Niandra rebuznó:
La gente inteligente, ante burdas discusiones como estas, simplemente pasa e ignora al supuesto ofendido.
No. Si tuviera que callarme ante las burdas ideas de los demás, no hablaría nunca.
De hecho, cada vez que alguien dice cualquier idiotez (el 99% del tiempo) yo no acudo a mi opinión para rebatirlo, sino a decenas o cientos de recuerdos que demostraron que esa idea era incorrecta.
Por ello hablo básicamente por una cuestión de karma: creo que si ayudo, se me ayudará. Pero no ellos. Ni vosotros. Vosotros no podrías enseñarme a mí ni ayudarme en nada (enseñarme sobre Filosofía, vivir, obviamente no me refiero a conocimientos).
De hecho, todo lo que decís lo he leído u oído mil veces. Y mis opiniones en ningún lado.
Sobre las rusas: tampoco. Mister4 siempre hace gala de un pensamiento trabajado pero esta vez no ha dado. Las mujeres rusas son distintas a las brasileñas y a las mexicanas y a las angoleñas. Es cuestión de estadística, de mayorías. Esas estadísticas se rigen por muchos factores identificables. Y aparte, se hallan las circunstancias.
Voy a contar dos ejemplos reveladores y cierro.
Estando en la universidad conocí a dos tipos: un tenista profesional y otro estudiante de treinta años que había vivido en República Dominicana.
El tenista había estado unos meses en Angola. Me contaba que allí había 10 o 12 mujeres por hombre debido a que habían vivido unas cuantas guerras civiles. Contaba que los papeles sexuales estaban invertidos. Él salía a una discoteca y las mujeres le iban entrando igual que aquí a una tía buena: (estimando) a razón de cinco o diez moscones por noche + 10 piropeando + 10 mirándole lascivamente con intención de ligar + 20 mirando lascivamente sin intención directa de ligar.
Me contó que las mujeres en los bares se daban navajazos por los hombres, no recuerdo si lo vio, si se lo contaron.
Aclaro que él era un tipo serio de 30 años, deportista, alto, guapete y con dinero y cochazo. No tenía necesidad alguna de contarme una bola o presumir de eso.
Bien, pues teoría de Mister4 desmontada: salí con él de discotecas dos fines de semana, y nada. Alguna le miraría a lo lejos y poco más. Lo cual revela dos cosas: la inutilidad, estupidez y lorealismo brutal de las españolas que ante un tipo de esa valía lo ignoran. Y, su inverso, en el otro país. Y, aclaración quisquillosa: él no hablaba de que a él lo adoraban en Angola, hablaba de que a TODOS los adoraban en Angola.
Lo de República Dominicana no lo voy a desarrollar: lo mismo pero a menor escala. El tipo acostumbrado a que se le tiraran encima las mulatas pasaba ochenta kilos de las españolas, y para rememorar a veces se iba de putas.
O sea, no.