Huele a ciénaga; ese asqueroso y penetrante olor atlético que busca extenderse y prolongarse por el mundo, prácticamente irremediable, incluso para los tornados y ciclones que intentan sacudirlo; ese hedor atlético que parece imparable, que cala hasta las entrañas y se arremolina para azuzar con aún más violencia, durante kilómetros y kilómetros, pero en particular allí, en Lisboa, donde quiere entrar y asolar las murallas que le separan de la gloria; quiere traspasar la atmósfera y ser eterno; anhela grandeza y victoria; lo sabe, lo sabe; lo ha visto desde las alturas, desde lo más alto, y busca, con certera precisión, cual francotirador en Sarajevo, cobrarse su última víctima; LA VÍCTIMA.
Pero hoy no. Hoy, el coloso dormido, despertará de su letargo y, con violencia nuclear, aplastará y derruirá todo lo que se asome por entre sus límites; hoy, el gigante blanco, aunará imperio, libertad y furia; durante años, hemos cercenado la oportunidad de volver a nuestro escalón, pero hoy no; hoy somos desobedientes, drásticos y precisos; somos el arma que aplacará cualquier contratiempo u oposición; seremos insolidarios con el mundo, irreverentes, reaccionarios; seremos un crimen sin resolver, porque en este puto juego de 22 jugadores, para superarnos, se ha de acudir a un curso, y ese curso lo impartimos nosotros; hoy forzaremos y arramblaremos con el poco tacto que nos muestren; seremos la extorsión del vencedor, y procederemos, como un cirujano, a diseccionar cada mínima porción de nuestro enemigo, lo analizaremos, lo escrutaremos, lo tallaremos en vidrio, lo congelaremos y, finalmente, lo partiremos en millones de trozos sin alma; tergiversaremos la historia, desafiaremos a los insurrectos y mantendremos nuestra lucha encarcelada en la prisión del que se siente ganador, del que ha vivido en la opulencia; mostraremos la mejor de nuestras sonrisas, porque nuestro triunfo se tornará en un patíbulo de maldad y venganza; hoy, entraremos en vuestra casa, atléticos, pisotearemos vuestras alfombras, reventaremos vuestras salas de estar, incendiaremos vuestras habitaciones; tendremos el descaro, para colmo, de ofreceros, burlonamente, limpiar todo lo que nosotros hemos ensuciado; porque somos el Real Madrid; porque somos ese monstruo implacable que lleva escribiendo la historia del fútbol durante más de un siglo; porque nosotros no buscamos formas legales de matar; nosotros asesinamos y después preguntamos; porque somos la fiebre nerviosa que os hace sudar por las noches; ese temblequeo incontrolable que no permite que encontréis la paz; somos un huracán de problemas y asco que no teme a nada; estamos, de nuevo, en la brecha, y hoy, más que nunca, nuestros gritos retumbarán en vuestras cabezas hasta el desmayo; PORQUE HOY, HERMANOS, HOY…
¡¡¡HOY LLEGA LA DÉCIMA!!! ¡¡¡LA DÉCIMA!!! ¡¡¡LA DÉCIMA!!! ¡¡¡LA DÉCIMA!!! ¡¡¡LA DÉCIMA!!! ¡¡¡LA DÉCIMA!!! ¡¡¡LA DÉCIMA!!! ¡¡¡LA DÉCIMA!!! ¡¡¡LA DÉCIMA!!! ¡¡¡LA DÉCIMA!!! ¡¡¡LA DÉCIMA!!!