Intimidad y validación
Si bien el enamoramiento está considerado actualmente como el inicio ideal de una pareja, como se ha señalado, se trata de una emoción y como tal es algo en sí mismo volátil. Por lo tanto no se puede considerar como el elemento que va a cimentar las relaciones de pareja duraderas y felices. Una vez que el enamoramiento, como emoción fuerte, ha pasado lo que queda es algo más duradero, la intimidad y la validación.
La intimidad ocupa el primer lugar en la jerarquía en los objetivos que se buscan en la pareja. Cuando se pregunta cuál es el primer objetivo en el matrimonio la mayoría afirma que es tener a alguien que te escuche y te entienda, es decir, con quien puedas expresarte sin límite y que puedas obtener un refuerzo por lo que en otros ambientes serías menospreciado (Markman y Hahlweg, 1993).
La validación en la pareja implica una apertura total, una autorrevelación, que puede incluir hechos y sentimientos que podrían ser castigados socialmente, que va a ser recibida por el otro con aceptación. Así se construye la intimidad. Cordova y Scott (2001) presentan una definición conductual, afirman que es un proceso que se inicia con una conducta de autorrevelación de elementos que nos muestran débiles y vulnerables y que podrían ser usados en algunos contextos sociales para administrarnos un castigo; sin embargo la respuesta del otro es de aceptación, o al menos no es castigada. La autorrevelación seguida por aceptación genera un sentimiento de calidez y apoyo que es una consecuencia de la intimidad y nos predispone a continuarla.
Además de la autorrevelación hay otros elementos que la construyen como son las manifestaciones de afecto o el sexo (Van den Broucke et al., 1995). El sexo, generalmente, implica la existencia de una cierta intimidad y su práctica la potencia de forma significativa. Sin embargo, el sexo no la implica necesariamente, además del sexo con prostitutas existente desde siempre, en los últimos tiempos, frecuentemente, se dan relaciones sexuales sin necesidad de la más mínima intimidad en adultos y adolescentes (ver por ejemplo del fenómeno del hookup entre los adolescentes (Paul, 2000))
La expresión de cualquier emoción, entra dentro de la definición de intimidad de Cordova y Scott, las muestras de afecto y la práctica del sexo son elementos precisos para mantener la intimidad en la pareja y también la aceptación asociada. En la autorrevelación, con el tiempo se da una habituación, lo que era peligroso revelar al principio de la relación se hace natural, ya se sabe que va a ser bien recibido. Mantener el proceso contando cosas que nos hacen débiles o criticables en otros contextos es otro factor que mantiene la intimidad, e implica que las conductas castigables tienen que seguir dándose. La validación se tiene que dar e incluir una gran mayoría de conductas, no solamente las que podrían ser castigadas socialmente, sino también aquellas que podrían recibir refuerzo social, sean reconocidas y reforzadas por la sociedad o no. Nos importa más la opinión de los allegados que la social.
Si bien el enamoramiento como emoción nos predispone a la aceptación incondicional del objeto de nuestro amor, cuando el enamoramiento se hace más débil, la aceptación se ve mediada por los usos y normas sociales, por las influencias externas y por los criterios personales. Entonces se rechazan y castigan determinadas conductas y se establecen unos límites a la intimidad, que permiten la convivencia armoniosa. Si esos límites no se dan, la relación puede resentirse ya que se pueden estar admitiendo conductas en contra de las propias creencias e intereses. No todo es positivo en la intimidad, se trata de aceptar y validar conductas que pudieran ser rechazadas socialmente, se puede dar intimidad asociada a elementos no deseados como el consumo de drogas, etc.
Como todos los aspectos de la pareja, la intimidad tiene una vertiente social. La pareja es un componente de un grupo más grande y dentro de él tiene que mantener su diferenciación y su exclusividad, es decir, la capacidad de hablar de “nosotros” dentro del grupo mayor. El aspecto social de la intimidad es el grado en que se mantiene la privacidad de la relación con otros, como las familias de origen, los amigos, etc. (Van den Broucke et al., 1995). La privacidad en la pareja significa una separación de la familia de origen para ser una unidad diferente y prioritaria sobre padres y hermanos. Las dificultades que surgen por no haber construido la independencia son muy importantes. Se deben tanto a la falta de capacidad de los padres para dar autonomía a sus hijos y dejarlos que se independicen, como de la fallo de los miembros de la pareja para implantar la independencia. Desde este punto de vista la intimidad es la base sobre la que se constituye la pareja como entidad social independiente.