Hace muchos años vino un médico nuevo al pueblo. Por lo visto las fuerzas vivas del pueblo tenían costumbre de gastarle su inocentada a los que venían nuevos. Al medico se lo llevaron a cazar en pleno mes de julio y a medio día.
Al hombre de dio una pájara en mitad del secano y estaba solo, los otros se ve que estaban a la sombra partiéndose en culo y bebiendo vino.
Manuel se lo encontró como un barbo fuera del agua y se lo llevo al cortijo donde los refresco.
Manuel fue a buscar ayuda y se encontró con el alcalde, el boticario y alguien mas, seria el cabo de la guardia civil, fijo. Fueron con el y se lo llevaron.
Unos días después el medico fue a agradecer a Manuel su ayuda. Estuvieron hablando y se entero de que también era cazador. Unos días después le regalo su escopeta. Una Víctor sarrasketa
Hasta aquí mas o menos normal. Pero no. La escopeta trajo mas cosas.
Un tiempo después vino el alcalde que se había enterado de que Manuel tenia semejante arma y dijo de cambiársela por otra, y este se negó. Un tiempo después probo otra vez y otra y otra. Después de varios intentos probo con dos escopetas, y tampoco. El último intento fue llevarse la escopeta por la cara, recordándole a Manuel su pasado republicano y que podía perder la escopeta y mas cosas, por no decir que podía perderlo todo. En esto Manuel fue a por ella, y delante del alcalde le metió los dos cartuchos y le dijo que ya que iba a perderlo todo lo iba a hacer con razón. Le recordó que ya mato a un alcalde falangista en león durante la guerra y que no le importaría volver a hacerlo, que le gusto la sensación cuando lo hizo la primera vez. Y entonces le pregunto si seguía queriendo la escopeta.
Ya no pregunto mas por la escopeta el alcalde.
La escopeta sabia todo el pueblo que era para mi, incluida la guardia civil. Fueron muchos, incluidos picoletos los que preguntaron por esa arma y siempre dijo que era para mi. Que yo la cuidaría y que no la vendería nunca