profanos y en los que muchas veces suceden muertes y otras liviandades que no conviene autorizar con su presencia personas que tienen estado de perfección como las tienen los susodichos.”
4ª “Los que andan en el coso a pie, y se ponen a torear y desjarretar toros, no pecan mortalmente cuando se ponen tan cerca de alguna barrera o de otro lugar donde se pueden acoger o en otra manera son tan avisados y diestros, que es verosímil y probable moralmente que el toro no les pueda tomar si no sucede alguna grande desgracia…”
5ª Es la conclusión más cargada de opiniones. Unos dicen que los toreros muertos por asta de toros no deben ser enterrados en campos santos, es decir, que no tienen derecho a una sepultura eclesiástica. Otros doctores, que sí, como es la opinión de Alcocer.
6ª y 7ª Se refiere que ni los caballeros alanceadores ni cuantos estén en lugares seguros viendo correr toros, no pecan mortalmente. “Y aunque alguna vez haya acaecido morir alguno de tales, ha sido por desdicha que le sucedió.”
8ª En esta última conclusión el ataque más directo va dirigidos a los que cometen el “grande abuso, y estilo más gentílico que cristiano es, dejar escrito en los testamentos que se corran en tales fiestas toros, y hacerse juramentos de estos por los pueblos.”
</TD></TR></TBODY></TABLE>
 
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Origen de las Fiestas de Toros (3)
</TD></TR><TR><TD width="100%" bgColor=#ffff99 height=1>
Como resumen de lo anteriormente expuesto, podemos decir que la personalidad del español está vinculada a la del toro bravo, por lo son elementos de la civilización y del carácter español. Y es que España se ha diferenciado del resto de los países europeos en la persistencia y regusto del culto al toro. Diríamos que existe una muy específica relación con él: “…esa vieja relación varias veces milenarias del hombre español con el toro bravo”, de la habla don José Ortega y Gasset, Julio Caro Baroja, Álvarez de Miranda y Blanco Freijeiro, coinciden en ver elementos religiosos en esa relación hombre-animal. Don Francisco Jordá Cerdá, en revisión crítica, reconoce que no existen pruebas concluyentes de que existiera un dios-toro en el mundo ibérico, aunque sí hay ideas y prácticas religiosas en que el toro es agente de fecundidad, personificación de corrientes fluviales, enlace con divinidades celestes o astrales… y la adoración de la riqueza en el culto al becerro de oro.

