wetamir rebuznó:
...cosa muy bien dichas y con mucho sentido
saca-al-tarado rebuznó:
...lo mismo que el compañero de arriba....
Enhorabuena, ahora me toca a mi soltar mi ladrillo de cada dia, que como suele ser habitual defenderá la opción contraria a la que cualquier forero con un mínimo de coherencia apoyaría. Coincido plenamente en la dictatorial e inapelable dependencia del físico que sufren las mujeres y como su jerarquia de desvanece como la espuma en cuanto las primeras fracturas comienzan a abrirse paso en sus sabrosísimas carnes. La naturaleza tiene un ritmo muy concreto y pragmático y no duda en promocionar con aureos dones a aquellos especímenes cuya fertilidad se encuentra en apogeo, al mismo tiempo que degrada hasta la nausea a aquellos otros en los que las posibilidades de obtener una fecundacion óptima son menores. La vida abriéndose paso a golpe de ovulación por mucho que el Cosmo nos pretenda encender la entrepierna con el mito de la cincuentona hipersexual "en el mejor momento de su vida"
Hasta aqui coincido con el tono general del discurso, pero rebasado este punto debo situarme al otro lado del camino. En absoluto ejercer la cabellerosidad y la diligencia marital te arroja a los abismos del ninguneo y la pérdida de autoridad. Rechazo empíricamente la idea de que aquellos hombres que obran con prodigalidad y entrega son desposeidos del atractivo oscuro y pendenciero de los castigadores de discoteca y los matones de barrio. Un hombre seguro de si mismo y de su valìa no tiene miedo dar lo mejor de si a la persona que merece recibirlo. Las putas con tendencias masoquistas y las iletradas adoradoras de los coches tuneados no cuentan, por supuesto.
Lo importante no es acto en si, sino la genésis, el útero donde se cocina, la autoridad de la que emana. Ser atento y solícito como medio de encadenarse desesperadamente a un ser caprichoso y pueril, como patético intento de garantizarse un mínimo de atencion, una dependencia ficticia de la otra persona hacia el bienestar material y el cuidado minucioso de su ego que le proveemos, es merecedora de una ejecución lenta y dolorosa. No es esa actitud la que defiendo.
Caballeros, demos importancia a los matices y admitamos que no es lo mismo plegarse, que condescender. No es lo mismo actuar por miedo a las represalias que por nobleza espíritu, por poseer un alma generosa y sin complejos a dar lo mejor de nosotros mismos. En el primer caso nos encontramos ante un esclavo, en el segundo caso ante un hombre libre sin miedo a perder su jerarquia natural, porque conoce perfectamente cual es su terreno y sabe distinguir perfectamente las amenazas de las simples sombras.
Convertirnos en un ser airado y con modales espartanos, un hombre con tacto de esparto que rechina los dientes antes de pronunciar una palabra, no nos hace mejores ni nos eleva sobre nadie. Personalmente renuncio a convertirme en un centinela de mi virilidad, un hombre con la escopeta cargada, racionando enfermizamente la dosis diarias de mis sonrisas y mis dádivas. Confio en mi encanto para el amor, en el desarrollo fácil y necesario de los hechos, en el encuentro y en el orden natural de las cosas y las personas...oh yeah, cada dia estoy peor...
