Lo del esfuerzo es una patraña, casi tan grande como lo de la suerte. Está claro que el que da con la tecla de un negocio o pega un buen braguetazo lo tiene todo hecho, pero puedes pasarte la vida entera buscando la suerte que no la encontrarás.
La suerte es el argumento de los envidiosos y pusilánimes que contemplan la fiesta desde fuera. Algo muy manido que he recibido muchas veces por parte de gente cercana, y de suerte nada, me he dado muchas hostias y me he vuelto a levantar, y eso es algo que va en el carácter.
He tratado desde la infancia con mindundis, conformistas y gente que va a rebufo de los demás. Esos son los que esgrimen el argumento de la suerte cuando ven a otro pasarles por la derecha fumando un Cohiba.
En la esquina contraria están los que también iban a rebufo, pero para aprovecharse del trabajo ajeno y ganarles al sprint sin dar un puto relevo. Esos chavales que siempre fueron espabilados, que sabían explotar como nadie y sacar rendimiento a los medios con los que contaban. Los que siempre se hacían con los cromos más jodidos de la colección, a los que nadie tocaba en el recreo porque sabían rodearse bien, los que aprobaban sin estudiar una mierda utilizando todo tipo de argucias, los que después entraban por la jeta en los garitos, volcaban bolsas, ligaban más y se desenvolvían como nadie cuanto más espeso era el lodo, los que siempre tenían billeteh en el bolsillo y nadie sabía cómo, esos sí eran masters de la ingeniería social y no esos que cambian la contraseña de hotmail con la pregunta secreta del nombre de la madre.
Los que sabían medrar en el ámbito laboral para trabajar menos que nadie y figurar más que el resto para salir en la foto, los que hacían el bypass a los superiores y hacían la envolvente a compañeros que dificultaban su escalada. Esos que "sabían deslizarse por el agudísimo filo de la navaja de esta speedica ciudad" Sabina dixit.
Los que bordean la legalidad en los negocios obteniendo buenos réditos...
Todos estos, tenían siempre esa viveza, ambición, lucidez, hambre, y la puta mirada del tigre. Nunca vi en ellos un patrón común de esfuerzo, trabajo o suerte.