Ya lo dejó escrito el gran Fernando Villalón, en los primeros capítulos de su Taurofilia Racial. Su pensamiento se vistió de un lujo imaginativo muy andaluz. Dejemos que el mundo de los refinados tartesios lo cuente él y nadie más que él. Un día pisó el gran poeta sevillano y ganadero de escasas virtudes, con sus botos camperos, el suelo lacustre de la marisma rociera y exclamó: “Fue aquí, exactamente aquí, donde tuvo su origen el toreo.” Y añadió: “El mundo consta de dos partes: Cádiz y Sevilla.” Se refería, claro está, al mundo civilizado.
Y es que Villalón cita a nuestra “Tacita de Plata”, porque para nuestra Evolución del Toreo son fundamentales los sonidos y olores de la Bahía de Cádiz, ya que ella comenzaron a sonar las castañuelas entre los dedos de una “romana de Cádiz” –como lo pudo ser de una romana cartagenera-, bailaora de gracias remotas, de cintura cimbreante. Lo afirma el historiador hispanoromano Marcial: “Telethusa tortura y consume a su antiguo amo; él la compró en otro tiempo como esclava y hoy la rescata como querida.” Con los años, nos lo explicará la música de don Manuel de Falla, tan gaditano como juncal Telethusa.
El origen de la fiesta, interpretado desde México, tiene interesantes perfiles. Hace decenios, el director de un periódico de la ciudad de México, don Hernández Llergo, le solicitó a Solares Tacubac, que escribiera algo de origen de la tauromaquia, para el Almanaque Taurino y él le dijo:
- Pero ¿ha comprendido usted todo lo arduo de la tarea que me encomienda? Para hacer historia sobre el origen de la Tauromaquia, han ocupado volúmenes reputados escritores y no consiguieron su finalidad. Dejaron bastantes incertidumbres y muchas lagunas, muchos claros, multitud de épocas sin estudiar y pormenorizar, -le respondió.
- Sí. La he medido, la he comprendido y por ello dije algo, esto es: unas anotaciones. Arrégleselas usted como pueda. Concretando y sin perder su interés.
- Bueno. Procuraré complacerle y deseo que no resulte refrito, que provoque las sátiras de nuestros amigos. Escribir de historia aportando originalidad es difícil, y se vuelve imposible cuando hay que sintetizar. Emprendo la comisión y ... ¡Allá usted, en primer sitio, por ser el principal culpable! Y estoy en lo dicho. Haré algo.
“No es conocido el nombre del primer humano que fue torero, ni tampoco la reseña -pinta, encornadura, kilos y ganadería- del primer astado que se lidió. Dicen, que la necesidad es madre de la ciencia. Concediendo al vocablo ciencia el sinónimo convencional y familiar de artimaña, probablemente el deseo de que el toro no fuese holgazán, que comiera sin trabajar, y la necesidad clara que hubo de aprovecharse de la pujanza de bicho, hicieron que el primer torero, el paradisíaco Adán, lo fuese por absoluta necesidad.
Y tal supuesta afirmación, ésta hipótesis -probable, como todas las hipótesis- no es de mi propiedad exclusiva, sino que la he de coparticipar con aquel insigne taurómaco, don Santos López Pelegrín, Abenamar ¡Casi nadie! Adelante, que no voy en mala compañía.
Nuestro padre Adán, decía, fue indudablemente, el primer torero. Siguieron los postreros -quizá sin que hayan recibido alternativa- y llegamos a un torero, famoso por el dominio que tenía manejando la capa, que en aquel entonces tendría otro nombre, pero sí había el mismo uso. Ese famoso capeador, fue el venerable y bíblico Noé. Para cumplimentar el mandato de que en el Arca habían de navegar un par de animales, macho y hembra, de cada especie, a fin de asegurar la reproducción, tuvo que hacer entrar a una vaca y a un toro. La vaquilla, iría al encierro dócilmente, obedeciendo a la voz de Noé, pero... ¿y el toro? ¡Hubo que recurrir a la artimaña, y esto ha de haber sido toreándolo con la capa y en fuerza de lances, primero corriendo por derecho y luego, ya en las cercanías de la quilla del Arca, a dos manos, abanicando o mandileando, para hacer que entrara. Allí adjunto una estampa que corrobora mi afirmación. Obsequio de don Pascual Millán.
La Tierra, nuestro mísero planeta, que es tan pequeña entre los del sistema planetario de Copérnico; quedó seco, luego de haber sido inundado por el Diluvio. El arca, encalló en el Monte Ararat. Salieron del encierro Noé y sus acompañantes... Hubo aquella fenomenal papalina... La dispersión de los hijos de Noé, para sustituir las razas fundamentales del género humano. Y, sin embargo, tenemos que establecer el origen de la Tauromaquia en España. Para ello tenemos que dar un salto y plantarnos en la Península Ibérica, para estudiar otra de las etapas de la Tauromaquia. Aquella en la que fue considerada no artimaña necesaria, sino placer, distracción. Dejo, pues, la broma, aunque haya quien en serio lo haya tomado.
No está perfectamente definido cuáles de los grupos que tuvieron por residencia a la Península, fueron los que hicieron un entretenimiento del toreo. Los historiadores vienen desde los Celtas, continúan por los Romanos, siguen por los Visigodos y terminan por los Mauritanos. El Conde de las Navas (Don Juan Gualberto López Valdemoro y Quesada -por apellidos no ha de quedar), toma el origen desde los Celtas, fundando su parecer en el estudio de lo que estaba grabado en aquella histórica piedra encontrada, en 1774, en las excavaciones hechas en los cimientos de las murallas de la ciudad de Clunia (Actualmente: Villa de Peñalva).
Lo que tiene grabado ese piedruzco -con caracteres celtibéricos, defiende Erro, en su obra sobre la lengua vascongada, que estas fiestas fueron anteriores a los romanos en España, pues siendo este monumento pétreo anterior a Julio César, que fue el primero, según Plinio (libro 8, capítulo 45) que ofreció este espectáculo en Roma, no cabe duda de que nuestros hermanos españoles tuvieron esta fiesta nacional, de la que tal vez sean autores, antes que los romanos-, es para don Juan Gualberto y otros notables investigadores de asuntos taurómacos históricos, prueba concluyente de que los Celtas fueron toreros. Que se atrevían a matar toros -(bueyes, porque de eso tiene trapío el representado en la Piedra, diría yo)- frente a frente, sirviéndose del escudo o rodela a guisa de muleta, y del chuzo o espada -en la estampa no está claro lo que es- como del actual estoque, bien apropiado y fabricado en la actual Valencia.
Pero, don Pascual Millán, enmienda la plana, asegurando que la tal Piedra de Clunia nada arguye, en conclusión. Que ciertamente las corridas de toros tienen su origen en el pueblo hispano y no provienen desde época tan remota. Son de relativa reciente partida de nacimiento, partida que se encuentra haciendo el estudio de la numismática antigua (estudio de las monedas, por si algún chato del entendimiento no sabe lo que eso significa). Los toros de piedra se siguen viendo en Salamanca, Ávila y Segovia, si no acreditan ser obras anteriores a los romanos como quieren algunos autores, pertenecen por lo menos muy al principio de la irrupción de los romanos en España. Somorrostro defiende que los toros de piedra que aún subsisten en Segovia son anteriores a la dominación romana, porque en sus formas manifiestan una remotísima antigüedad, lo que puede verse en las láminas de su obra sobre el Acueducto y otras antigüedades de Segovia, impresa en *1820.
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Ruduli rebuznó:
La rae también acepta CEDERRÓN, lo cual les quita toda la autoridad que pudieran haber poseído alguna vez.


Acabarán aceptando también "miembras", vaticino.
 
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