Freddie Mercury Jr rebuznó:
Quien mejor que tu para hablar de dialogos expositivos.
Mensaje corto para no dejar cabos que lo pongan en evidencia. Sutil referencia a su labor de enseñante. Firma gafawannabe sobre arte de un ruso escrita en ingles. Debe ser Sirano.
Charles Widmore rebuznó:
Estoy de acuerdo con Freddie Prinze Jr. En lugar de eso podrias abrir uno sobre cine onirico de serie B, saldriamos ganando todos.
Firma simple y sin gracia. Alusión al impacto que le causó mi análisis de Pesadilla en Elm Street sustentada en la leyenda de Píramo y Tisbe. Debe ser Rarito. O Yeims, que yo los confundo a veces.
Que malo es conocerse y, sobre todo, resultar predecible. A ver si variáis un poco el repertorio. Que sois monocordes. Siempre con lo mismo. Dale y dale. Una y otra vez. Qué pesados. Es como si yo estuviese todo el rato hablando de lo mismo, no sé, Rubén, por ejemplo.
Bueno, ayer vi esta amez que nos propone Jark.
Como todos sois muy cultos, obviare la referencia a Welles y La Guerra de los Mundos para pasar directamente al meollo. La cinta enraíza en la mejor tradición del cine ingles de denuncia social. Se nos presenta un hogar desestructurado, sin una presencia masculina que lo dote de sentido, autoridad, orden y concierto. Lo paranormal actúa como mero pretexto para señalar las desgracias cotidianas que asolan a seres femeninos que viven solos. Tenemos una madre desquiciada, incapaz de gobernar su hogar; tenemos una hija adolescente rebelde, incapaz de forjar su personalidad sin los límites que impone un padre; y por último tenemos a una hija pequeña bastante maleducada por la falta de una figura masculina de referencia.
La obra reabre el debate entre lo real y lo verosímil. Desde un planteamiento realista, con una presentación remarcada por la autoridad que la ciencia tiene en nuestros días (presentación del equipo técnico, la cámara térmica, los sensores, el "ingeniero", la "doctora", etc.) consigue crear un crescendo en el que lo sobrenatural es deglutido por el ciudadano medio como algo verosímil a pesar de su absurdo. Se consigue demostrar una vez más que respetando una serie de axiomas y principios de autoridad, se tiene una base necesaria de la que derivar las mayores de las tonterías que el humano-masa traga sin rechistar.
A pesar de ser un producto profundamente inglés, he conseguido empatizar con los personajes, dado que cada uno representa un rol con el que identificarse en algún momento: el escepticismo del presentador, el sufrimiento de las víctimas, la expectación de los reporteros o la entrega de la doctora. Así pues, no se pueden negar sus cualidades artísticas, ya que trascienden lo meramente local. Un buen producto de entretenimiento más allá de la curiosidad que puede despertar el impacto que tuvo en su día su emisión. La prueba está en la influencia posterior que ha tenido y que, sin embargo, nunca ha conseguido estar a la altura del original.
Genialidad absoluta el cuadro del fantasma encima de la chimenea.